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Jazzaldia: Dulce atardecer

El sol fue tumbándose poco a poco la tarde del sábado, dejándonos como fondo sonoro unos conciertos interesantes y atractivos. Nuestra primer parada bordeó la larga cola del bar helado que Heineken ha colocado en el Paseo de la Zurriola para recalar en la actuación del grupo catalán Miyagui.

Sí, una denominación muy similar a la del profesor de la película Karate Kid. El cuarteto también dio cera y pulió la cera. Marchosos en el arranque grunge, sus canciones podían haber salido de algún de Pearl Jam. También hubo pasos más funkies y una guitarreada versión de Kylie Minogue. Sobrados en la ejecución, convencieron a un público que fue bajandola media de edad con el paso de los minutos.

También se mostraron excelsos los miembros de New Mood Trío, pero a la hora de sugerir. El suyo fue un concierto excelente, tan calmado como evocador y siempre con los golpeos espaciados: Los sonidos porteños de acordeon, los dulces paseos por el contrabajo y los golpeos de un batería que mima su instrumento, sus canciones sonaban a sueños ambientales, blues o chanson francesa, a película de bajos fondos, a momentos experimentales de gran sosiego.

La cita continuó con no menos estrellas, con el folk guitarrero de War on Drugs, la potencia funk-soul de Black Joe Lewis y sus Honeybears y el pop anglófilo de los franceses Calc. No olvidamos el siempre interesante Open Mike, un momento amateur abierto a todos aquellos artistas y grupos musicales que desearon actuar en directo sin una previa selección y sin limitación de estilo. Una mezcla que es buen ejemplo del caracter heterogéneo de nuestro Jazzaldia.

Publicado enCríticas de conciertos

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