Me encanta el olor a punk por las tardenoches

La culpa es mía. Por tonto e ingenuo. Me pienso que todo el monte es orégano y claro, todo me sabe a pizza recalentada. Si es que…hay que ser…en fín.

No te puedes acercar a una recreación pensando que en su día ya viste (escuchaste, más bien, asimilaste, hiciste tuyas) las obras originales. Y hace veinte años, nada menos. Que me dices que fue el mes pasado, pues vale. Pero, dos décadas…

Por eso acabé enfurruñado tras ver a Dean Wareham y sus amigos tocando canciones de Galaxie 500. Nada empresarial, es solo personal.

El norteamericano no me engañó, porque ya dijo que eso era lo que iba a hacer. Pero es que la magia original es muy difícil de repetir (“Listen, The Snow is falling”, su versión de Yoko Ono, puede ser un claro ejemplo). Como esas personas que se topan con antiguos amores y piensan que quizás pueda haber un retorno feliz a unos sentimientos idealizados ya.

Con cara de haberse levantado hace unos minutos y haberse calzado lo primero que vio en la bolsa de viaje, Dean vino en formato trío, al que se sumó el guitarrista de la banda valenciana Polar como rasgador rítmico en un escenario que como siga elevándose con el paso de los años va a acabar situándose en la estratosfera. ¿No está más alto que en 2010? Demonios, lo parecía.

Más cerca de Luna que de los vehículos iniciales, con algunos momentos acertados y otros cuya emoción tuvo que salir de mi bolsillo, el espectáculo tuvo muchos adjetivos positivos entre mis compañeros. Así que háganle caso a ellos. Yo soy un platónico imbécil que chista porque todo no está bañado en reverb y los ritmos originales se basaban en base-caja a lo Moe Tucker y no toda una batería.

Menos mal que las Vivian Girls estuvieron presentes para salvarme la noche. Y la vida. Qué alegría de concierto, que suciedad pop, que mala hostia tatuada en los brazos y expresada en los acordes que sonaron tan limpios y perfectos que se antojaban indignos para su propuesta de paredes desconchadas.

Con un comienzo centrado en la parte más melódica de su “Share the joy”, lo que vino a continuación fue un bonito cabreo. Underground y con pocas concesiones al virtuosismo, sin olvidar jamás la melodía pero tocando rápido y fuerte, haciendo honor al apellido Ramone que la guitarrista se ha calzado tras su nombre artístico a modo de homenaje. Arrasando la playa, recuperando las energías y maravillas que ahora le faltan a los ilustres despeinados. Bravo. Bravo. Bravo.

Lista de Galaxie 500: Flowers, Pictures, Snow storm, When will you come home, Temperatures rising, I’ll keep it with mine, Strange, Summertime, Don’t let our youth go to waste, Blue thunder, Tugboat, Listen the snow is falling, Ceremony, 4th of July, Decomposing trees.

Lista Vivian Girls: Never See Me Again, Can’t Get Over You, I Heard You Say, The Other Girls, Wild Eyes, Take It As It Comes, Lake House, I Won’t Be Long, Vanishing Of Time, I Have No Fun, When I’m Gone, Death, Sixteen Ways.

4 comentarios en «Me encanta el olor a punk por las tardenoches»

  1. Lo que si aluciné fue con la cantidad de emociones que se pudieron crear en su día con Sol, Do y Re. Todo el rato. Durante diez temas. No creo que tocaran otros acordes.

  2. Yo disfruté a medias con Wareham. Estaban las canciones, algunas grandisimas, pero a veces, como dices, faltaba la magia. Creo que esta vez la playa no ayudaba y a Wareham le vi un poco desganado. A ‘Blue Thunder’ le quitó casi toda la letra no? «Blue thunder, blue thunder, blue thunder…» Pero de todas formas, como decía, yo disfruté en bastantes momentos.

    Vivian Girls bien. Como unas Shop Assistants con un corde menos y revolucionadas

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