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Mes: noviembre 2007

Limousine: «The Abyss You Can Reach With A Hand»

LIMOUSINE
«The Abyss You Can Reach With A Hand»
Mushroom Pillow

Absolutamente arrebatador y precioso el segundo disco de estos cordobeses. Un lanzamiento doble que aglutina varias de las más sublimes composiciones de pop alternativo editadas en nuestra península.

Respetando a las influencias, sin fotocopias, construyendo desde la personalidad y la calidad. Están mañana en el Centro Cívico de Alza.

Cepuntobandish: «Mapamundi»

CEPUNTOBANDISH
«Mapamundi»
Autoedición

Este autor donostiarra explora en su última referencia distintas ciudades del mundo para ofrecer una nueva muestra de la electrónica mas dulcemente inteligente a lo autechre, experimental que no chirriante, sin caer en el chill out cafetero. Actúa mañana en Donostia y se puede escuchar gratis en www.soundclick.com/cepuntobandish

Joseba Irazoki & Belardian: Folk inquieto

El segundo disco folk del heterogéneo Joseba Irazoki es eléctrico y amante de las raíces norteamericanas y vascas. Esta noche actúa en Oñati.

Los variados proyectos del navarro Joseba Irazoki, de actualidad por la publicación del disco “Pobre Gara” (Hirusta Records, 2007), podrían llenar sin mayores problemas la programación mensual de un garito.

Atentos a lo que ha sido el 2007 para el creador beratarra de las mil y un aventuras sonoras. “Empecé el año publicando un disco con una orquesta de acordeones. Más tarde vio la luz en un sello norteamericano una cassette de improvisaciones. En primavera saqué un EP con mi banda de rock-blues “On Benito” y a finales del verano imprimí el segundo disco como DO con la famosa disquera Lucky Kitchen. La pasada semana presente mi segundo disco con Hirusta, acompañado esta vez por el grupo Belardian”.

Nos quedamos en la última de sus muescas. Esa que se presentó en pasado lunes en la FNAC donostiarra y que ya tiene confirmadas visitas a Oñati, Atarrabia, Gasteiz o Tarragona. Una oferta que comienza a extenderse por tierras catalanas. “El pasado día 9 estuve tocando en el festival ‘EH Sona’ de Barcelona y en febrero pisaré Tarragona y Lleida con Belardian”.

El autor se muestra encantado con la discográfica del Bidasoa que saca a la calle sus trabajos más estándar. “Hirusta Records hacen bastante promoción. Además, lo importante es el trato y que le ponen mucho mimo a sus lanzamientos”. ¿Y el mimo y el cariño, siempre bien recibidos, le permiten a un artista conseguir mayor número de conciertos? “Yo estoy bastante contento. Ahora me han empezado a llamar en vez de tener que ser yo el que se busca la vida a la hora de conseguir fechas”.

Atom Rhumba: Rock desubicado

Intérpretes: Rober! (voz, guitarra), Alvaro Segovia (guitarra), Nacho Beltrán (batería), Joe González (saxo tenor), David González (bajo), Iñigo “Cabeza Fuego” (teclado, maracas), Jon Elizalde (trombón), Aritz Lonbide (trompeta), Igor Ruiz (saxo). Día: 15/11/2007. Lugar: Sala Cámara Kursaal (Donostia). Asistencia: unas 300 personas

¿Se imaginan a Ainhoa Arteta ofertando su bel canto en un bar heavy?¿O a un conjunto de música barroca amenizando el cierre de un after-hours? Pues similar sensación es la que se palpaba en el ambiente del cubo pequeño del Kursaal el pasado jueves, con la actuación de los vizcaínos Atom Rhumba.

Ellos, músicos que tanto tiempo han estado navegando por aguas peleonas no del todo definibles, uniendo cualquier tipo de música negra que se pueda rasgar rápido y tenga alma, mezclando estilos con total ausencia de vergüenza, fueron presentados en el emplazamiento más lujoso de Donostia. Cuando lo de la música de estos atomicos debe sonar rodeada de botellines, apretones, vapores y paredes que se descascarillan.

