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Mes: noviembre 2014

Me and the bees

El aguijón pop de estos catalanes anuncia dos picaduras donostiarras. Esta noche están en el Dabadaba y mañana ofrecen un concierto para niños

Parece que fue ayer (diciembre del 2011) cuando nos los encontramos de repente en el Bukowski de la capital guipuzcoana tocando las canciones de su debut “Fuerza Bien”. Era un día horrible, lluvioso, y sonaba todo tan cándido y bonito que más de uno volvió a casa calado hasta los huesos pero con un vinilo bajo el brazo. “Qué grandes recuerdos, qué bien lo pasamos en Donosti aquel día. En estos meses entre disco y disco hemos tocado todo lo que hemos podido, y nos hemos puesto deberes. El resultado se llama “Mundo Fatal” y lo presentamos este fin de semana en vuestra ciudad”, nos cuenta Verónica Alonso, la batería del cuarteto reconvertido en “power” trío de labores repartidas. “Viajamos como bajista-cantante, guitarra-cantante y batería-corista”.

El cambio se ha notado en las canciones. En este CD suenan más directos, más juguetones con las estructuras, cándidos pero no angelicales. Melódicamente siguen sonando muy atractivos. Como si hubieran vendido todos sus discos de “indie” estricto y hubieran devorado las melodías de Thowing Muses. El vídeo recién publicado de “Love and Fun” puede servir de pista para conocer las tripas de esta formación. Un clip que comienza ingenuo y acaba como el rosario de la aurora. Eso sería “Me And The Bees”. Un grupo pop con gusto por viajar ligero, sin férreos corsés.

Y hablando de viajes, debemos reseñar que los catalanes tuvieron la oportunidad de tocar en el mastodóntico festival SWSX de Austin (EEUU). “Fue una experiencia irrepetible. Algo muy abrumador. Pero nos sirvió para darnos cuenta del talento que hay por el mundo. Eso te hace querer tocar más y mejor. ¡Descubrimos tantas bandas maravillosas! La verdad es que cada vez que conocíamos a alguien de cualquier país hablábamos con ellos para hacer una gira conjunta”. Una de esas bandas, ya conocida por este terceto, fueron los Half Japanese capitaneados por Jad Fair. “Nos invitó a una fiesta que hacía una amiga suya en su casa. ¡Fue un concierto brutal! Muy divertido”.

Para ese día Fair ya había recibido el encargo de realizar el artwork de “Mundo Fatal”. “Pensamos en él porque tanto Carlos (guitarrista de Me & The Bees e ilustrador profesional) como Esther (bajista) conocían sus trabajos gracias a internet. Fue sencillo contactar con él y que nos hiciera la portada: Le escribimos, le contamos de qué iba el disco, le pedimos un par de ilustraciones. Como respuesta nos mando 20 distintas”, responde divertida Alonso. Unos y otros volverán a toparse este mismo domingo, compartiendo cartel en Barcelona. “Nos apetece muchísimo. Todos somos bastante fans de los norteamericanos, como ya lo debes imaginar”.

No contentos con la mini gira de fin de semana, estas “avispas” de la ciudad condal anuncian una cita muy especial para la mañana del sábado: Un concierto para niños. Será en el Staff de la plaza de Atotxa (Donostia). “Nos encanta actuar para los chavales. Son muy directos y disfrutan de todo sin problemas. Una vez tuvimos a cinco de ellos gritando “¡batería, batería!” cada vez que se acababa una canción. Y hace poco tocamos en Valencia y tuvimos que pedir a un padre de parte de su hijo que a ver si le dejaba ir a los hinchables que estaban fuera”. La banda no anuncia un set especial para los infantes. “Tocamos las mismas tonadas. No olvides que también habrá bastantes progenitores en la sala. A unos y otros les gusta que se les trate normal, con cariño y transmitiendo buen rollo”. Un optimismo que esperan seguir repartiendo a lo largo y ancho de la península. “Hay algunas propuestas pero no contamos con mucho tiempo libre. Por ahora podemos anunciar un concierto el 11 de diciembre en Barcelona a favor de una casa de acogida para mujeres. Iremos anunciando el resto de fechas en nuestras redes sociales. ¡Estad atentos!”

