Sin decir adiós

¿Oye, ese no es el chelista de los Tindersticks?¿Quieres entrar al bar a saludarles?”

El concierto donostiarra de la banda franco-inglesa ya es historia, y la banda departe lustrosos caldos de barrica con hielos en el Museo del Whisky mientras a nosotros nos sirven una copa digna del mejor gaztetxe punk. Y nos quedamos mirando a la banda. Sin dar el paso. No hubiera sido digno hacerlo.

Hace 15 años habríamos sacado un bolígrafo y un papel, y forrado a flashes los iris de los músicos. Hace 15 años. Cuando conseguías dos discos al  mes, y no 4 al día. Cuando nuestras intensidades no morían en la vida diaria. Cuando aún no éramos carne de la Generación N. De Nostalgia. La que comienza a ver el gimnasio como una necesidad y no un complemento y paga sin reproches 25 euros un sábado y otros tantos un martes para (empezar a) recuperar turbaciones pasadas. Y sueña con asistir a un ATP, y no a un concierto normal.

Por todo eso no disfrutamos hasta la extenuación emocional con el concierto, mientras nuestros compañeros aplaudían efusivamente, como si estuvieran en un estreno de una ópera de Puccini. Nosotros no. No de manera tan expresiva.

Y eso que el concierto fue impecable. Excelso. Intachable. Bien comandado por su característica principal, el hombre que de pequeño se cayó en una marmita de Vibrato. Tindersticks sigue demostrando lo sencillo y a la vez muy muy complicado que resulta hacer buenas canciones con unas estructuras muy sencillas. Pero no estábamos dispuestos a recuperar el tiempo perdido, a estudiárnoslas como si el día del concierto tuviéramos la reválida. Decidimos ir a pelo, a dejarnos llevar. Y ahí fallamos. Nosotros.

Porque en la zona media del evento, ese espacio pausado habitual de las bandas entre el arreón inicial y el climax final en el que ponen sus canciones más lentas (y habitualmente más nuevas) , nos evadimos. Entramos en una canción de aire soul y decadente y salimos de ella a los 20 minutos. Sin mayores recuerdos. Con cierta rabia por el puntual pobre repaso (“City Sickness”). Mientras recordábamos acordes, y nos fijábamos en los que ponía la banda, complicados como los de un ejecutor de eucaristía.

Volvíamos la vista atrás, a Benicassim, a este mismo Victoria Eugenia antes de la renovación. A unos 20 años en los que nos sentíamos solos a la hora de defender estas músicas, y los teatros llenos nos llevaban la contraria. Y por esa «vista atrás» no pudimos disfrutar del presente. Por eso no era justo, digno, saludar a los músicos en aquel bar. Si nos apasionábamos con la pureza, no tenía sentido la relativa impostura.

Y nos fuimos sin decir adiós.

Nota: Fascinada ha colgado un par de vídeos de la velada.

20 comentarios en «Sin decir adiós»

  1. asko gustatu zait idatzi duzuna Amodio jauna,
    Ederra hausnarketa eta guztiz identifikatua sentitu naiz..
    kontzertua zer moduzkoa izan zen ez naiz enteratu, baina egia esan… etzait gehiegi inporta ere

  2. Ikusi nituen taberna horretan sartzen, etxerako bidean… Jakin banu barruan zinela sartuko nintzen…
    Ados nago zure iritziarekin, kontzertuari ezin zaio ezer leporatu, niri gustatu zitzaidan, banda ondo aritu zen, Staples bikain ahotsarekin… baina Tindersticks hau ez da duela 10 urtekoa… «City sickness» nahiko pobrea geratu zen, bai, eta disko berriak, ondo egon arren, leku gehiegi hartu zuen nire gusturako. Goitik behera jo zuten, eta apenas begiratu zuten atzera… «My sister» jo zutenean oroitzapen ugari etorri zitzaizkidan burura, 1996. urte hura…
    Galdera bat: tronpetista Terry Edwards zen?

  3. Google Imagesek esan dit baietz, bera zela, Tindersticksen lehen diskoan parte hartu zuena, geroago Gallon Drunk taldean aritu zena… Pozten nau taldearekin berriz ikusteak…

  4. Tabernan, gaztelaniaz nahiko ondo hitzegiten, Tinderstickeko lehen bateria zegoen. Badirudi donostiar batekin, edo hemengo neska batekin ezkonduta dagoela, Amaia zuen izena etxean zegoen andrea eta…

  5. yo no he estado en ese concierto, no veo a tindersticks en directo desde 1998, pero sé que has retratado mi opinión de lo que ocurrió allí ayer. mi única duda es si el problema es nuestro, de ellos, o de ambos. casi seguro que de ambos.

  6. Yo creo que de ambos. O más nuestro, porque su fórmula sigue sin tacha ejecutante, se ve que es un camino bien continuado. Pero falto de un poco de chispa para nosotros.

  7. Ederra idatzi duzun testua!
    Igual lehenago ikusi dituzuenok zerbait gehiago espero zenuten, baina estraineko aldiz Tindersticksekin gozatu genuenontzat zoragarria izan zen. Nik asko disfrutatu nuen: soinua paregabea, perfektua iruditu zitzaidan, baita musikariak ere. Baina egia da askotan gertatzen direla horrelako desengainuak asko gustatzen zaizkizun taldeekin, batez ere ondo baino hobeto ezagutzen dituzunekin. Eta egia da askotan gauza perfektuak ez direla onenak.
    Ongi izan!

  8. Qué deficit hay en los blogs musicales en euskera, no? para que todo el mundo venga (y bienvenido sea!) a hablar aquí… 😀

    Ez da desengainua izan. Hori talde txarrekin gertatzen da. Atzo hitzegiten zidaten, baina ez nuen jaramonik egiten.

  9. Beno, hala eta guztiz ere… urtea ongi hasi dela dirudi kontzertu aldetik behintzat…
    que se sigan organizando conciertos de este tipo para llevarnos pequeños desencantos y darnos cuenta de que nos hacemos mayores ( Patxilok ulertu dezan)

  10. Yo hubiera ido a verlos al teatro Calderón de Madrid (ahora conocido con el espantoso nombre de Teatro Haagen Dasz) pero a 40 euros el asiento me tiró patrás. Si vamos dos y si incluimos un cangurito para cuidar a los txurumbeles la cosa pasa muy por encima de los 100 euracos y, qué queréis que os diga, para eso me compro un buen montonazo de CDs.

    Es que las clavadas de los conciertos está alcanzando dimensiones ridículas. Como no vendemos CDs físicos lo compensamos con precios elevados para que nos veais en un escenario, y tampoco es eso, digo yo …

  11. Aquí estaba subvencionado, y el precio no era tan astronómico, creo…

    Pero sí, los conciertos suben que es un primor. Mas no veo adecuada la comparación. De los discos cobraban mas bien poco estos grupos antes. Y de los conciertos ahora cobran 100 veces mas. Y en mano.

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