Y claro, pasa lo que pasa. Que los valientes poseedores de un abono de la entidad pagadora del acto, Fundación Kursaal, alucinan porque lo que ven no es un musical dedicado a Peret (por la rumba del nombre). Y el resto de asistentes e invitados se encuentran cual niño de cumpleaños castigado, con la tarta cerca y sin poder saborearla, como si estuvieran degustando un plato de alta cocina en su versión espacial deshidratada. Aquello parecía la grabación de un DVD para alguna cadena televisiva, sentado como estaba el público en una butaca que siempre sobra en las actuaciones de este potente sexteto.

Haciendo gala de ese animoso adjetivo, los vascos se mostraron muy enérgicos, con gotas de oscuro garaje (“New Kind of Virus”), algún desvío de jazz abierto (“Eskimo Bones”) y mucho rock negroide (“Gimme Chaos”), con el soul (“Gone”, “Overproof”) sobrevolando todas y cada una de las notas quebradas, sincopadas, entrecortadas y libertinas. Un nervio heredado de la mejor Jon Spencer Blues Explosion y potenciado en la cita donostiarra con la suma de 3 instrumentistas de viento, por aquello de ser la nuestra una de las fechas especiales que cierran la gira.

Lo elegante y fastuoso del local y los muchos aplausos pero pocos saltos transmitieron relajo supino a los ejecutantes. Eso hizo que la banda bajara la chispa cuando las tonadas se tornaron más tranquilas, como ocurrió en algunos pasajes algo deslavazados, el blues “Ridin the Cliche”, el country agitanado de “The Vanishing Days” o la fotocopia Clash que es “Hidden Revelations”.

Afortunadamente el bis (y el uso y ligero abuso de luces parpadeantes en un show que en lo luminoso estuvo perfecto) hizo remontar el vuelo, cerrando la fogosa “Funky Town” un concierto que por fin pudo recalar en la capital guipuzcoana tras años de ausencia. Aunque fuera en un sitio no del todo adecuado para la rabia guitarrera, felicitaciones a los contratistas. Pero la próxima vez, que el comprador lo coloque en un garito más canalla, por favor.

El Bicho: Fusión sincera

Intérpretes: Maneta de Camioneta: Lolo Alvarez (guitarra), Joaquín Migallon (batería) y Pepe Bao (bajo). Elbicho: Miguel Campillo (voz), Victor Iniesta (guitarra), Carlos Tato (bajo), Toni Mangas (batería), David Cobo (percusión), Juan Carlos Aracil (flauta), Pepe Andreu (trompeta), Mario Díaz (teclados). Día: 09/11/2007. Lugar: Sala Rock Star (Donostia). Asistencia: unas 500 personas.

Noche de concierto en el escenario cinematográfico de Illumbe. Mientras la vieja cartelera de los ya cerrados cines mantiene los carteles de sus últimas novedades (Misión Imposible III), el lugar parece una localización ideal para la grabación de alguna película de terror juvenil. “Alguien debería hacer algo con esta zona”, comentaban unos compañeros de cola que esperaban la tardía apertura de puertas para acceder a la cita musical. Imposible negarles la mayor, por más que “demolición” sea la primera palabra que nos venga a la mente.

Pero si el Rock Star (ubicado en los bajos de la plaza de toros) no existiera iba a ser difícil encontrar otro garito privado que pudiera dar cabida a actos que pueden llegar hasta el millar de asistentes. El pasado viernes el número se quedó en la mitad para la cita donostiarra de ElBicho (sí, todo junto), al que talonearon los extraños Maneta de Camioneta, antiguos músicos de la banda de Raimundo Amador que ahora desparraman su impresionante virtuosismo sobre los escenarios ya sea bajo el nombre furgonetero o con la acepción de O´Funkillo.

Dejando de lado aquel spot de neumáticos que afirmaba que “la potencia sin control no sirve de nada”, el trío andaluz practica con mucho arte una suerte de jazz rock con momentos muy contundentes al inicio y algo más funkys en la zona final de su acto. Sorprende la extraña guitarra que emplean en directo, un artefacto sin apenas cuerpo que debe tener algún componente informático porque su ejecutante extraía sonidos de teclados con sólo pulsar las cuerdas.

Y si antes hablaba sobre la inexistencia de algo, afirmar que si la banda de rock andaluz Triana no hubiera editado discos los chicos de Elbicho hubieran acabado en algún tablado festivo dándole al sentimiento jondo más puro. Es innegable y asumida la influencia de aquel trío flamenco-rockero de los pasados años setenta en los huesos creativos de esta populosa formación peninsular, estándar a nivel de instrumentos y con el añadido de flautas traveseras, trompetas, percusiones y potentes teclados.

