
Podía haber sido Casi Ramone, por enlazar los temas iniciales sin apenas pausa desde ese PC que recogía, sin proyectar, paseos en coche por la dureza viaria de EEUU en su Toyota Corolla.
Podía haber sido Carrie Ramone, con ese “No, is the last song” grave – tras un concierto de voz timbrando casi aguda -como respuesta a la animosa petición de que tocara más piezas-.
Pero fue Cassie Ramone.
Cassie la dolorida, la frágil, la dura, la última DIY (como bien definió Estanis en Bluesky), la redentora. Nuestro corazón favorito de 2024. La amante de los juegos vocales en blanco y negro. La heredera castigada de Jessica Pratt.
Concierto punkgrabado
La defensora de las mil y un virtudes del lo fi acelerado de The Shop Assistants. La punk por la brevedad del concierto y los sonidos de guitarra acústica tras pasar por los pedales. Y por renegar de ofrecer un concierto de coffee shop, como bien apuntó a los organizadores. Entiendo que se refiere a un concierto de cantautor con tres focos y una silla
La reverberada por querer huir de su propia voz hasta en los interludios. La que tiró de batería, alguna guitarra, aquella voz y el bajo pregrabados porque los músicos que iban a venir con ella de gira al final no subieron por la escalinata del avión. A algunos este hecho les sacó del concierto, a otros no les importó tanto.
Capricho inspirador
El capricho del Dabadaba nunca tuvo mejor ejemplo, y Donostia pudo disfrutar de esta joya del underground en ambiente selecto y bastante educado. Los discos estaban a 30 euros, así que allí se quedó nuestra potencial compra.
Fue una cita con contrastes compositivos de gran gancho general. Si aún se montan grupos después de ver conciertos éste sería, sin duda, un buen acicate para los dubitativos.
Una vida cañón (y tal)
Pero en temas de redención pocas autoras podrán ganar a Judee Sill. El reciente film sobre su vida es una buena mezcla de canciones bellas y elevadas y una vida tan peleada como azarosa.
Fue la chica del Cañón más tortuosa, de inicios difíciles, curaciones parciales, melodías extrañas para los usos de la época – y posteriores-. Una confianza en sí misma que luchó contra todos los elementos y, como apunta Waves Blood en la película, buscó la salvación en un Jesús tan divino como amado de forma corpórea.
Admiración tortuosa
No hay más que atenerse a la evolución de su discografía para ver la búsqueda de ese camino curativo en un mundo, el discográfico, siempre cruel en su arte complicado. Guiado por una voz en off que evoca una entrevista con Sill, los famosos entrevistados saben mantener la educación, el respeto y la admiración por esta autora con el paso de los años.
A nada que hayas buceado en su vida conocerás muchas de las historias contadas. Pero el film sirve como guía cronológica de las adicciones y sanamientos, la línea creativa de unas composiciones que mezclaban folk, orquesta, movimientos barrocos y góspel eclesiástico. Complicado entonces, complicado ahora, impresionante siempre.
La madre del cordero
A fin de cuentas, ella es una de las pocas personas en el mundo que nos puede poner los pelos de punta en el final de más de una canción