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Lagartija Nick: Lagarto, lagarto

Intérpretes: Antonio Arias (guitarra, voz), Lorena Enjuto (bajo), Victor Lapido (guitarra) Y Eric Jimenez (batería), David Varela (teclados). Día: 21 Junio 2007. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Asistencia: Unas 200 personas

La marca de cervezas que pronto acabará patrocinando hasta las simultaneas de ajedrez de nuestra ciudad trajo a Donostia a la formación granadina Lagartija Nick. La excusa se celebraba el 21 de junio bajo el nombre de “Día de la música” (¿acaso no lo son todos?) y permitía volver a ver, tras demasiado tiempo de ausencia sobre un escenario capitalino, a la siempre mutante banda capitaneada por Antonio Arias.

Un grupo que se hizo muy popular por el disco Omega, grabado mano a mano con Enrique Morente y que copó las listas cool del año 1996 con su fusión de flamenco, rock alternativo y los poemas de Federico García Lorca y Leonard Cohen. Pero el pasado jueves del disco en cuestión no se escucharon ni las castañuelas.

Lagartija Nick trajo a la ciudad su versión más fiera, potente y (nunca mejor dicho) cañera. La que quedó registrada en El Shock de Leia, el último de sus CDs. Una energía que en la primera parte del concierto sonó demasiado enmarañada, perdiéndose la voz entre los rudos y cabreados acordes de los andaluces.

Mejorada la chapuza de la mesa de sonido, el quinteto andaluz se mostró como una banda de rock-punk a la vieja usanza. De esas que no paran ni para sorber agua o pegarle un trago a una birra de la competencia, como la que Antonio Arias se bebió sobre el escenario.

Sus múltiples matices recuerdan en ocasiones a sus colegas Los Planetas y a los primeros y asilvestrados Smashing Pumpkins. Y no hacemos esta última comparación tan sólo por la cabeza rapada del cantante y la recia bajista. La realizamos por esas violentas armonías que retumban en muchos de los temas de estos sureños. Rasgados que se acercan al heavy o a lo industrial sin llegar a traspasar la línea.

Esa vieja escuela también se ve en su influencia ochentera y regusto futurista, al estilo de Aviador Dro pero con un sonido más orgánico. Con detalles de sintetizador y rabias que rugían en los discos de 091 (la antigua formación del cantante Arias), Lagartija Nick refresca nuestra mente con un repaso desvergonzado y nada sensiblero a esas fórmulas añejas, demostrando que en la actualidad es una banda enérgica y salvaje como pocas.

Publicado enCríticas de conciertos

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