Un festival de muchos caracteres

Esta es, y no otra, la agenda del blogero que el viernes noche se paseó por las zonas abiertas y gratuitas (hasta puntos envidiosos) del Jazzaldia 2009. Contada de manera casi Twittera. Porque esa es otra de las maneras de vivir el Festival. Sumando ideas.

23:00. El taxi nos deja en el lateral del Kursaal, desde donde se ve un buen montón de gente. «Perdón, perdón» es nuestra tarjeta de presentación para atravesar el pequeño espacio entre las sillas, las mesas y las barras hosteleras. Se nota que ya es fin de semana.

23:05: ¿Puede ser que este tema sea del primer disco de U2? El grupo bordelés Calame no puede ser más francés. Si Italia tiene su particular forma de entender el pop de masas, una suerte de música festiva e irónica (no hay más que ver a su presi), el país vecino también los tiene bien cimentados. El siguiente tema parece construido en las vacaciones marroquís de Benjamín Biolay.

23.12: Nos paramos tras un grupo de chicas. Hacemos la prueba del algodón. «Hola ¿Cómo se llama esta banda?». Se miran entre ellas. «Pues no tengo ni idea. Pero son muy buenos».»Sí, sobre todo el chico que canta». En el siglo XXI lo musical también se mezcla con términos más terrenales. Las zonas gratuitas siguen siendo paseos realistas: Buscando fichajes entre el montón.

23:28: Seguimos con el Tour de Francia y nos elevamos a la terraza superior. Allí nos topamos con el dúo «Thee Standed Horses y Ballaké Sissoko» cantando en el idioma de Zidane. La carpa está cerca de su tope de ocupación. Con sus inconvenientes. Una abrazada y cariñosa pareja de damas no para de pedir silencio en la zona de atrás. Comienza suave pero acaba casi al mismo volumen que los «paracaidistas» que pueblan la barra, en un intento tan educado y justo como baldío. Por lo menos aplauden al finalizar cada canción.

23:35: ¿Han visto ustedes alguna vez una kora? La de Sissoko es cuando menos curiosa. Parece una calabaza, o un mapamundi. Con dos mástiles. ¿Será la versión más heavy de ese instrumento africano?


23:59: A la curiosa hora de las entradas de las actuaciones de medianoche (parece que el sistema de ticket teme el cambio de día) Yann Tambour, el standed horse de la cita, coge su guitarra y canta como un romántico Donovan acertado. Un Travis solitario y acústico con contrapunto africano. La gente le responde con una salva de aplausos. La mezcla de artistas es, cuando menos, curiosa. Y bella.

00:17: «Sería mejor si la actuación se hubiese realizado en un recinto cerrado». Las chicas del silencio se resignan, mientras sacan al entrenador de futbol jazzero que todos llevamos dentro y opinan sobre la alineación ideal de los equipos musicales. Es una frase habitual, que se escuchó en los corrillos de Animal Collective y se llenó de ironía a la hora de mencionar a Micah P Hinson: «Si, un recinto cerrado. A cal y canto. Y bien lejos de Donostia». Pero no hay que ser injusto con los promotores. Ellos buscan acertadamente traer a la ciudad la mayor variedad posible de jugadores. Su ubicación debe ser algo cuestionable, sobre lo que se puede opinar, pero siempre secundario.

00:30: En el Jazzaldia el espacio más corto entre dos puntos no siempre es la línea recta. Buscando evitar el tumulto bordeamos el Kursaal por su cara más conocida para acercarnos al Escenario Verde, el grande. Comenzamos a escuchar de fondo las melodías de Facto de la Fé y Las Flores Azules. Por el camino nos encontramos con amigos que acaban de casarse y rockeros locales felices como unas castañuelas por haber sacado esta misma semana la plaza fija en el mundo de la enseñanza. Lo celebramos con ellos.

