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Astrid: Paso a paso

Empezaron fuerte, pero diversos acontecimientos musicales les bajaron de un pedestal al que les habían aupado antes de tiempo. Tras mil problemas con todo lo que puede enturbiar la vida de un músico (sello discográfico, management), el grupo escocés Astrid se asienta con su tercer trabajo, “One in Four”. Un disco que presentan mañana sábado en el Gazteleku de Oñati.

Muchas veces uno sale de una situación complicada, como la que sufrió este grupo, con la moral crecida. William Campbell, cantante y guitarrista de esta formación isleña, nos chiva su secreto, que no es otro que mantener la mente lúcida. “Sentíamos que teníamos que hacer este disco y no “otro disco de pop”. Nuestra discográfica quería un trabajo continuista, y nosotros finiquitamos el contrato. Pasamos por muchas agencias de management, lo cual tampoco ayuda a que te centres en tu trabajo”.

Ante tanto obstáculo, cualquiera de los músicos de Astrid podría haber sido una de esas cuatro personas con problemas mentales a las que se refiere el título de su nuevo CD. Una denominación “dedicada a un amigo nuestro de Glasgow, que ha creado una organización caritativa que aborda dicho problema (www.one-in-four.co.uk)”.

La banda decidió atacar los fantasmas y desordenes mentales que podrían acarrear sus problemas cotidianos con una actividad incesante. “Trabajamos en otros proyectos musicales, grabamos dos discos como integrantes del grupo The Reindeer Section (formación con miembros de Mogwai, Arab Strap, Belle and Sebastián, Teenage Fanclub y Snow Patrol) y ahorramos el dinero para la grabación de este “One in four”. No sabes la alegría que da ver el disco, por fin, en la calle”.

Hablando de bandas musicales escocesas, la verdad es que la región norteña ha dado los últimos años algunas de las más relevantes y refrescantes combinaciones pop-rockeras.

Podríamos poner el inicio de toda esa explosión creativa en Edwin Collins y sus Orange Juice, el productor de vuestro primer disco. “Sí, siempre ha habido grandes bandas en nuestra región. Ahora llega el reconocimiento a la penúltima hornada, con Franz Ferdinand y Snow Patrol. Pero la buena música no entiende de comarcas. Quizás entre nosotros fomentemos más la amistad, y no nos veamos como enemigos de escenario”.

Vaya, esa última idea parece destinada a la prensa musical de vuestro país, folletines a los que dedicasteis vuestro segundo disco “Play dead”. La misma que os encumbró a los cielos para lanzaros contra el suelo poco más tarde, como suele hacer habitualmente.

Aún recuerdo la de páginas que ocupabais en el semanal NME con el lanzamiento de “Strange Weather Lately”, vuestro nervioso disco de arranque. “No le prestamos mucha importancia a la prensa. Pensamos que una critica buena o mala no sirve de nada a la hora de comprar un disco. Son las canciones, las que escuchas en la tele o el la radio, las que te hacen decidirte a invertir tu dinero en un determinado caso”. Gracias por despojar de sentido mi trabajo, chico.

No haré yo lo mismo con vuestro disco, al que se le ha sentado bien este período reflexivo. Aunque quizás no sea tan inmediato como los anteriores. “La idea no fue elegir abundantes y contagiosas gemas pop, sino crear una estructura general del disco con la que estuviéramos satisfechos. No pensábamos en singles cuando elegimos las diez canciones de “One In Four”

Pues si no pensabais en singles, se os han colado ese “Untitled 2” con el que se abre este CD o la posterior “Suitable For Frecuent Use”. Buenos ejemplos de la rapidez melódica juvenil de sus inicios, en ocasiones similar a la ofertada por los norteamericanos Pavement o al penúltimo grupo de indie-pop guitarrero venido de los mundos de Bush, esos que aún viajan con el Naturcream en el neceser de viaje.

Dentro del ”armazón” que ha querido montar este cuarteto isleño también hay momentos más líricos y pausados. “Economy Class” podría sonar a unos Coldplay sin empacho de gorgoritos, consiguiendo atractivos resultados sin falsetes, centrándose en la emotividad vocal. “Seahorse Perfect” ahonda en esa brecha de sentimientos expresados con sinceridad y poca compañía musical.

Nos dejamos en el tintero el resto de los saludables ejemplos que mezclan melancolía y potencia pop, las dos manetas que dirigen las canciones de Astrid en la actualidad (“aprendimos a tocar con el punk americano y Nirvana. Los Beatles y Neil Young nos inspiraron en el siguiente paso, el de hacer canciones”).

El juego de voces es otro de los puntos álgidos de Astrid. Cuando cantan suenan americanos, pero a la hora de tocar instrumentos la cosa tira para su tierra de nacimiento. “Puede ser, aunque no es nada premeditado. Si te gusta mimar las voces siempre te compararán con bandas del Costa Oeste norteamericana de los años 60, tipo The Byrds o Crosby, Still and Nash. A nosotros nos gusta esa comparación”.

Publicado enEntrevistas

Un comentario

  1. admin

    Un grandísimo concierto repleto de anécdotas con la banda. Buena buena farra posterior en Oñati con ellos.

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