25 años de Aventuras

Más de una vez he pensado y expresado la idea de que Aventuras de Kirlian eran un grupo punk. No tanto por la ideología (que son de Amara y Aiete, coño) sino por la sonoridad antisistema: intentad ubicad el sonido sencillo e ingenuo de estos chicos de Donosti (o LBV) en el maremagno sonoro de la época. Había que tener cojones para defender esas melodías, carajo. A veces veo grupos desconchados en el Dabadaba y me acuerdo de ese momento no vivido en mis carnes pero sí en mi mente. Más allá de pelos cardados y telas negras largas…¿Cómo coño sería un concierto de Aventuras en el 87?

De Aventuras/Le Mans me ha gustado siempre su libertad. No hay más que ver lo que hace Single ahora. Es lo mismo pero 2.0, que dirían ahora. Siempre hicieron lo que les vino en gana, hasta que se aburrieron – o les pesó el nombre- y decidieron ponerle F-I-N a esa época popera. Me gusta recordar que querían tocar con dos bajos. Que fusilaban sin miedo a Orange Juice o Marvin Gaye. Que eran un pequeño orgullo para quienes en el cole andábamos por otros caminos sonoros (De alguna manera, sus 25 años también han sido los míos. Gracias a Peru empecé a adorar el formato base-caja). Y que hacían grandes canciones de pop.

Aquel punk se acabó asimilando (con perdón, que en este caso hablamos de minorías) como los Ramones acabaron en una camiseta de H&M. Es una pena. El paso del tiempo ha trivializado un disco que, sin querer nacer profundo, sí que tuvo su relevancia contemporánea y una envidiable forma de entender el pop. Sin olvidar unas melodías que hoy, 25 años más tarde, siguen sonando preciosas