Brit Floyd: Homenaje espectacular

Como siempre andan leyendo con urgencia estos textos les sintentizo la impresión general: El concierto de Brit Floyd, banda que homenajea el cancionero de Pink Floyd, fue un espectáculo de luz y sonido en el que las canciones del seminal grupo británico salieron bien paradas.

Ya saben cómo es esto de las “banda tributo”. Gentes tirando de éxitos compuestos por formaciones ya apagadas (no es el caso. Tras años en silencio Pink Floyd acaba de anunciar un nuevo CD) y que buscan monetizar – a un precio poco juvenil- los recuerdos de nuestros años mozos. No sabría decir si el precio de la cita era elevado o no, pero puedo afirmar que estos “brit” se ganaron a pulso todos y cada uno de los euros del ticket donostiarra

Primero por extensión. Porque hay que estar más de dos horas y media tocando complicados temas sinfónicos. Y que después de esas veinte canciones dejar tan buen sabor de boca que la gente te acabe pidiendo un bis puesta en pie y a gritos de “beste bat”.

Muchos de los aplausos hay que dedicárselos a un montaje que no desentonaría en el Estadio de Anoeta. Idea que tiene sus pros y sus contras: Las impresionantes combinaciones de luces eran en ocasiones algo cegadoras para tan reducido emplazamiento. En la pantalla de fondo hubo recuerdos al “wall”, a los malogrados Syd Barret y Rick Wright (precioso el “Breathe” y el “Wish You Were here” que les dedicaron) y muchas animaciones visuales que elevaban el mensaje siempre crítico y conceptual de la banda liderada por David Gilmour.

A lo sonoro tampoco se le pueden poner pegas. La numerosa formación ejecutante interpretó con precisión los intrincados temas de la banda inglesa. Y la selección de canciones encantó al personal. Hubo recuerdos a los viajes iniciales (“Astronomy Domine”), paseos folk (“Fat Old Sun”), temas muy populares (“Money”, “Another Brick in the Wall”), recuerdos a la época setentera (“Pigs”), melodías arrebatadoras (Shine On You Crazy Diamond” fue lo mejor de la noche), momentos críticos (“The Fletcher Memorial Home”) y otros que dejaban entrever de dónde sacaron U2 su influencia escénica más palpable (“Take it back”). Los homenajeados pueden descansar tranquilos. El de Brit Floyd es uno de los mejores espectáculos–tributo que hemos visto.

Los Punsetes: Arsenal de aciertos

Su nuevo álbum acaba de salir a la calle esta misma semana y ya está causando el revuelo habitual. Porque “LPIV”, el flamante cuatro trabajo de Los Punsetes, no solo rescata su antigua norma de definir sus discos con números romanos. También recupera la inmediatez de sus dos primeros discos y lo remata con una producción de alta factura a cargo, una vez más, de El Guincho. Aunque en este campo haya diferencias notables respecto a anteriores entregas: Las canciones nunca habían sido tan directas e impactantes. Es como si una banda indie nacional se hubiera maquillado con afamados tonos norteamericanos. Algo que muchos ponen en su nota de prensa y muy pocos consiguen en los archivos de audio. “A nivel de producción es sin duda el disco más ambicioso y planeado”, nos cuenta Jorge, el guitarrista de la banda. “Teníamos la idea de que pasaran muchas cosas distintas en las canciones, que la escucha fuese divertida y sorprendente. Buscando que cada sonido tuviese gancho e interés”.

Y las letras. Demonios. Lo han vuelto a hacer. Imposible no caer rendido ante el primer lanzamiento de este volumen, el titulado “Me gusta que me pegues”, toda una oda mordaz contra la violencia de género. “Por ahora no tuvimos problemas con esta canción, sólo alguna idiotez de algún periodista”. Y qué decir de “Arsenal de excusas”, lo que puede ser su tema más redondo hasta hoy, con esa sinceridad que asusta y un desasosiego vital demasiado común. Sin olvidar “Opinión de mierda”, todo un repaso a los excesos comunicativos del internet de nuestros días que también puede ser utilizado como armazón ante las posibles críticas negativas que reciba este CD. Un tema puede guardar cierto parecido con un pasaje anterior titulado “De arte” y que versaba sobre los egos artísticos que se inflan solos. El grupo no ve tan claro ese parentesco. “Tienen un aire, pero tampoco tienen tanto que ver”.

