Joel Alme: “A Tender Trap”

No es la chaqueta, es saber llevar los puños de la camisa por fuera de la misma con elegancia y buen porte. Joel Alme lo sabe, tal y como demuestra en esta tercera obra “A Tender Trap” (spotify)

Porque lo normal, lo comprensible, lo humano, es caer en la tierna trampa de sus canciones, construidas sobre cimientos que nunca, jamás, fallarán si se sabe empastar piedra y cola. Orquestaciones que con Elvis sonaron cual magma volcánico y que aquí llegarían a tales niveles a nada que la batería hubiera tenido más feeling. Partituras que progresaron como en las canciones de Bob Dylan, que se aterciopelaron con Dusty Springfield y que nos embaucaron con (sin vergüenzas, a corazón abierto, como Madonna y su «sagarra, yo!» ) Julio Iglesias.

Sobre ellas canta el sueco de la voz libre y reverberada, demostrando que la palabra single sigue teniendo vigencia como “liebre en prueba que busca record del mundo”. “A tender trap”, the song, es todo lo nombrado y más. Es amor a los 70 y sus pianos contrapicados, es mirar de reojo a Belle and Sebastian a la hora de pintarlo todo de pop. Con esos acordes que no quieren quedarse quietos donde les toca. Con esa elongación de joven crooner. No, hombre, como Jaime Collum no. Como Richard Hawley, pero feliz, coño.

[vimeo]38766911[/vimeo]

La tierna trampa no era tan solo un juego de palabras con el título de este CD inhallable en nuestras cubetas nacionales. Porque entramos en el turbio asunto del pez y la cola. Las canciones, preciosas y magnas, te revierten a otras épocas igual de radiantes que ya conoces.

Gracias a eso, puede, éstas se disfrutan con mayor gozo. Pero no evita que tengamos esa sensación de dejavu, de pensar en un ejercicio de estilo clásico que quizás, solo quizás, no consiga más adeptos de los ya enamorados. Confiamos a ciegas en que las grandes canciones –las de Joel lo son, TODAS. Las regulares se compensan con facilidad- floten sobre cualquier líquido.

[Related: Gracias, dinero público]