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Juan Luis Etxeberria Entradas

Jazzaldia 2017: Elena setien, música de otro mundo (mejor)

La donostiarra Elena Setién encandiló a los presentes en la actuación ofrecida en el Museo San Telmo

El Espacio Fundación SGAE, dedicado casi en exclusiva este Jazzaldia a homenajear a los grandes (cuando no era por los 100 años del nacimiento de Ella Fitzgerald va a ser por los 50 de la muerte de John Coltrane), guardó un espacio para la compositora Elena Setién en el mañaneo dominguero. Una cita que agotó su taquillaje hace semanas. La urgencia por hacernos con un ticket nos dio la razón: La autora que impresionó en su estreno en la Sala Club del Vitoria Eugenia confirmó -y mejoró- todo lo bueno pensado aquel día. El incremento afectó también a su formación. Al trío habitual se le añadió un invitado especial: el guitarrista Niklas Knudsen, miembro de la banda Ibrahim Electric.

Tras saludar al público comenzó un viaje que terminaría más allá del concierto. Un arranque con ella al gran piano de cola – tuvo hasta 3 teclados a su disposición- , inspiraciones de los mejores Lambchop y una ambientación country que acabaría sobrevolando buena aparte de su set.

El primer sartenazo emocional llegó con “Dream & Nightmare”, un baladón como la copa de un vino que podría haber sido firmado por el Rufus Wainwright menos alocado. En un momento del tema, sin saber muy bien por qué, vimos que nuestro brazo erizaba sus vellos y la belleza sonora que nos llegaba nos tocaba la tecla de la emoción. Como cuando se nos mete algo en el ojo, ya me entienden.

La trotona “Rosildo” mostró el lado rockero de la cita. “I forget about you” se presentó como un mantra y acabó siendo una mezcla de canto indio, blues y nana infantil. Suena raro así escrito, pero sonó precioso bajo la jaima de San Telmo. Los experimentos con los pedales de loop (“Strange bird”) confirmaron que, además de una gran creatividad, Elena Setién tiene una voz de aúpa. También hubo pop desafiante (“Old Jamie”), melodías que casi dejan pequeña a Feist (“The Old Tree”), momentos de épica efectiva (“We see you shining for a while”) y cierres espectaculares (“Milky way”). El muy merecido aplauso la hizo volver a ofrecer un bis solitario.

Decíamos que el viaje nos llevó más allá del concierto sin nosotros darnos mucha cuenta. Al abandonar el museo, caminando entre los mares de turistas que nos invaden estas fechas, tuvimos la sensación de que retornábamos de otro planeta, como caídos de una cápsula espacial. Un mundo que se nos antojó mejor, encantados con las sensaciones de las canciones escuchadas, mirando al resto de los paseantes con cara de “Os lo habéis perdido. Peor para vosotros. Ha sido alucinante”.

Jazzaldia 2017: Un vendaval de etiquetas y tornados

Ray Gelato y Houston Person llenaron de calidad las terrazas de Zurriola, con Niña Coyote eta Chico Tornado como rockero complemento.

Vivimos rodeados de etiquetas. Las que vienen adheridas a nuestras camisetas, por ejemplo, pueden dar para una amena lectura en un viaje en tren. Otras las usamos para afirmar que un colega es de un equipo concreto de fútbol o que otro es “concebollista” en lo relacionado con las tortillas de patatas. Hasta nosotros, los periodistas, las empleamos para intentar explicarles por dónde pueden ir los tiros de un grupo. Pero la reina de todas ellas, la más empleada y famosa estos días, son las etiquetas de internet. Las que se añaden a las fotos o mensajes que se suben a las redes sociales. Los hashtags, que se dice en el argot.

Darse un paseo por las dedicadas a este nuestro #Jazzaldia es un buen ejemplo del éxito del festival. Imaginen si la marca funciona que la palabra es empleada con fines promocionales por bares, comerciantes, tiendas, marcas, pastelerías, agencias de viajes, clínicas dentales y fontanerías.

Mucho jazzaldia en redes sociales

Como bien supondrán, The Pretenders y su oscura actuación (hablo de las ropas, porque las crónicas especializadas lo denominaron como sobresaliente y más allá) se llevaron la palma en la subcategoría de “gente como usted y yo colgando fotos”. También hubo mucho grupo de amigos sacándose autofotos. O archivos de otros escenarios, los de pago. Y atardeceres, demonios, que el del viernes pasado dio para un álbum completo. Conceptos que, con otros objetivos y distintos acompañantes, seguirán poblando las redes sociales estos días.

