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Mogwai & Mishima: El ansia que cura

Intépretes: Mishima, Mogwai. Día: 6 de septiembre del 2015. Lugar: Exterior del edificio Tabakalera (Donostia) Asistencia: lleno, unas 1400 personas.

Uno de los fines de semana más musicales del año cerró sus citas de forma memorable. Mogwai ofreció en Donostia su espectacular y elaborado muro de sonido gracias al trabajo conjunto de Kutxa Kultur Festibala, Tabakalera y Donostia 2016.

La fiesta arrancó con Mishima, banda que se estrenaba en la ciudad. Así nos lo contó el cantante David Carabén, maestro de ceremonias de estos barceloneses muy afamados en su tierra que han sabido traspasar fronteras idiomáticas con sus refinadas canciones poperas. Su último CD se llama “L’ànsia que cura” y les puede colocar entre Love Of Lesbian y las melodías menos saltarinas de Manel. Dominan las estructuras creativas con elegancia, buscando que la gente coree sus creaciones. Hasta tuvieron el detalle de pasar a euskera uno de sus estribillos, invitando al colegueo vocal local.

Aunque para “ansias que curan”, los trallazos que ofrece Mogwai. El quinteto instrumental no cortó la cinta inaugural, la destrozó a guitarrazos para deleite de sus fans. Más que estándar, lo suyo es “eztanda-r” (“explosión” en euskera). Si Tabakalera aguantó este “ensayo de fatiga” ruidista es que no va a necesitar ni una mano de pintura en cien años.

En Donostia disfrutamos de esos “crescendos” tan gozosos que caracterizan a estos escoceses. Pequeños aludes que comienzan con un copo de nieve y acaban arrasando todo el bosque de cabezas a su paso. Así sucedió con “I´m Jim Morrison, I´m Dead” o ese “Mogwai Fear Satan” con el que siguen asustando al respetable. Asistentes que no fueron capaces de adivinar cuándo retornaba el puñetazo sonoro tras la zona calmada y que recibieron en completo silencio la torta de luz y sonido.

Los de Glasgow también interpretaron tres temas cantados que nos recordaron a Yo La Tengo. Y atacaron pasajes tranquilos de pura emoción sonora. Una melancolía embriagadora que brotó en “Tracy”, “Hunted By A Freak” y “Take Me Somewhere Nice”. En la renovada fábrica de tabaco también hubo momentos de corte electrónico y alma terrorífica. Y un cierre marca de la casa con “Batcat”, corte que dio fin a una hora y media abrumadora, emocionante y contundente.

Publicado enCríticas de conciertos

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