Saltar al contenido

Concurso Pop-Rock Ciudad de San Sebastián: La hora de la cantera

La noche del pasado domingo se celebró en el escenario situado en la zona de Reyes Católicos la última fase del Concurso Pop-Rock Ciudad de San Sebastián, certamen musical dirigido a bandas musicales guipuzcoanas sin disco en el mercado.

Ya saben de que grupos hablo. Esos que dedican a la semana el mismo tiempo que algunos de nosotros al gimnasio (4 horas, el doble si son músicos que se acaban de arrejuntar) y que ensayan en locales donde las humedades son parte de la decoración. Formaciones que, maldita sea, tocan los viernes en mi bar favorito a un volumen elevado y sin versiones de grupos famosos que me permitan canturrear y mover un poco el pie.

Treinta de estas agrupaciones noveles se presentaron a la decimocuarta edición del concurso donostiarra, nueve se desfogaron en las semifinales y tres (Nahmek, Frida Pipol y Underneed) alcanzaron una zona de premios nada desdeñable.

El tercero se llevaba 900 euros, la medalla de plata venía con un sobre de 1500 machacantes y los campeones conseguían la grabación de un disco con 4 canciones y 500 copias del mismo para mandarlo aquí y allá, buscando conciertos o un contrato discográfico.

Los vasco-navarros Nahmek fueron los encargados de abrir la velada. Empezaron fuertes, atacando el funk-rock que les caracteriza y sacando brillo a la sección vocal. Su cantante ponía su laringe a tope de revoluciones mientras las tres coristas complementaban al capitán con bailes y detalles sonoros. La sección musical (guitarra, bajo, batería) se bastaba para llenar el espacio situado entre el edificio de Correos y el Koldo Michelena. La votación final les situó en tercera posición.

Colorista y animosa se presentó Frida Pipol, populosa formación con dos chicas a las voces principales y una sección de viento pequeñita pero matona. El núcleo de la banda se sitúa en Rentería y sus canciones también pasean por caminos funkys y souleros, aunque de manera más abierta y festiva, acercándose a los bríos de Amparanoia o aquel Manu Chao que luchaba (antes que Bono) con músicas positivas contra las injusticias sociales universales.

Frida Pipol se hicieron con los 1500 euros de la segunda plaza del cajón. Pero cualquiera de los participantes podía haber ganado. Las reñidas votaciones finales auparon a lo más alto al grupo Underneed, la única de las bandas finalistas que empleaba el inglés para poner letra a sus canciones. Para ellos es la grabación del disco-txiki (4 canciones) y las 500 copias posteriores.

La propuesta de Underneed era la más clásica en términos pop-rockeros. Dos guitarras, bajo y batería arropaban al voz de Eider Rozas, capitana creativa de la nave. Su barco navega por el pop que hacían los Pretenders, los impulsos tecnológicos de U2 y las creaciones de las cantautoras europeas que la radio oferta estos últimos años.

El escenario de Reyes Católicos se tornará latino a partir de ahora, con agrupaciones musicales que defienden estilos más caribeños y sabrosones.

Publicado enCríticas de conciertosReportajes

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *