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Autor: Juan Luis Etxeberria

Interpol: Amor oscuro

Intérpretes: Paul Banks (voz, guitarra), Daniel Kessler (guitarra), Sam Fogarino (bateria), Brad Truax (bajo), Brandon Curtis (teclados). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 14/02/2023. Asistencia: lleno, unas 900 personas.

Un Teatro Victoria Eugenia abarrotado despidió su San Valentín vibrando con las canciones de Interpol. Poco les importó que la banda apareciera con media hora de retraso. Los asistentes disfrutaron del impactante viaje al pasado y el precioso presente del combo.

Los estadounidenses aprovecharon el día de estreno de su gira y ensayaron las decenas de temas que viajarán en su maleta. Para Donostia seleccionaron noventa de esos minutos en una lista que contó con unas luces que tantearon las penumbras, buscando el impacto del volumen general y los fogonazos lumínicos.

Los temas antiguos y nuevos fueron bien intercalados. De los añejos destacamos sus tonos vocales secos, el bajo omnipresente y los cortes guitarreros. Con ese tempo calmo y tenso que les lleva a bandas oscuras como Bauhaus y que ayer acercaron a The Strokes o The Pixies en sus minutos vivos. Sus composiciones más recientes, más ricas en composición y detalles, les sirvieron para seguir exhibiendo una tarjeta de visita muy interesante.

Don Inorrez: un lujo cercano

Intérpretes: Imanol Úbeda (guitarra, voz), Rubén Caballero (guitarra), Mikel Irazoki (bajo), Karlos Arancegui (batería). Lugar: Sala Imanol Larzabal (Donostia). Día: 13/01/2023. Asistencia: unas 75 personas.

En estos días donde todo está muy caro y el lujo parece quedar en manos acaudaladas aún quedan momentos cercanos para disfrutar de la belleza intachable. Porque ver, escuchar y disfrutar de Don Inorrez sigue siendo uno de los pequeños grandes placeres que les quedan a los amantes del pop-rock de corte norteamericano. Una de esas veladas que si tienes un instrumento en casa dan ganas de volver a sacarlo del trastero y enchufarlo.

Porque la banda guipuzcoana, con un look digno de una banda de Portland, ofreció un set mayúsculo de obras optimistas con focos tan fascinantes como la atractiva guitarra solista, la flexibilidad del batería o la belleza rítmica de la Fender Telecaster. En ocasiones sonaron cual Ruper Ordorika con varios cafés (‘Dena erdigunera’). Con el descaro de la New Wave (‘Izan liteke’) y cercanos a los postulados soleados de Matthew Sweet, Tom Petty (‘Kristoren gonbidapena’) y The Velvet Underground (‘Barre ala negar’).

Hubo espacio para homenajear a los clásicos (‘Chuck eta Little’), defender el traje cantautor (la nueva ‘Elurra lo’) o jugar de manera más abierta (‘Sastraka’). Atacando momentos casi bailables (‘Garai posmodernoak’) sin olvidar en ningún momento los grandes estribillos (‘Nekropolian’). El resultado fueron 90 minutos de acogedor deleite sonoro.

Tindersticks: Una variedad exquisita

Intérpretes: Stuart Staples (voz), Neil Fraser (guitarra), Stanley Staples (guitarra), David Boulter (teclado), Dan McKinna (bajo), Earl Harvin (batería). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 09/01/2023. Asistencia: unas 500 personas.

“Barítona”, “atormentada”, “misteriosa”, “sugerente“, “cavernosa”. Estas son algunas palabras que hemos leído sobre la voz de Stuart Staples, cantante de la banda que ayer visitó de nuevo el Victoria Eugenia donostiarra. Tindersticks volvía al escenario en el que grabaron el disco “Live San Sebastian 2012” para celebrar sus 30 años de carrera y la publicación de un recopilatorio.

Una compilación sobre la que se ha estructurado esta gira y cuya elección de melodías siempre deja fuera alguna que nos ha tocado de una manera más profunda. Los seguidores de sus primeros discos pudieron torcer el morro ante la escueta elección de canciones de aquel sorprendente inicio (‘Her’). Pero sería injusto hacerlo frente al excelente estilo que gastaron los autores en cada una de los pasajes. Desbordando emoción y belleza desde el comienzo con la mínima ‘Willow’. Tocando los instrumentos de una manera tan suave que bien podrían pasar de abuelos a nietos sin cambiarles siquiera las cuerdas.

Una noche repleta de ejemplos de una orfebrería que tan pronto defendía los cánones de Serge Gainsbourg como se lanzaba a las aguas mediterráneas y coqueteaba con los esqueletos del funk. Con muchos temas que tiraron hacia el soul contenido (‘Second Chance’) y momentos de pop vivaracho (‘The Amputees’) o sombreros vaqueros (‘See my girls’). Dejando espacio para sosegadas versiones ajenas (‘Johnny Guitar’ de Peggy Lee) con una melancolía que brotaba aquí y allá para llevarnos desde las callejuelas urbanas nocturnas hasta la intimidad de una habitación.

A la lista de canciones parecieron caérsele dos o tres nombres de los inicialmente previstas. La tos de Stuart Staples entre temas, y el agarrarse la garganta en la despedida final, bien pudo indicar que las cuerdas vocales del protagonista estén algo afectadas estos días. Por supuesto que no se notó ni un segundo cuando le tocó entonar en esta cita tan distinguida que hizo del tortuoso lunes un día fantástico.

Benito Lertxundi: El rey elegante

Ayer Benito Lertxundi cumplía 81 años. 972 meses. Con un pelazo que ya quisieran para sí muchos de los lectores. Se dice pronto, pero la carrera del guipuzcoano Benito Lertxundi no es moco de pavo. Este hombre, nacido un día de Reyes feliz para toda la familia salvo para un hermano pequeño que, como nos contó anoche el bardo de Orio, “estaba contento con tener un hermanito, pero hubiera preferido que los Magos de Oriente le hubieran traído mandarinas”, llenó el viernes el Auditorio Kursaal de un público que empezó deseoso, siguió feliz y acabó muy satisfecho.

Señores, chicas y algún que otro zagal que oteaban el puesto de venta de productos promocionales situado a la entrada del recinto buscando completar su discografía, ojear el libro, adquirir una moderna Tote Bag o pillar uno de esos CDs que, como comentaba una joven presente, “es una pena que ya no puedan escucharse en el coche porque ya no hay lectores”.

La vida corre para todos salvo para Lertxundi, el “Melchor” de la fiesta, quien tiene el oído fresco para dejarse atrapar por sonidos más jóvenes. Empezando por la formación que le acompañaba, buena mezcla de juventud y experiencia. Ahí estaban el siempre ajustado pulsar del guitarrista Angel Unzu, la batuta sutil a las teclas negras y blancas de Juantxo Zeberio, la variedad del chelista Pello Ramírez, el gaseoso teclado y la voz de Olatz Zugasti…. En total fueron nueve músicos fabulosos que viajaron siempre detrás de ese canto que tiende a narrar, aportando detalles de calidad (‘Udazken Koloretan’) y desfogándose en las varias y variadas instrumentales que emergieron en el listado de, agárrense, 135 minutos y 30 piezas.

El arranque nos mostró al guipuzcoano más Leonard Cohen. Puro (‘Urrundik heldu naiz’) y mediterráneo (‘Nintzenaz oroitzetan’) en un espíritu que tendría más apariciones posteriores. Con una elegancia folk que se le caía del bolsillo del pantalón vaquero (‘Laket dut’) y un viaje pop que ya querrían para sí muchos indies (‘Oi Lur’). Obras como ‘Baldorba’ permitieron disfrutar de un público que se lanzó con arte y sutileza a cantarle todas y cada una de las estrofas. No faltaron los arrebatos de nocturnidad francesa (‘Ibertzean’), los aires de canción ligera (‘Isil isilik’), los apuntes de “Americana” (‘Nigarra begian’) y más de un curioso parentesco auditivo: ¿Alguien más intuyó a Coldplay en ‘Belar Nerabean’ y a Itoiz en ‘Nahiago nuke’?

Y mientras alucinábamos con el country puro de ‘Kimu bat Zuhaitzan’ y la belleza de las composiciones más acústicas (‘Bizipen margotuak’, ‘Zugan bizi dena’), la velada fue entrando en su recta final con el oriotarra más distendido al micro mientras el fondo sonoro se hacía más calmado y etéreo. El mundo al revés. Cuando todos los grupos acaban pegándole fuerte a su cancionero nuestro cantante tendió al relajo.

El autor, que se emocionó en más de un momento, tenía un as en la manga. Porque en ese sector de cierre sonaron varias de sus piezas más conocidas: ‘Jaun baruak’, ‘Bizkaia maite’, la vitalista ‘Mirotza’, ‘Ez nabil ezeren bila’. Con ella, la última de sus creaciones, cerró una cita donostiarra en la que dejó que sus músicos se despidieran en solitario del público puesto en pie. Él, Benito Lertxundi, puede darse por satisfecho tras la función. No ya por la edad, que también, sino por haber ofrecido un concierto bello, variado y muy elegante.

