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Etiqueta: Elena Setien

Elena Setién: naturaleza reinventada

Intérpretes: Elena Setién (teclado, guitarra, voz), Mikel Azpiroz (teclado), Hilario Rodeiro (batería). Lugar: Sala Dabadaba (Donostia). Día: 29-02-2024. Asistencia: unas 150 personas.

La música mueve montañas. Extrae de su alma los elementos y los hace renacer de manera reparadora. En una noche de vendaval climático las melodías de Elena Setién reconfortaron en su ingeniosa mezcla de ingredientes.

El Dabadaba donostiarra acogió la presentación de ‘Moonlit Reveries’, el último disco de la donostiarra. Llego en trío, con un cambio de cromos: el habitual batería fue sustituido por el más jazzero Hilario Rodeiro. Fue una gozada verle apuntar los ritmos, golpear los cantos de los platos y marcar suavemente los timbales en la larga aventura de medios tiempos que poblaron el concierto. El teclista Mikel Azpiroz iba marcando el ritmo mientras hacía de bello contrapunto del teclado de Setién, acentuando con toque honky (‘Forget about you’) y disparando el lado ácido de muchos pasajes cual Ray Manzarek contenido (‘Mothers’).

La voz de Elena fue el camino principal, el faro a seguir. Reina de todos los momentos, destacó en los minutos en los que hasta el escenario fue vaporoso gracias a la aportación de la máquina de humo del local. Simpática y cercana, los espacios entre composiciones nos presentaron los conceptos que luego se elevarían, riéndose de que un móvil sonara entre temas y regalando varias perlas risueñas.

La emparentamos con Lee Hazelwood (‘Moonlit Reveries’), la vimos cual Norah Jones en la calma del salón con chimenea (‘The Old Tree’), cabalgando un ritmo cuyo esqueleto provenía de un dinosaurio llamado Velvet Underground (‘Loosing Control’). Entregándose a los momentos más puros en lo tradicional, caso del folk (‘Dreaming Of Earthly Things’) y las músicas indias (‘Land Of The Many Eyes’). Regalando belleza pop terreno-celestial (‘Milky Way’). Cerrando, como lo hacen los grandes, con esa fiesta de capas tan poco radiable que fue ‘Pintado II’. No hace falta que la llamemos artista, se basta y se sobra para elaborar canciones de manera única.

Elena Setien: experiencia pop

Intérpretes: Elena Setién (teclado, voz), Joseba Irazoki (guitarra), Xabier Erkizia (electrónica). Lugar: Sala Club del Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 30/03/2022. Asistencia: lleno, unas 100 personas

El confinamiento pandémico va aflorando en las creatividades de los músicos. Toca presentar los trabajos que esa situación tan particular trajo a sus mentes. La donostiarra Elena Setién publicó en el influyente sello Thrill Jockey su “disconfinado” trabajo ‘Unfamiliar Minds’ y ayer tocaba presentarlo en la coqueta Sala Club del Teatro Victoria Eugenia.

El concierto ahondó en el camino abierto por el disco. Las nuevas melodías se acercan más a las sensaciones que a las estructuras férreas por más que debamos seguir llamándolo pop. La autora ha abandonado cualquier inercia que tuviera en su cerebro para expresarse de una manera más abierta. Para ello ha contado con dos de los mejores socios posibles a la hora de tirarte cuesta abajo sin -aparentes- frenos: Xabier Erkizia y Joseba Irazoki.

El primero, productor del último LP, puso la zona ambiental, digital, experimental y onírica de la velada. Con sonidos profundos y apenas alguna batería suelta. Irazoki se sacudió el desfase horario (acababa de llegar de México) con detalles opacos, arranques ácidos y desmelenes cuando la cosa se puso rockera. Ella mantuvo la voz pop, cada vez más cómoda cuando sale filtrada, a veces tremendamente elevada, cercana a PJ Harvey cuando el tema lo pedía. Con un teclado que caminó por los acordes con paso firme y espaciado. Los tres juntos ofrecieron una tarde de sonidos profundos, tiempos medios y un imaginativo enfoque musical.

Publicado en El Diario Vasco

Elena Setién: Lujos terrenales

Intérpretes: Sara Zozaya, Elena Setien con banda. Lugar: Sala Kutxa Kultur Kluba (Donostia). Dia: 19 de octubre: Asistencia: unas 150 personas.

Hay gente que es de otra pasta. Artistas que iluminan el término hasta que éste vuelve a recuperar el respeto perdido. Elena Setien es una de esas personas. Un ejemplo de retorno de talento: Tras varios años desarrollando su arte en el norte de Europa volvió a Donostia y aquí continúa su prodigioso crecimiento. Viaje que le ha llevado a fichar con Thrill Jockey, sello “indie” que bien podría encuadrarse en el Top 3 mundial del ramo.

Setien actuó el pasado viernes en la capital guipuzcoana. Y volvió a sacudirnos los templos. Así son los grandes creadores. Lejos de quedarse en las formas más aplaudidas, ellos y ellas continúan imaginando, creando, avanzando. Las nuevas composiciones (“We See You Shine”, “She Was So Fair”) son clásicos instantáneos en nuestras listas y todo indica que pronto lo serán en otras más internacionales.

El nuevo estilo de la donostiarra es menos etéreo, con el country como posible nueva etiqueta asimilada. En este brillante nuevo camino tienen gran relevancia Fernando “Lutxo” Neira (bajo) y Karlos Arancegui (batería), sus socios la pasada noche. Ellos le añaden una deliciosa tensión a los temas sin pasar nunca al primer plano ejecutante. Especialmente remarcable el trabajo del más vistoso, Arancegui, quien supo brillar en las suavidades y silencios.