Sobre todos sus miembros destaca Miguel Campillo, la personal voz de Elbicho. Un dolor flamenco que se cuela con mucho encanto entre músicas que juegan a fusionarse entre el rock sinfónico, la sicodelía y el quejido sureño. Mas, a diferencia de los amaestrados Ketama, a Campillo se le nota puro, fusionando por necesidad interna, muy triste en las letras, volcado en una expresividad que no entiende de fuegos de artificio ni cambios de mano del micrófono. Sólo él sería capaz de hacer suya, original y flamenca, una canción de Julio Iglesias cantada en un karaoke.

La velada fue abriéndose a otros motivos salseros, a veces reggaes o rumberos, nunca explícitamente poperos. Es lo que tiene la fusión bien entendida, por más que unos puristas a mi lado les miraran con recelo. Seguidores que, como el arriba firmante, alucinaron con el bis de la actuación. Único momento en nuestras vidas en el que, tras haber disfrutado de un concierto bien ponderado, nuestros oídos se quisieron tapiar tras el bramido de tonos graves con el que nos deleitó el técnico de la mesa de mezclas. Salvando ese escollo, la función fue bien gozosa.

Jabier Muguruza, Kiko Veneno: Retratos personales

Intérpretes: Jabier Muguruza (voz, acordeón), Mireia Otzerinjauregi (voz), Angel Unzu (guitarra). Con Kiko Veneno (voz, guitarra) actuó Raúl Rodríguez (guitarra) Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 08/11/2007. Asistencia: unas 400 personas.

Aterrizaban en el Victoria Eugenia capitalino los artistas Kiko Veneno y Jabier Muguruza bajo la excusa de la presentación de ‘Konplizeak’, el último de los discos del irundarra.

Son Kiko y Jabier dos creadores especializados en el retrato costumbrista que han decidido seguir el camino que marca su propia personalidad. Aunque eso les lleve, parafraseando al más relajado de los Muguruza, a pisar los “queridos bordes” del espectro musical.

Porque son los nombrados gentes que piensan aún en obras, en trabajos como un concepto y no como una simple sucesión de canciones de elevada productividad (Muguruza dixit). Compositores que, como Kiko, no dudan en pegar un puñetazo sobre la mesa y huir de lo establecido para autoeditar sus propios trabajos cuando su carrera está en la cima. Lo dicho, unos bichos cada día más raros.

Y que sigan siéndolo. Cuando Kiko Veneno se presentó, en compañía del hijo de Martirio a la segunda guitarra, demostró que mantiene intacto el pulso retratista que le caracteriza.

Tras un comienzo algo disperso, con ese blues y flamenco heredados de aquellos primeros años que Veneno está recuperando en su última época, el catalán que emigró mental y físicamente a la zona más cálida de la península se destapó con lo que mejor saber hacer: canciones pop de cotinianidad brutal. Pícaras, desnudas e irónicas. Su hora de concierto supo a poco, a tenor de los aplausos y peticiones de los asistentes.

Muguruza realizó una presentación en toda regla, mezclando en un solo acto la rueda de prensa habitual con la presentación sobre el escenario de las canciones de su último CD. Con unas detalladas y bilingues explicaciones sobre cada una de las tonadas a interpretar, el contador de historias guipuzcoano sigue apoyándose en los cercanos para las letras (Atxaga, Lete, Sarrionaindia) y las músicas. Angel Unzu se encarga con la guitarra de llenar el amplio espacio sonoro que dejan los susurros de Jabier y los ocasionales coros de Mireia Otzerinjauregi.

Unas voces cercanas y tiernas que en su última época han estado marcadas por la muerte del padre de los Muguruza y la posterior asimilación humana y musical de la misma. Ambito en el que brilla con luz propia la absolutamente emocionante Antxillesko Arkupean, pistoletazo de partida de ‘Konplizeak’. El resto de tonos se escoran, siguen haciéndolo, hacia el jazz más íntimo, el vaivén mediterráneo y esa Francia de autor, pausada, romántica, libre de corsés melódicos.

Como en toda buena fiesta de colegas que se precie, Venenos y Muguruzas hicieron uno en la traca final, interpretando la canción Irene y recibiendo del respetable una ovación que demuestra que esos caminos distintos, íntimos y repletos de personalidad, mantienen su espacio en nuestro corazoncito.