Jon Maia: Pura emoción

Intérpretes: Jon Maia (voz), una banda de cuatro músicos y numerosos colaboradores. Día: 28/12/2022. Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Asistencia: lleno, unas 1800 personas.

De los 550 del Victoria Eugenia de principios de año a los 1800 asistentes del Kursaal de ayer el ‘Kantu bat gara’ de Jon Maia no ha hecho más que crecer. Su fiesta del euskera es acogedora, romántica, abierta, solidaria y esperanzadora.

Maia, fabuloso comunicador, cedió muchas veces el foco a los invitados. Como las niñas bertsolaris de apellido extranjero, un momento palpitante. Antton Telleria dio la réplica humorística, invitó a los descubridores de la mano de Irulegi, conmovió en el recuerdo a su abuela mientras su hija Eire Maia nos erizaba con su versión de Anari.

Porque el urretxuarra ha escrito algunas de las letras más famosas de nuestro pop (Negu Gorriak, Benito Lertxundi, Gari, Mikel Urdangarin). Piezas ayer reconstruidas a su antojo, a veces afrancesado, otras cercano al jazz, siempre dejando espacio para la voz en sus suaves pulsos. Sumando todos los elementos el resultado fue otro concierto muy emocionante y feliz.

Durangoko Azoka: Que vuelva la música a todo volumen

La feria vizcaína vuelve a aglutinar a lo más variado de la escena euskaldun, desde grandes nombres a grupos que empiezan

La feria cultural vasca de los grandes números (250 eventos, 930 novedades repartidas en 248 stands, un presupuesto de 670.000 euros) sigue teniendo en la música una de sus principales gasolinas. Formaciones consagradas, grupos en clara progresión de popularidad y combos recién llegados convivirán en los más de sesenta puestos dedicados al noble arte de hacer – y vender- melodías.

Habiendo dejado de lado las restricciones pandémicas de los últimos años la cita llega con el único límite personal del tiempo disponible y la profundidad del bolsillo y la mochila. Así que, en estos días locos de tweets volátiles e historias que duran un día, buscando emular la sencillez de las columnas futboleras del expresidente del gobierno español, vamos con este texto que sintetiza los sonidos más relevantes de la Durangoko Azoka.

Elkar volverá a ser una de las “oficinas” más potentes del mercado con desembarcos musicales de variado pelaje. El cantante Gari hará un hueco en la nueva despedida final del grupo Hertzainak para presentar su nuevo trabajo, una recopilación de canciones grabadas en directo. También se espera muy solicitado el reciente círculo sonoro de Eñaut Elorrieta titulado ‘Fantasia’. Este cuarto disco en solitario es delicado y sutil, folk y pop, que ha buscado abandonar las guitarras eléctricas para, según sus propias palabras, “quitar lo máximo para expresar lo máximo”.

Más festivo y bailongo llegará el debut de Arima Soul. El combo vasco defiende los aciertos del rhythm & blues, soul, funk, groove y jazz de los años 60 y 70 con la gran voz de Lidia Insausti como capitana del barco.Un viaje marítimo es el que ha hecho la trikitilari Ines Osinaga, fusionando los sonidos de Cuba y Euskalherria en su debut discográfico lejos de los combos Gose y Ekon de los que formó parte. Readaptando melodías de su antiguo grupo “hambriento”, tirando de letras de Joseba Sarrionaindia y recopilando un gran número de colaboradoras.

A la hora de “poner en valor” obras de experimentados compositores se anuncian un disco-libro del cantante Imanol que pretende honrar su carrera y un tributo a Txomin Artola con la reedición del clásico ‘Belar hostoak’ en formato doble: por una parte el álbum original remasterizado y a su vera la reinterpretación qué realizó Urbil Artola y que pronto comenzará a pasearse por los escenarios. No pasamos por alto el vinilo de ‘Ikimilikiliklik’, traslación sonora del espectáculo audiovisual de Mikel Laboa y los Artze.