Pero uno no puede evitar ponerse “vintage” en sus recuerdos. Y rememorar cuando el término “etiqueta” se refería al porte y la distinción. Por eso, en estos días de tocar en shorts porque hace calor, es un gustazo asistir a conciertos en los que los músicos siguen calzándose una chaqueta y un pantalón de tela aunque ahí fuera, donde estamos nosotros, pueda hacer treinta grados o más. Casualmente, dichas perchas suelen interpretar sonidos igual de distinguidos y seductores.

Jazzaldia 2017: Un arranque con carisma

Las particularidades del calendario gregoriano, junto con las selección de días por la organización y las fechas libres de las giras internacionales de los nombres potentes, ha hecho que este Jazzaldia pinte fantástico hasta en cuestiones laborales. Con una fiesta inicial que arrancaba en viernes tarde, un puente el lunes – para algunos- y fiesta el martes, el equilibrismo fiestero pocas veces estuvo mejor dispuesto.

Mientras el Escenario Skoda daba sus últimos toques en Alderdi Eder para el tute que va a tener estos días, dirigimos nuestros pasos hacia el escenario Nauticool. El DJ Mute All, con 30 años de experiencia pinchando – ni los antiguos “practicantes” poniendo inyecciones, señores- ejercía labores de calentamiento del alma y las piernas. Una especie de rodillo previo a la gran etapa del tour sonoro que nos esperaba. A su vera un paseo despistado de gente, aún más atraída por las vistas que por los sonidos. Seguro que el partido fue mejorando con el paso de los minutos. La música que allí sonaba bien lo merecía.

Lejos de intentar adivinar temas con la aplicación Shazam del móvil, los sonidos “nu jazz” (estilo que mezcla elementos jazzísticos con funk, soul o música electrónica) invitaban a dejarse llevar. A quienes nos cuesta desconectar la cita se antojó fantástica. Y sin “pintxopotes” que pudieran minimizar el acto musical en sí.

La posterior entrada de un nuevo jugador en idéntico emplazamiento, el bilbaíno Parrucho, subió las revoluciones de la tarde. Puro “groove” (término empleado para describir el tipo de música que incita al baile) con buenos guiños a La Fania que nos preparó cual masajista para la fiesta que nos esperaba en la Playa de Zurriola. El conocido como “Jazz Band Ball”, foco principal del día.

La zona estaba que ni Primark el día que reponen las famosas tacitas. Un cuarto de hora antes de empezar ya no quedaba una silla libre en la zona del Escenario Frigo. Un ambiente familiar, desde niños a abuelos, expectantes todos ante el estreno del Jazzaldia. Hasta hubo una división de opiniones entre dos grupos de personas por un “quítame allá esas siete sillas que he ocupado para gente que va a venir en un rato”. Se mascó la tragedia, aunque al final no llegó la sangre al río.

Jazzaldia 2017: ampliando la fiesta gratuita.

El certamen inaugura nuevos escenarios en la capital y extiende su oferta a Orio y Villabona.

Que el Jazzaldia es una muestra “salsera” lo vemos cada año en su menú musical, un firme paseo entre lo asentado y lo rupturista. Una apuesta que también se refleja en unos eventos gratuitos que este año alcanzan una cantidad realmente reseñable: 65 conciertos y 12 sesiones de DJs. A repartirse entre emplazamientos conocidos y otros nuevos que irrumpen en la lista oficial.

La mayor apuesta novedosa de este Jazzaldia “de balde” se llevará a cabo en los jardines de Alderdi Eder, frente al Ayuntamiento de la ciudad. Sede habitual de cañonazos festivos y tamborradas infantiles, la explanada del Consistorio recupera su antiguo esplendor jazzero con ese Espacio Skoda colocado de espaldas al mar. Una localización que ya jugó un papel importante en la reactivación del festival allá por los años 90, con las actuaciones de los Blues Brothers y John Mayall.

La propuesta para esta edición es bien atractiva. A partir de mañana se podrá disfrutar del refrescante Ray Gelato, el clasicismo de Donny McCaslin, las festivas versiones de Lucky Chops y la pegada hip-hop de Sir The Baptist, autor que esta noche cerrará el escenario Heineken de la playa.

