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Juan Luis Etxeberria Entradas

Hondarribia Blues 2010: Un premio a la asistencia.

Solomon Burke protagonizó el sábado por la noche el Hondarribia Blues Festival

Recuperamos, en formato breve, algunas sensaciones que nos dejó el populoso sábado del Hondarribia Blues Festival:

Una buena idea: Montar un concierto didáctico para los más pequeños de la casa. Además de enseñarles los principios elementales de una música tan sencilla y básica como el blues por medio de juegos, los padres pueden disfrutar de actuaciones musicales en horario de tarde.

La gente del Hondarribia Blues Festival acertó de pleno con la propuesta. Los miembros de la banda The Cash Box Kings fueron los encargados de catequizar a los presentes con mucho diálogo y buena música.

La organización repartió armónicas a los churumbeles. Lo que podía considerarse un «arma de destrucción masiva» en algunos ambientes (decenas de nenes generando sonidos vuvuzélicos) fue al final un divertido recreo.

La chavalería siguió razonablemente bien las indicaciones del maestro de ceremonias, un norteamericano con un castellano más que correcto. Curiosidad: Los pasajes traducidos al euskera eran los más respondidos por los menores.

Garitos al aire libre: Integrar en tu urbe los distintos escenarios atrae a los curiosos y hace más llevadera la vida de los seguidores acérrimos. Si además pones al alcance de su mano a formaciones que en la cercanía ganan toneladas, la fórmula es perfecta.

El dueto compuesto por Fede Aguado y Osi Martínez fue de lo mejorcito que pudimos ver el pasado sábado. Curtidos en las catacumbas madrileñas, su acto fue canalla y divertido, sabiendo airear su blues con country, folk optimista y mucha caradura.

Los Reyes del KO también ganan en las distancias cortas, sin que eso signifique que les den vértigo las alturas. Su actuación en la Plaza del Obispo, con colegas invitados y abundante diversión sobre el tablado, fue más radiante que la de la víspera en La Benta.

Hondarribia Blues 2010: Hondarribia, la capital del blues

El arranque de la quinta edición de este festival musical se llenó de público para disfrutar de las actuaciones de grandes músicos como Magic Slim.

Tras un par de días de toma de contacto, con fiestas inaugurales y proyección de películas, el viernes comenzaban las actuaciones musicales de la nueva edición del Hondarribia Blues Festival.

Una muestra que sigue manteniendo un idilio con los asistentes, ya sea por las músicas que en él suenan, la gratuidad de todos sus actos, la bonanza meteorológica que le suele acompañar o la belleza de la postal que todo lo envuelve.

La tarde empezaba con dos eventos programados para las ocho de la tarde. Los andaluces The Blues Hackers inauguraban el precioso y coqueto escenario de la Plaza Del Obispo ante un numeroso público. En formación de cuarteto y con cantares ingleses, su colección de estándares agradó a los oyentes hasta provocarles más de un baile de salón digno de una boda danesa.

Dejamos su actuación a medias, porque a la misma hora había dado comienzo uno de los actos más curiosos del certamen. En el tablado de la céntrica Calle San Pedro, a la altura de la sociedad Azeri, Philippe Menard ofrecía su recital como ‘hombre orquesta’.

El francés, que curiosamente también eligió el idioma de Shakespeare para expresarse, monta un elegante tinglado para su actuación, presentando unas herramientas de pura ingeniería. Con un pie toca el bombo, con el otro la caja, el charles y un plato, sopla la armónica, canta y rasga la guitarra.

Sus animosas composiciones tuvieron momentos de recuerdo a Jimmy Hendrix y otros grandes popes del blues-rock. La salva de aplausos final confirmó lo acertado de su contratación, aunque la hora y media de concierto se nos antojara algo extensa.

Festibaila: Bailando sobre la tabla

El festival de pelis surferas Surfilm Festibal presenta su versión más musiquera, nocturna y alevosa en la sala Gazteszena de Donostia.

Los ingredientes de Festibaila 2010, el certamen musical con el que los promotores del Surfilm Festibal cierran su programación nocturna hoy y mañana tras el repaso fílmico a las más importantes producciones surferas del año, derrochan brío y amoríos negros.

En estas dos jornadas el escenario de la sala de la Calle Baztan nº 21 se llenará de ritmos humeantes (Lone Ark), cadencias jamaicanas (Novato), hip hop selecto (Rapsus Kley), pop agitado que no revuelto (NudoZurdo), africanismos (San León) y mucha música de baile (Dj Graham, Makala, We Are Standard).

Hablamos con el último de los grupos nombrados. Los chicos de Standard están de actualidad por mil y un cuestiones: Conciertos en Londres, el futuro disco de remezclas que ya ha salido nombrado en la omnipresente publicación Pitchfork, el concurso popular de reelaboración de canciones, los numerosos conciertos que van a dar en Guipúzcoa en las próximas semanas,…

Pillamos al cantante de la banda,  Deu Txakartegi, haciendo la maleta para partir rumbo a Londres, donde hoy ofrecerán un concierto en un barco como presentación de su último CD, el homónimo “We Are Standard” recientemente editado por aquellas tierras. “Inglaterra se nos estaba resistiendo y era de esos sitios en los que nos faltaba tocar. Con las ganas que tenemos, seguro que va a ser una fiesta. Tenemos que devolverles lo que nos llevamos cuando grabamos nuestras últimas composiciones allí”.

Si el mundo sigue girando como hasta ahora, seguro que no es su último aterrizaje en Heathrow. La gente de Pitchfork, el medio musical más relevante de los últimos meses, la revista con mayor creación de hypes por minuto del mundo, ha colgado la remezcla que John Talabot realizó del “Dont’ give up” de los vizcaínos. Una fotografía bastante house, madchesteriana y ligeramente grower. La canción ya se puede escuchar en el Myspace de la formación vasca.

Damien Jurado: «Saint Barlett»

Hay gente que estornuda, se le cae la guitarra y con eso es capaz de entregar una canción arrebatadora. Autores con personalidad, buen gusto y la capacidad de emocionar en los malditos genes.

Jurado es uno de esos tipos. Su nuevo disco, de “pop experimental orquestal” según sus propias palabras, es simple, sencillo, dulce. Precioso.

Teenage Fanclub: «Shadows»

Nueva diana plena de madurez. Los escoceses relajan el tempo, se alejan de hits inmediatos y realizan otra perla melódica repleta de brillo y luminosidad.

Con temas eternos (“Baby Lee”, “Into The City”, “Sweet days waiting”), voces imborrables y canciones repletas de cariño sonoro que se apoyan en el folk 60 o el pop más atractivo.

The School: “Loveless Unbeliever”

Sesentón como aquellas pizpiretas de The Pipettes y las girl-bands anteriores, indie pop hasta el tuétano, escocés a las maneras de Belle & Sebastián, alegre y soleado como para tener que echarse protección solar en cada escucha.

El debut de estos británicos, producido por Ian Catt, te pone cara de tontuelo de manera instantánea.