00:43: Momento «envidia» para los lectores. El patrocinador cervecero ha reservado el lateral del Escenario Verde para que toda la troupe de invitados, músicos y managers pueda disfrutar de manera tranquila de las actuaciones del principal recinto gratuíto. El económico adjetivo es extensible al coste de las cervezas en el lugar.

00:47: No todos casan con la marca verde. El paseo hacia la zona del espigón nos demuestra que los asistentes más jóvenes prefieren el jazz con otra espuma. La de la botella de litro cervecero.

00:56: No busquen nombres concretos en este texto. Pero los hay que, atendiendo a la ingesta líquida, estuvieron cerca de cambiar la acepción de este «hospitality» (que así se llama el reservado) por otras más medico-sanitarias. Otros huían del concierto de Facto de la Fé como los personajes de alguna peli catastrofista de los 70. «Dios, vaya música más aséptica». Tampoco era para tanto. Quizás es que estuvieran «Faltos de la Fé».

01:12: Un hurrah por la persona que cuenta los asistentes. Menudo trabajo más complicado. Nosotros solo vemos gente. Mucha. Él es capaz de sumar 7500 personas. Lo dicho: Mucha gente.

01:23: Las pompas de jabón vuelan sobre el escenario. Un momento casi naif que casa a las mil maravillas con la mezcla de pop y hip hop dulce de los catalanes Azules.¿Hip-Pop? Puede valer como definición. Blando en lo primero, blando en lo segundo.

01:24: Micah P Hinson ha dado un concierto, pero ha alimentado muchas leyendas urbanas. Hablamos con su manager nacional, quien nos cuenta que la espalda del tejano está hecha un cisco, con las juntas apoyadas en milimétricas uniones. El artista lleva un parche medicinal realmente peligroso en el brazo. «Es uno como el que mató hace poco a Jay Bennett, el antiguo miembro de Wilco. La mezcla de medicamentos se le «explotó» mientras dormía».

01:27: Los catalanes llegaron a la ciudad con su formación más completa. El trío habitual se acompaña de hasta 6 músicos extra. Unos tocan instrumentos de viento, otros las cuerdas. Otros parecen colegas invitados a la fiesta sin más. Todos juntos homenajean a los Flaming Lips recuperando la estrofa de arranque de su «Race for the Price». No es la única ofrenda de la noche. Sin más acompañamiento que sus voces, las flores catalanas interpretan la popular tonada marinera «ixil ixilik (dago)».

01:30: Encuentros en la oscuridad: «Felicidades! ¿Cuantos años cumples?»»Estoy viejo ya, tengo 39″.»Bah, estas hecho un chaval, ¡si no llegas ni a tener temperatura para la Gripe A!»

01:34: ¿Como es posible que ni la Guardia Urbana ni los agentes de Movilidad hayan detenido a esta chica con esa falda tan corta? Seguro que esta penado por las legislaciones de todo el mundo.

01:42: La palabra del día: Eurosmith. Robada de un post en Jenesaispop sobre las erratas periodísticas de un concierto de Madonna. Glorioso.

01:50: Demasiado ejecutante para tan poca chicha. Nosotros también nos ponemos el disfraz de «extras» y nos perdemos entre la marabunta que abandona casi despavorida el lugar.

10 comentarios en «Un festival de muchos caracteres»

  1. en la arena no se hubo desbandada, ellas no paraban de moverse extasiadas, y ellos no paraban de extasiarse. Todo el mundo quedó encantado con el rapeo buenrollista para txotxitos blancos. Seguro que suenan hasta en ajuriaenea.

  2. muy agradable de leer. a ver qué cuentas sobre hoy, que creo que habrá bastante que contar.

  3. War on Drugs estuvieron muy bien.
    Black Joe Lewis en cambio, no pasó de correcto. Voz justita, y canciones, pocas.

  4. en lo segundo de acuerdo, Jon. En lo primero, algo menos. Cuando se ponían vaporosos se despistaban un poco

  5. war on drugs a mí me pareció que entre canción y canción se hacían un tanto eternos, demasiado tranquilos para mi gusto.

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