Para rematar el cartel la organización recluta a dos de las bandas donostiarras con mayor proyección (Luma, Grande Days), presentando además la única actuación nacional de la británica Anna Meredith. Su disco “Warmints” es un maravilloso compendio de música electrónica e instrumentos orquestales con gusto por la concreción pop. Los comentarios más efusivos de internet hablan de sus similitudes con The New Pornographers, con frases tipo “Young Marble Giants meets Nirvana”. Casi nada. Huele a delicatessen oculta del festival.

Pero no todo el ágape se desarrolla en los jardines de palacio. En la zona de Sagüés se instalará un nuevo espacio en el que actuarán los inquebrantables Sky Beats (hoy y mañana) y una suerte de “hall of fame” local (con JM Dorronsoro y Mikel Makala, entre otros) que homenajeará a Dizzy Gillespie el 24 de julio.
Este año el Jazzaldia se expande a Villabona (22 de julio) y Orio (23 de julio). Poblaciones que disfrutarán de la actuación “El Quinteto de Deborah Carter: 100 años del nacimiento de Ella Fitzgerald”, donde la excelente vocalista – y profesora de Musikene- recordará el repertorio de la que se conoce como Gran Dama de la Canción.

Nuestro paseo de primicias finaliza el 24 de julio en la terraza de La Perla, en la playa de La Concha. Allí el barítono Kevin Mahogany y la Hervé Sellin Quartet seguirán mostrándose como paladín para recién llegados -por algo repiten en Txikijazz, las actividades que el Jazzaldia ofrece para los más pequeños- y resto de amantes de las estructuras menos turbadoras.

Jazzaldia 2017: la fiesta del calzado cómodo

Tras un prólogo de película, el festival arranca con su tradicional fiesta Jazz Band Ball plena de atractivo y diversidad

Seremos altos o bajos. Modernos o de jersey al hombro. Rubios o morenos, de costa o interior. Jóvenes o con aspiraciones de entrar aún en una talla M. Pero a todos nos gusta una parranda más que comer con los dedos. Por eso en nuestra agenda anual aparece, con un círculo como los que dejan las bebidas al apoyarse en los posavasos, el guateque con el que el Jazzaldia donostiarra suele arrancar su programación sonora en la playa Zurriola.

Muchos de los presentes no querrán perderse uno de los platos fuertes de la tarde, cuando no de todo el festival: la actuación de The Pretenders. La formación capitaneada por Chrissie Hynde siempre ha sido un dechado de elegancia pop y aciertos New Wave. Por eso se le da espacio propio en este suplemento.

En el mismo Escenario Heineken, el principal de esta zona festiva, actuará hoy “Sir The Baptist” – seudónimo del cantante William James Stokes- , quien parece haberse contagiado de los pases del Zinemaldia actuando hasta en tres ubicaciones distintas durante estos días.

Arribado en una formación de cuarteto y claramente dirigido al espectro más juvenil de la audiencia, las melodías de espabilado hijo de un pastor baptista -eran 22 churumbeles en casa, ustedes me dirán- parten del Gospel para acabar en territorios más actuales. Su primer disco “Saint or Sinner” aún tiene los plásticos calientes (se publicó en mayo de este año), y es una fiesta de hip-hop y “R´n´B” moderno y protestón, lleno de misiles de carga social.

Otra perla de esta celebración sin ticket de entrada será la que ofrezca Uri Cane y su trío en el Espacio Frigo. Poco que añadir de Caine, quien ya la lió parda en este certamen con aquellas siete propuestas diferentes que componían la integral de su obra. Que si solo, que con DJs, que con el Coro Easo… Ahora viene más comedido pero igual de excelso a presentarnos “Calibrated Thickness”, su última obra. Atentos los fans del CD “Blue Wail”, que éste trae 15 cortes agresivos y explosivos.

Y para entusiasmos, los del ya conocido Ray Gelato y sus The Enforcers, banda italoestadounidense que ha encandilado a los presentes cada vez que ha actuado en el Jazzaldia. Tan marchosos como elegantes, el saxofonista Ray y sus colegas ofrecerán un show con toda la energía del mejor jazz clásico y ese toque “entertainer” tan agradecido en estas reuniones a cielo abierto.

