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Alela Diane : Folk de cámara

ficha: Vikesh Kapoor , Alela Diane & Ryan Francesconi. Lugar: Casa de Cultura de Intxaurrondo (Donostia). Día: 19 de noviembre del 2015. Asistencia: unas 150 personas.

“Yo no sé si esta música es buena o no. Tan solo te puedo decir si me gusta o no”, decía una asistente al concierto del pasado jueves en la Casa de Cultura de Intxaurrondo. Ese enunciado, empleado por la gente a modo de excusa cuando se topa con un tipo tomando notas de una actuación, se me antoja el análisis más certero y puro de cualquier acto cultural. Así que intentaremos ponernos en la piel del novato para comentar las actuaciones de la noche de autos.

La velada comenzaba con Vikesh Kapoor, un cantautor que se plantó con solo una guitarra (que sonaba a las mil maravillas) y un disco de debut bien interesante, “The Ballad of Willy Robbins”. No abría el horizonte clásico (Bob Dylan, Simon & Garfunkel, Leonard Cohen, Woodie Guthrie) ni se alejaba de los acordes más habituales, pero su colección de melodías nos entró como agua en el desierto. Puede que fuera como una de esas películas sin grandes reconocimientos que un día te topas en la tele y ves que se adapta perfectamente a tu estado de ánimo, sintiéndote capaz de defenderla ante cualquier tribunal cinéfilo popular.

Y si Kapoor fue un bálsamo terrenal, lo de Alela Diane se pareció a una revelación mística que sobrevoló las almas de los allá sentados. Sí, amigos, la sala de Intxaurrondo desplegó sus sillas para la ocasión, lo cual resulta genial para eventos calmos y no muy masivos. Demostrando, de paso, que si uno apoya el culo tiene menos ganas de charlar con los colegas durante las canciones.

Acompañada de un guitarrista tan pulcro como tiquismiquis (pidió a un fan que no le sacara fotos durante el concierto) y una violinista que le completaba los tonos vocales, Diane ofreció unas creaciones tan sosegadas y divinas que parecían sugeridas en sueños por alguna deidad. Puro folk de cámara, de bruma irlandesa e intimidad hogareña. Pensaba despedir a Alela con mi elección del “me gusta/ no me gusta” que encabeza esta crónica. Pero, qué cosas, me he vuelto a quedar sin espacio para ello. Otro día se lo cuento.

Publicado enCríticas de conciertos

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