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Txikijazz: la música que amansa las fieras

Sara Mansilla y Los Juanes cerraron ayer este ciclo de conciertos de enfoque familiar

El Jazzaldia cuenta con un proyecto llamado Txikijazz en el que las familias comparten y aprenden disfrutando de la música. Adaptada este año a las necesidades de seguridad de la COVID, la propuesta ha perdido las actividades lúdicas centrándose, que no es poco, en la oferta de recitales familiares.

No es casualidad esta última frase. Las actuaciones eran sólo para familias con niñas y/o niños. En la entrada se colocó un filtro que impedía el paso a quien llegaba al lugar de forma individual o sin churumbeles a su cargo. O dicho de otra forma, priorizaba el acceso de los grupos. Porque el examen fue relajándose con el paso de los minutos y unos y otros accedieron sin problema al lugar. El abrasador domingo comenzó flojo en este escenario situado en la trasera del Kursaal para ir animándose hasta conseguir llenar la mitad de su aforo, dispuesto para 300 asientos.

Frente a sillas y humanos se colocaron la cantante Sara Mansilla y Los Juanes para animar la gala mañanera. Voz, saxofón y guitarra tocando muchos palos de forma resolutiva y refinada. Arrancaron con el clásico de Nina Simone “My Baby Just Cares For Me” (“mi pareja se preocupa por mí”). Y quien sí se preocupó por nosotros fue la organización del Jazzaldia. Los promotores solicitaban el nombre y el apellido en la entrada para contar con un registro de asistentes. Escondieron las mesas para que mayores y pequeños se sentaran en fila por grupos, bien distanciados entre sí. Como en el resto de pases terraceros que se suceden por la tarde, no se podía estar de pie y cada asistente debía ocupar el asiento que le indicaban sin poder moverse por el recinto. Esto fue especialmente complicado para los más jóvenes, pero todos cumplieron las normas a rajatabla. Atentos a ratos, pero siempre educados en estas cuestiones que les imponen los mayores.

Sara Mansilla, una especie de Amy Winehouse sana y pulcra, cantó piezas propias (“On Your Own”, “Better Place”) y ajenas, decantándose por un soul insinuante y un jazz-blues que le sentaba como un guante. Ralentizó el “Wiked Game” de Chris Isaak hasta dejarlo en un susurro, cantó en euskera (“Back To You”) y desplegó mucha elegancia vocal en cada uno de los cortes interpretados. Una buena despedida para una sección del programa tan necesaria como agradecida.

Publicado en El Diario Vasco
Publicado enCríticas de conciertos

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