Seguimos en el mundo saxofonista con el versatil tenor Houston Person, quien acude a la fiesta con su proyecto “Houston Person Quartet featuring Dena DeRose”. DeRose es, por si no la conocen, una excelente cantante y pianista que comparte giras con Person los últimos años. Juntos ofrecerán uno de los más puristas acercamientos a los clásicos en este festejo inicial. La cita donostiarra del cuarteto promete también soul y swing, para disfrute de acólitos y paracaidistas, quienes también podrán degustar el toque estándar del estadounidense Kevin Mahogany – amante del jazz moderno, blues y baladas- y la Hervé Sellin Quartet en el Escenario Coca Cola.

Y de Norteamérica pegamos un salto hasta África, cuna de estas tonadas etiquetadas como “música negra”. En aquella “masa madre” sonora se encuentra la música “taarab” de Zanzíbar, presente en esta celebración de la mano de la agrupación Rajab Suleiman & Kithara. Bien rodeados de instrumentos con nombres tan extraños como atractivos (dunbak, kidumbak, qanun, rika), los africanos completarán sus percusivas composiciones con las sugerentes melodías de Saada Nassor, una auténtica diva de este estilo.

Y también de la cuna de la humanidad, pero formada en parte en Donostia, llega esa populosa formación llamada Gabacho Maroc que ya se ha paseado por más de cien festivales musicales del mundo con su fiesta de ritmos jazzeros y árabes. En el Jazzaldia presentarán, en un único pase, su álbum “Tawassol” (traducible como “Conexión”, la que los autores afirman tener con los espectadores). Un trabajo que homenajea a Marruecos y que se publicará a finales de este año.

No queremos ni debemos olvidar otros satélites de este primer día: Sky Beats haciendo de las suyas en el nuevo escenario de Sagües, Sara Mansilla (cantora folk-blues seleccionada en la residencia artística de Kutxa Kultur) actuando en la carpa FNAC. Y la zona de Nauticool del puerto de la ciudad, que volverá a reunir a los amantes de la música pinchada. En su oferta de hoy sobresale Miqui Puig, uno de los iconos de la música pop actual y campeón mundial en eso de comunicar, agitar y mezclar con estilo. Bienvenidos a la fiesta del calzado cómodo.

Viva Suecia: terraceo acústico

Con unos destacables 45 minutos de retraso se presentó Rafael Val, cantante del grupo Viva Suecia, a tocar en un abarrotado “Live In The Roof”, ciclo que este año se celebra en el establecimiento donostiarra Convent Garden.

Y como tenemos poco espacio, iremos con titulares: El concierto mejoró las acepciones de la banda, enclavada en el pop “intensito” indie nacional. El muchacho demostró buena voz, mostrándose en general un punto por encima de sus colegas festivaleros. Y un fantástico saber hacer en solitario, bien apoyado por el fondo sonoro y con unas letras bastante atractivas. Tiene un “algo” que le distingue del resto.

La gente se entregó desde el inicio aprovechando la cercanía del autor. Y sonaron mejor las canciones menos conocidas. Estas últimas viajan ya solas por el mundo de la popularidad. Hizo una gran versión de los getxotarras McEnroe, y fue un puntazo terrenal saber que el padre de Val es el chófer de la gira. En resumen, un muy buen concierto.

Andoaingo Jaialdia 2017: una celebración rockera

El festival guipuzcoano celebra su décimo aniversario con una fiesta en la que destacan The Bevis Frond y Ebbot Lundberg.

Parece que fue ayer cuando la Nafarroa Plaza de Andoain acogía lo que sus carteles definían como “una gran noche de rock”. En aquella primera edición se podía encontrar una muestra de todo lo que vendría después, esa mezcla de aciertos locales, pelotazos nacionales y bandas de gran fama internacional: The Maharajas, The Dirtbombs o Lisabo inauguraban el evento.

El resto de años entre aquel y este que nos toca vivir volvieron a unir estrellas foráneas (The Chesterfield Kings, Roy Loney, The Pretty Things, The Undertones, The Bellrays) con lo mejorcito de nuestra casa (Lie Detectors, The Lookers, Jupiter Jon). Y todo por la patilla, gracias al Ayuntamiento de Andoain y el resto de colaboradores.

Para este año, y por el mismo precio, Andoaingo Jaialdia se trae a unos suecos que adoran a Los Pekenikes y bandas que han colaborado con miembros de New Order, en un cartel que arranca a las 18:00 horas y se extiende hasta primera hora de la madrugada.