Cálido casi tórrido se abrirá el espacio de Brixton Records, la cabaña independiente especializada en ecos jamaicanos. Su punta de lanza será Babilbon, combo que mezcla puristas del reggae y autores con ganas de darle un meneo al estilo. Unos y otros han compilado el heterodoxo ‘10 Beats and Riddims Basque Label’ en una añada que ha contado también con nuevos trabajos de The Dance Crashers y The New York Ska-Jazz Ensemble

De entre las colectividades destaca Zart!, que anuncia ‘Loti (h)errena’ el primer ensayo conjunto de todos sus socios (Harkaitz Cano, Rafa Rueda, Iker Lauroba, Maite Larburu,…)al que le acompañan el lanzamiento de ‘Anonyme Popular’ (Rafa Rueda repite, esta vez con Igor Elortza) y el álbum de Jexusmai Lopetegi ‘Ez da horren sinplea’. Los siempre activos Bomberenea Ekintzak ofertarán los nuevos curros de su propia fanfarria (Bonberenea txaranga), Ama Say, Elle Belga, Rodeo, Sofá, Occhi Di Farfalla, Modesto Newhouse y el split de Joseba Irazoki & Petti.

También hay otros sellos que presentan primicias y recuperan viejas ediciones. Erraiak pondrá a la venta las nuevas canciones de Pasadena, las cuales irán de la mano con sus publicaciones del 2022 (Konpost, Arri!) y las recuperaciones de los primeros pasos de grupos hoy relevantes (MICE con su debut y el breve Zilar Printzak). Los temas más actuales de la banda recién nombrada salieron hace unas semanas bajo el título de ‘Lautada’ en la casa Forbidden Colours, proyecto del autor Aitor Etxebarria para editar causas propias y cercanas. Esta empresa “colorista” llevará a la feria más novedades como la BSO de la teleserie ‘Ondar Ahoak’ y el ‘Brand New Rain’ de los hermanos Dual Split.

En la zona cañera Delirium Tremens, viviendo una nueva juventud con la reciente incorporación de Mikel “Anestesia” Kazalis, colgará su último ‘Hordago’ en el txoko de Mauka. Gor Diskak volverá a acercar su punk-rock a Bizkaia con el rock proletario de RPG Siete (‘Cuatro’), la contundencia de Addar (‘Gordinik’) y la recuperación de ‘Parabellum: hace falta?’ y el ‘Eskuak/Ukabilak’ de Berri Txarrak con su “sorionleku” portada. La formación navarra, ya disuelta, no se pierde la cita y reserva un espacio propio para poner a la venta sus propios vinilos y otros objetos promocionales.

Porque siempre hay gente con galones y colecciones que se bastan y se sobran para tener espacios propios. Ahí están también Mikel Urdangarin y su orquestal ‘Badena eta ez dena’, la ‘Alarma’ de Su Ta Gar, el renacido Kepa Junkera, el chaparrón Gatibu, los jovenzuelos Chill Mafia y Bulego, la parranda de ETS y Zetak, los televisivos Demode Quartet, los guitarreros Willis Drummond y su fresco ‘Hala ere’ y los superventas infantiles Goazen y Pirritx, Porrotx eta Marimotots.

Otros nombres florecientes ha decidido repartirse a medias los gastos de estar representados (Liher / Ezpalak y su aún candente y contundente “Hortz Aina Hots”, Plaura / Burutik y el apretado quiosco de Nize / Otoi / Toc / Vulk). Una fórmula también elegida por colectivos como Balio Dute y Mukuru. Los primeros posarán sus últimos lanzamientos: el retorno de Adrian Perez (Mal De Ojo, Mogollón) con ‘Lasai ederrean’, Gilda (‘Egin albora’) y la tranquila Neu Troia (‘Arketipoak’) mientras la segunda asociación anuncia a Txost (‘Euri-ura’) y Peru Galbete (‘Beiratu’).

Además del “Autoekoizleen plaza” (“espacio para las autoproducciones”), tabla que la organización pone para quienes se sacan las propias castañas del fuego, en Durango no faltará el diverso follaje del espacio de Musikazuzenean, quienes volverán a aglutinar los discos de gente como Piztiak, Janus Lester, Kurkuma, Lamiak, Maraca Diablo, Aitor Rubio, Lumi, Kyxo….

Oso Polita, la rama disquera de la promotora Last Tour, pisará Durango con el refrescante estreno del trío Mirua (la última generación de los tolosarras Zeberio), la guipuzcoana Euskoprincess y el moderno a la par que asequible Bengo. Convivirán con los castellanohablantes Goxua´N Salsa (salsa al estilo más clásico desde Iruña) y el consagrado Nacho Vegas.

