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Ken Zazpi: Euskoldplay

Intérpretes: Eñaut Elorrieta (guitarra y voz), Jon Mikel Arronategi (guitarra), Igor Artzanegi (bajo),Beñat Serna (guitarra), Iñaki Zabaleta (teclados), Jon Fresko (batería). Día: 13 Agosto 2008. Lugar: Explanada de Sagües (Donostia). Asistencia: unas 7000 personas

En la habitual única comparecencia euskaldun en el escenario principal de nuestra Aste Nagusia, el quinteto Ken Zazpi demostró el tirón popular que tienen en Euskadi, sea lo que sea lo que ustedes entiendan por dicha definición territorial.

Ante una plaza y una luna a las que poco les faltó para estar llenas, familias enteras, mil y un parejitas donde la dama ejercía de fuerza motor, quinceañeros más o menos erguidos y camisetas de tiras sobre cuerpos serranos gozaron con la propuesta escénica de los de Gernika, lo más parecido a un grupo masivo que hemos tenido por nuestras tierras en muchos años.

Son los Coldplay vascos. Y no vean un tono peyorativo en dicha frase. Eñaut Elorriaga, el cantante por el que suspiran las jóvenes y que fue recibido entre chillidos de fan beatle, podría pasar por el Chris Martin de Gernika o el Bono (U2) de Urdaibai.

Su conexión con el cromosoma X es total. Uno está convencido de que si el cantor suelta por el micro el nombre de una marca comercial al día siguiente se acaban las existencias en la provincia.

Muy bien arropado en lo musical por el resto de sus compañeros, Elorriaga se lleva los focos de atención (ochenteras y deslumbrantes, las luces parecían demasiado cercanas a la banda) dejándose querer con esa sonrisa de eterno adolescente.

Tras un arranque enérgico que suena británico como los Editors del segundo disco, rabioso como Muse ( y el Rock Radiofónico Vasco, vale) y trascendente a tope, donde la banda vasca verdaderamente arrasa es cuando los tonos se vuelven románticos. JC Perez y sus Itoiz hicieron una buena siembra.

Es en ese punto donde nuestros quarterbacks toman del hombro a sus animadoras y se arrejuntan en la plaza, recordando que bajo esa canción se conocieron en las fiestas de aquel pueblo. Decenas de parejas, no todas jóvenes, repitieron esa imagen en las ocasiones que Ken Zazpi tiró de un repertorio sentimental que no resultó excesivamente diabético.

Tras dos horas de concierto y un par de bises que si hacemos caso a la aclamación popular hubieran sido docena y media, la cara de satisfacción de todos era inmensa. ¿Para cuando Ken Zazpi como concierto de verano en el Estadio de Anoeta, haciendo patria?

Publicado enCríticas de conciertos

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