La jornada del sábado arranca con Belarminak. El cuarteto presenta su álbum “Haztearen izerdia”, un trabajo que encabrita las calmadas melodías con las que les conocimos. Tras ellos llegará el grupo Peralta y su veneración por el legado del rock clásico americano, el power pop y el folk.

La leyenda rockera australiana Penny Ikinger tomará el escenario andoaindarra poco antes de las ocho de la tarde. La dama se ubica en algún punto entre las “femmes fatales” del pop y la rabia de los sonidos distorsionados. El ahora sexteto francés The Limiñanas arribará después con un marcado aire sicodélico que ha ido suavizándose con elegancia. En “Malamore”, su última publicación, colaboran Pascal Comelade y Peter Hook (New Order), y sus canciones las remezcla Andy Weatherall. Casi nada.

The Bevis Frond es uno de lo nombres potentes de la noche. El histórico compositor inglés Nick Saloman lleva más de veinte discos en la maleta. En todos ellos este sexagenario borda melodías que le sitúan entre Jimmy Hendrix y el sonido de la costa oeste norteamericana, pero con ese toque británico tan característico en estas lides creativas.

Y como cierre de la jornada llegan Ebbot Lundberg & The Indigo Children. El que fuera miembro de bandas tan importantes como Union Carbide Productions y The Soundtrack Of Our Lives regresa a Euskadi para presentar “For The Ages To Come”, un delicioso CD folk-rock de amplias miras. Como curiosidad, el disco cuenta con una versión de Los Pekenikes, “Cerca de las Estrellas”. Su actuación será un más que digno cierre para esta edición de la arraigada fiesta guitarrera de la que se puede volver en bus de línea ( TSST -“los verdes”- cuenta con servicios nocturnos para viajar entre Tolosa y Donostia cada media hora).

Adrián Costa & The Criers: festivos chillidos

Claro que les suena el nombre del protagonista. Es el Costa que encabezaba, con Marcos Coll, aquellos Reyes del K.O. que sacaban sus discos en la casa guipuzcoana Gaztelupeko Ahotsak, empresa que les traía de paseo por nuestra tierra año sí año también para airear sus tonos de marcado sentimiento “blues”.

Un estilo que Adrián ha cultivado desde niño en su Compostela natal, y que le ha servido para enriquecerse -culturalmente, lo otro ya sabemos que es bastante más complicado- y jugar con los estilos y los lugares de residencia (España, Alemania, Estados Unidos). Ejemplarizando en sus huesos aquella romántica imagen del bluesman errante.

El autor llega ahora a Donostia con sus The Criers (Luca Frasca -teclado-, Pablo Perez -guitarra-, Pablo Rodas -bajo- y Coke Santos -batería-), banda que consigue dar una vuelta de tuerca al sonido de los 60’s y recrearse en unas influencias que recogen las ideas que no encajan dentro del repertorio de una Blues Band al uso. Desde el sonido de Nueva Orleans hasta los primeros The Kinks, sin olvidar el toque latino, en una formación en la que todos pillan el micro (de ahí el nombre del combo, “los chillones”) y donde se mezclan añejos equipos de válvulas con sintetizadores. Los teclados abundan en el CD “Sexervice” (2016). Hammonds, Fender Rhodes y Wurtlizters reclaman su espacio en un álbum hecho para el goce en directo.

La noche se arropa con formaciones locales bien conocidas. Poco nuevo se puede aportar sobre Latitud 43, el trío formado por Rubén Martín (batería) y los hermanos Abalos: Dani (guitarra) y Pedro (bajo y voz). Su rock en castellano sigue aderezado de reminiscencias folk y countries. El cartel se cierra con la actuación de Noa Voll Damm & The Hell Drinkers. Un grupo spin-off de los pateados Sky Beats y Les Fous que ahora adaptan canciones blues y soul bajo cerveceras etiquetas.

Y para acabar de completar el día, Adrián Costa ofrecerá una masterclass o clase magistral sobre sus creatividades en el mismo Centro Cultural de Intxaurrondo. Será la misma tarde del concierto, y costará diez euros. El Twanguero fue el encargado de inaugurar este ciclo de encuentros que ahora continúa con Costa y donde artistas reconocidos del panorama musical relatan sus experiencias, explicando cómo ha ido evolucionando su estilo a lo largo de su carrera. Aprovechen la cita con el gallego para preguntarle por su disco con la Adrian Costa Blues Band. un trabajo grabado casi en directo y en el que recupera sus amores por el estilo que le ha acompañado durante toda su vida.