Como todo no va a ser cantar sino que también hay que leer un poco la empresa Banizu Nizuke defenderá el lado escrito de la música con libros sobre bandas como Spacemen 3 o La Secta y preciosas guías sonoras como la dedicada al pueblo de Bera (‘Musika Bera’, de Pablo Salgado Méndez). En formato libro llegará Anari Alberdi, quien este año se ha estrenado con ‘Gari eta Goroldiozko’. Y uno de los escritores más musiqueros, Harkaitz Cano, tiene varias referencias aquí y allá. Una de ellas se llama ‘Ni ez naiz Mikel Laboa’ y redibuja una nueva biografía del eterno autor vasco con la ayuda de Unai Iturriaga y Joseba Larratxe. Solo queda recordar a los lectores que buena parte de estos productos culturales pueden adquirirse online los días de la feria en la web oficial www.durangokoazoka.eus.

Jorge Drexler: Bendito desconcierto

Intérpretes: Jorge Drexler (guitarra, voz), Javier Calequi (guitarra), Carles “Campi” Campón (bajo), Meritxell Neddermann (teclados) Borja Barrueta (batería), Alana Sinkëy (voz), Miryam Latrece (voz). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Dia: 03/12/2022. Asistencia: unas 1200 personas.

Con ruido ambiental de pajarillos y un escenario sencillo y elegante, uno de los más bonitos que hayamos visto nunca en el Kursaal. Así recibió el auditorio a unos espectadores que hicieron que la de ayer fuera la cita más populosa de Jorge Drexler en Donostia.

Hubo mucho que celebrar. Partiendo por los treinta años de carrera que anda cumpliendo este trovador. Siguiendo por los siete Grammys latinos que ha ganado hace pocas fechas. Mas el mayor motivo de algarabía lo constituyeron sus canciones. Unas melodías que Drexler ha sabido refrescar con brisas más actuales sin mostrarse impostado ni tener que ponerse la gorra al revés.

Quizás el pegamento natural de todo sea esa voz dulce, cercana, amigable y parlanchina entre temas: entonó una dedicatoria a los argentinos que le habían preferido frente al partido mundialista. Cantando la filtró (‘El día que estrenaste el mundo’) y se lanzó a la narración urgente (‘El plan maestro’) mientras experimentaba con los compases (‘Era de amar’). Defendiendo el amor y la frescura de todo inicio (‘Cinturón blanco’) mientras se quejaba de la vida moderna (‘¡Oh, Algoritmo!’)

Un descaro que se trasladó a las músicas. Con momentos de bulerías (‘Tinta y tiempo’), soles veraniegos (‘Me haces bien’), dentelladas soul-funk (‘Deseo’) con impactos de jazz (‘Inoportuna’) y ganas de jugar (‘Corazón impar’). Sin olvidar todo el poso latinoamericano (la acústica ‘Asilo’). No ha inventado la rueda pero el chapuzón que Jorge Drexler se ha pegado en este nuevo enfoque es digno de aplauso. Porque en ese riesgo, y en este resultado, está la primera victoria.

Ismael Serrano: Magacín cantor

Intérpretes: Ismael Serrano (voz), Jacob Sureda (piano), Irene Rouco (violonchelo, guitarra). Día: 26/11/2022. Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Asistencia: unas 750 personas.

Se lo monta bien Ismael Serrano (Madrid, 1974). Sigue siendo el cantautor de la melancolía, el rey de “lo que pudo ser” y lo bello del pasado, su tierra fértil. Esa etiqueta no se la quita ni el aguarrás. Pero es un cantante que sabe mutar y ponerle diferentes lazos a esa canción de protesta personal y a veces social. Y el envase del evento de ayer en Donostia fue bien curioso

Serrano y sus acompañantes se plantaron en una entrevista radiofónica llamada “La palabra dada” que le sirvió al madrileño para explicar las piezas, desmontar algunos tópicos sobre su persona, reírse un poco de sí mismo y “reencontrarse” con una antigua relación amorosa.

El comienzo se escoró hacia la suavidad de los años 70 (‘No soy’). Logrando las sílabas de un público (‘Vértigo’) que le sacó ‘Ana” de la mochila. Arrimándose al optimismo (la bella ‘Sucede que a veces’). Tirando la caña a los clásicos (‘Alfonsina y el mar’) y soltando sutilidades (Ese Nino Bravo en ‘Cállate y baila’). Recordando a Pablo Milanés y Gaza. Elevando penas y deseos (‘Pequeña criatura’) mientras denunciaba modernidades (‘Si se callase el ruido’) y dramas (‘La primera que despierta’). Modernizando las voces (‘Ven’) y los fondos de sus clásicos (‘Papa cuéntame otra vez’) que comandaron el fin de fiesta, con un bis que estiró el concierto más allá de las dos horas y media.