También podemos intuir cierta inspiración madrileña, algo habitual en las escrituras punsetianas, en “Los últimos días de Sodoma”. En opinión del guitarrista lo más bonito de esta lírica es “que muchas personas distintas pueden apropiársela y hacerla suya. La gente puede sentir que su entorno sale reflejado en ella. Lo que tampoco habla muy bien de lo que nos rodea, la verdad”. Solo nos queda confirmar mañana todos estos parabienes compositivos sobre el escenario del Dabadaba donostiarra, con los prometedores No Fucks como socios de esta celebración del segundo aniversario de la promotora Ayo Silver. Parranda que acabará con el insigne Alejo Alberdi (Derribos Arias) a los platos.

Jim Noir: Finnish Line

Pop
3 estrellas

Este hiperactivo creador británico entrega un disco gozoso de principio a fin. Empieza como si los músicos hubieran viajado en el tiempo a los estudios de los mejores Led Zeppelín para quedarse más tarde con el balanceado típico de aquellos años e ir tomando un maravilloso cariz Beatle, dejando un regusto final popero solo al alcance de Neil Hannon y similares. El sonido general es de pasar el algodón y no pillar mota, por supuesto.

Peaking lights: Estrellas místicas

La pareja californiana acerca su brillante synth pop a la capital guipuzcoana el próximo miércoles

Pegaron el pelotazo con “936”, su anterior disco. Y ahora están recogiendo los frutos con su siguiente colección, el reciente “Cosmic Logic”: Escenarios cada vez más amplios, sellos discográficos más potentes (Domino Records), espacios promocionales relevantes…Claro que toda eclosión tiene su lado oscuro, el de “yo los vi primero”. Pitchfork, la publicación norteamericana que marca las tendencias en moda hipster-normal, le ha pegado un buen meneo a su último CD. La crítica es razonable, aunque el juicio pueda tomarse como una evolución natural por la mejora a la hora de grabar (antes se lo hacían todo en casa, ahora ya pisan los estudios): Voces en primer plano cuando antes no dejaban de ser una melodía oscura y oculta, cambios en los tonos que han pasado del dub underground y algo distorsionado a brillos más ochentenos y sintéticos. Más popero y accesible para públicos que apenas se rasuran la cara.

Aaron Coyes, el chico de esta pareja artística que estira sus hilos hasta la convivencia diaria – ya tienen dos hijos en común y se van de gira todos juntos en común armonía-, se lo toma con calma. “Bueno, si la crítica es constructiva es bueno echarle un vistazo. Somos de piel dura, así que los comentarios no van a tambalearnos. Pero por favor, no añadáis cuestiones subjetivas personales. Eso es de perezosos y malos redactores”.

Pues empezaremos tirando por el lado climático, que tras la matraca diaria de los telediarios todos somos unos expertos. Este nuevo álbum es mucho más brillante en sonidos, más optimista, más visible. “Es que el clima afecta”, nos cuenta Aaron. “Hemos vivido varios años en Wisconsin, y ahora llevamos más de dos en California. Y ya te digo yo que componer en aquellos fríos inviernos del centro de país no es lo mismo que hacerlo en esta templada costa. Personalmente prefiero el buen clima, me permite trabajar mejor”.

El sol no es el único elemento que afecta a este músico. Tanto él como su esposa son seguidores de las teorías místicas. Pero preguntarles por ellas es perderse en términos poco habituales. “La astrología védica –similar a la conocida, pero originaria del pueblo hindú- nos ayuda mucho en nuestra vida diaria. Y seguimos defendiendo la numerología. Los títulos “936” y “Cosmic logic” tienen un nexo que se explica empleando las teorías de esa escuela, pero creo que tu artículo no va a ser tan extenso como para poder detallar esa unión”. Tranquilos, chicos. Si toda esa espiritualidad suma a la hora de crear bellas canciones, bienvenidos a la tierra, Peaking Lights.