Saltar al contenido

Jazzaldia 2009: Russian Red, Vetusta Morla,…

El Domingo también se celebró la etapa final de otro Tour poco ciclista: el de los conciertos gratuitos del Jazzaldia 2009. El telón se echó en la zona trasera del Kursaal con gran respuesta de público y animosas actuaciones como las de las formaciones locales Organik´s y The Billie Jeans.

La noche anterior fue casi gloriosa para los rodadores que salieron a disputar la general (de la sociabilidad y el parrandeo). Eso hizo que ayer nos pasáramos por ese otro festival sano: el de los zumos y las comidas catalanas.

Pero no se piensen que ese naturalismo saludable hizo bajar el pistón festivo. El nutrido grupo donostiarra The Billie Jeans subió al escenario Frigo con ganas de marcha y una maleta llena de ritmos contagiosos.

A lo largo del repertorio mezclaron con agitación y ejecución impecable la expresividad del funk, el salseo latino, la paz del soul, la fuerza de Lenny Kravitz y la cadencia del reggae.

En la zona superior Organik´s hacían bueno el lastre positivo de la palabra standard. Su cariño por ese jazz más asentado se presentó completo de swing y juguetones dibujos de los instrumentos soplados.

Tras ellos llegó el turno de otras formaciones como Altx6, Broken Brothers Brass Band o Ensemble Denada. ¿Un cierre redondo? Eso dejaría fuera de la explicación las estilizadas figuras -no musicales- que colorearon durante todo el fin de semana los distintos escenarios del Jazzaldia 2009. Pero sí, el arreón final fue muy atractivo y populoso.

La noche del sábado

En la víspera nocturna War on Drugs ofrecieron un concierto precioso cuando se ponían concretos y algo disperso en los extractos experimentales. Capitaneados por una voz clonada del Bob Dylan de la autopista 61 y las melodías de los Byrds, su folk-rock tiene canciones que resultan embriagadoras.

Si no caen rendidos ante temas como Arms like Boulders es que tienen ustedes parentesco con el hombre de hojalata. Una lástima que, como apuntábamos, el trío se despistara en las zonas más improvisadas.

Tras ellos Black Joe Lewis & The Honeybars inundaron la playa de sonidos soul-funkies muy animados a ratos y correctos en otros. Un ¡hurrah!, eso sí, por su mini sección de viento y el trabajo del organista que llevan en esta gira.

Quien debe ser fan de ZZ Top, porque menudas barbas manejaba el señor. Una duda: ¿Black Joe no era un gritón como James Brown? Pues se debió dejar la voz olvidada en el autobús de la gira, porque en Donostia cantó más bien poco.

La sorpresa de la noche vino de la mano de Bikini Machine, quienes limpiaron de arena nuestras sandalias a base de guitarrazos. Una fiesta rockera -sí, aceptamos verbena como definición del acto- de ambientes garajeros y aceleradas interpretaciones que fue desde la música surf hasta los Troggs pegando botes. Chapeau, que dirían en sus tierras.

Publicado en: El Diario Vasco

Publicado enCríticas de conciertos

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *