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Etiqueta: Txuma Murugarren

Txuma Murugarren: «El orgullo de Bilbao».

Quién más quien menos ha visto, escuchado o viajado en el Pride Of Bilbao, un mastodonte marítimo bautizado como ferry que se encargaba de unir nuestra pequeña Euskadi con Portsmouth (Gran Bretaña).

Hablo en pasado. Porque a finales del 2010 la orgullosa mega-txalupa pasó a mejor vida. Como le pasó a la capital vizcaína de la metalurgia, la roña, los tonos rojizos y el ambiente cargado y oscuro, lleno de esas heroínas que tienen poco de valiente. Unos pasajes que Txuma Murugarren ya pudo observar en su ciudad de nacimiento (Errenteria) y que alcanzó cotas de parque temático en la gran ciudad vasca, ahora «donostializada» en palabras del cantante que el pasado viernes actuó en Donostia.

Txuma es un autor de otro tiempo. Amante de las historias de barra de bar y la melancolía del serrín. Que pasa del cabaret arrabalero que tan bien se adapta a su voz rota -y que en Lugaritz intuimos en más de un pasaje sin que llegara a estar en primer plano- para abrazar otros sonidos con total independencia creativa y mucho gancho escénico.

Su cita donostiarra tuvo mucho de viaje. Las ejecuciones de sus nuevos temas tienen mucho del rock clásico USA. Con esas guitarras sucias, lavadas a la piedra y esos ritmos tan atractivos que se apoyan en las melodías contagiosas y adictivas. En eso se parece a su colega Rafa Rueda. Aunque Murugarren es más directo, más conciso e impactante. A destacar el par de temas con los que cerró el bis. La enrabietada ‘Proposamena’ fue una auténtica maravilla digna de, por nombrar a alguien, Will Johnson y sus Centromatic.

También hubo tiempo para descubrir sus amores por los medios tiempos y los crescendos que alcanzaban aires épicos en los punteos de un guitarrista a un pedal de delay pegado. Una fórmula en la que Murugarren se siente como pez en el agua.

Mas guardemos una salva de aplausos para la segunda fila visual. Porque toda opción ejecutante es sencilla y seductora si se cuenta con un dueto rítmico de la altura de Beltrán-Hernández, un seguro de vida sobre un escenario. Presencia y elegancia que permiten al resto explayarse. Disfrutamos de la nueva chaqueta sonora de Murugarren, un autor que, coja el camino que coja, sigue mostrándose muy atractivo sobre un escenario.

Txuma Murugarren: El elegante actor secundario

Nadie podrá negar que Txuma Murugarren es un buen narrador. Gusta el autor vasco nacido en Errenteria pero criado en el Gran Bilbao de charlar entre temas con frases que en muchas ocasiones completan el significado de las canciones anunciadas y en otras no dejan de ser perdigonazos a la diana.

En su actuación donostiarra acertó, por ejemplo, a la hora de criticar que tengan que ser las Casas de Cultura quienes organicen los conciertos que nadie más monta o que sea realmente complicado humearse o refrescarse en dichos espacios.

Los afamados rockeros que pasaron por el Velódromo de Anoeta (Barricada y compañía) centraron la atención y los focos del viernes. Ellos fueron el centro del universo cultural, la reunión populosa visible desde esas carreteras y aviones de los que tanto habla Txuma en sus canciones. Pero hubo otros, pocos, que quisieron ver la belleza de lo secundario y sucumbieron al encanto del autor del que les hablamos.

Lauaxeta: Lauaxeta All Stars

Día: 24-11-2005
Lugar: Teatro Principal (Donostia)
Asistencia: unas 250 personas.

Se acercaba a nuestra lluviosa capital la gira de presentación del disco “Ehungarrenean hamaika”. Un trabajo que recupera las poesías de Esteban Urkiaga “Lauaxeta”, grabadas ahora bajo la batuta del músico Rafa Rueda.

Bueno, lo de batuta es un decir. Porque Rueda y el resto de músicos que le pusieron el fondo sonoro a la actuación del pasado jueves le pegan al pop rock de tintes norteamericanos con un gusto exquisito.

Un esquema, el rockero, no muy empleado a la hora de recuperar textos pasados, habitualmente presentados bajo abrigos mas relajados y tradiciones folk. Pero si se hace con encanto y devoción, con ganas de ponerle nuevos abrigos a letras pretéritas, y con una calidad ejecutante fuera de toda crítica, el resultado no puede ser más reconfortante.

Los dos centenares largos de asientos ocupados del donostiarra Teatro Principal disfrutaron del suave arranque del evento. La actriz Argia Gardeazabal, desde la platea del teatro, arrancó con una de esas emocionantes narraciones que se sucedieron a lo largo del concierto. Y al igual que en el CD, Gari fue el encargado de inaugurar el micrófono con su sentido “Bertso zarrak”.

Por el atril pasaron el resto de voces participantes en el homenaje al periodista y defensor de la cultura vasca fusilado en la Guerra Civil. Tras el ex Hertzainak le tocó el turno a Eñaut Elorrieta, cantante de Ken Zazpi. Es “Mendigoxaliarena” una canción preciosa a la que la habitual fuerza del vizcaíno imprime una pasión contagiosa.

Mikel Urdangarin inauguró los momentos pausados del concierto con la sentida “Loretan”. Rafa Rueda se guardó para sí mismo la preciosa “Kanta Ariña”. Composición de raíces melódicas más norteamericanas que, y con perdón de la comparación, los aros de cebolla.

Jabier Muguruza, el dandy del Bidasoa, susurró de manera bucólica “Zelayetakua”, mientras Francis Diez (Doctor Deseo) mostró la casta habitual sobre el escenario, aunque ahora tocase cantar en euskera.

El eibartarra Markos Untzeta suplió la anunciada baja de Anje Duhalde. Su “Otsokorena” sonó cercana a las tensiones mantenidas de Bob Dylan. Xabi Strubell (Zura) narró en “Neskatxu Gorrixka Bati” uno de los momentos más enérgicos de la noche.

Xabier Montoia trajo la paz sonora al escenario, con su delicada versión de “Liparra”. Txuma Murugarren decidió salirse del esquema nocturno con su visión blues del tema “Arotzak”. A él le cayó una de las mayores raciones de aplausos de una noche que acabó con el vozarrón de Petti. Nuestro Mark Lanegan musicalizó el sitio del castillo de Amaiur (recogida en el poema “Amayur Gaztelu Baltza”) de manera espectacular, sobrándole en ocasiones la amplificación del micro.

El final llegó repleto de emoción, con la lectura “en off” del dictamen del juicio en el que Esteban Urkiaga era condenado a morir fusilado. Tranquilo, Lauaxeta. Estés donde estés. Rueda y los suyos te han hecho un buen homenaje.