Hubo momentos para vacilar con un sonido de teclado que le recordaba a Enya, jugar con “loops” y recordar a un aita “que no está pero está”. Gozamos con creaciones que unían el entierro de la sardina y la música de funeral de Nueva Orleans, acordándonos de Gainsbourg o Lee Hazlewood. Y disfrutamos con los nuevos envoltorios de las viejas golosinas (“Dreaming Of Earthly Things”)

Abrió la noche la joven Sara Zozaya, de la que destacaremos las vaporosas canciones cercanas a Mazzy Star que sonarán en su próximo disco, a estrenarse en unas semanas.

Jazzaldia 2017: Elena setien, música de otro mundo (mejor)

La donostiarra Elena Setién encandiló a los presentes en la actuación ofrecida en el Museo San Telmo

El Espacio Fundación SGAE, dedicado casi en exclusiva este Jazzaldia a homenajear a los grandes (cuando no era por los 100 años del nacimiento de Ella Fitzgerald va a ser por los 50 de la muerte de John Coltrane), guardó un espacio para la compositora Elena Setién en el mañaneo dominguero. Una cita que agotó su taquillaje hace semanas. La urgencia por hacernos con un ticket nos dio la razón: La autora que impresionó en su estreno en la Sala Club del Vitoria Eugenia confirmó -y mejoró- todo lo bueno pensado aquel día. El incremento afectó también a su formación. Al trío habitual se le añadió un invitado especial: el guitarrista Niklas Knudsen, miembro de la banda Ibrahim Electric.

Tras saludar al público comenzó un viaje que terminaría más allá del concierto. Un arranque con ella al gran piano de cola – tuvo hasta 3 teclados a su disposición- , inspiraciones de los mejores Lambchop y una ambientación country que acabaría sobrevolando buena aparte de su set.

El primer sartenazo emocional llegó con “Dream & Nightmare”, un baladón como la copa de un vino que podría haber sido firmado por el Rufus Wainwright menos alocado. En un momento del tema, sin saber muy bien por qué, vimos que nuestro brazo erizaba sus vellos y la belleza sonora que nos llegaba nos tocaba la tecla de la emoción. Como cuando se nos mete algo en el ojo, ya me entienden.

La trotona “Rosildo” mostró el lado rockero de la cita. “I forget about you” se presentó como un mantra y acabó siendo una mezcla de canto indio, blues y nana infantil. Suena raro así escrito, pero sonó precioso bajo la jaima de San Telmo. Los experimentos con los pedales de loop (“Strange bird”) confirmaron que, además de una gran creatividad, Elena Setién tiene una voz de aúpa. También hubo pop desafiante (“Old Jamie”), melodías que casi dejan pequeña a Feist (“The Old Tree”), momentos de épica efectiva (“We see you shining for a while”) y cierres espectaculares (“Milky way”). El muy merecido aplauso la hizo volver a ofrecer un bis solitario.

Decíamos que el viaje nos llevó más allá del concierto sin nosotros darnos mucha cuenta. Al abandonar el museo, caminando entre los mares de turistas que nos invaden estas fechas, tuvimos la sensación de que retornábamos de otro planeta, como caídos de una cápsula espacial. Un mundo que se nos antojó mejor, encantados con las sensaciones de las canciones escuchadas, mirando al resto de los paseantes con cara de “Os lo habéis perdido. Peor para vosotros. Ha sido alucinante”.

Elena Setién: ¡Qué delicia!

Interpretes: Elena Setién (piano, voz), Mikel Azpiroz (teclados), Karlos Aranzegi (batería). Lugar: Sala Club del Victoria Eugenia (Donostia). Día: 16 de noviembre. Asistencia: lleno, unas 200 personas.

Perdonen los posibles excesos de esta crónica de urgencia, pero el concierto de ayer de Elena Setien fue uno de los más especiales que ha pisado nuestra ciudad este año. La creadora retornaba a su tierra después de 20 años por Copenhague tras alcanzar la fama con su grupo anterior (Little Red Suitcase) y ser nominada en cuatro ocasiones a los Grammys daneses.

Bajo el brazo traía “Dreaming of earthly things”, su sexto trabajo como cantautora y cantante. Grabado bajo la batuta de Mikel Azpiroz – tanto él como el batería Aranzegi estuvieron sublimes en la contención que pedía la noche-, el álbum recopila algunas ensoñaciones que la autora ha añadido a las historias que ha vivido en esta etapa foránea.

Sencilla y franca en sus comentarios y con una voz muy rica en registros, la creadora se apoyó a ratos en lo circense y lo juguetón. Otras picoteó en el jazz. Tiró del pop entre las sombras. Y tuvo la poca vergüenza de presentar “Forget you” como un blues siendo él un tema de pulsaciones mínimas, una oscuridad penetrante y ciertas raíces indias. Guiño norteamericano que repitió en “A foreign like me” y que explotó en la cinematográfica y fronteriza “Old Jamie”, un tema digno de Lee Hazlewood y Nancy Sinatra.

Elena Setién tiene la tensión – contenida- de PJ Harvey, el jolgorio de Divine Comedy (“Back where you started”), la versatilidad negra de Alicia Keys y la franqueza de Daniel Johnston. Todo ello basado en una base académica irreprochable. El resultado es libre y refrescante, repleto de sensibilidad. Pocas veces hemos salido de un concierto con esa mezcla de paz interior y felicidad. Porque más allá de los estilos estancos y la eterna y aburrida división entre lo masculino y lo femenino, autoras como Elena Setién solo conocen un género: el de la excelente creatividad.