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Mes: marzo 2004

Delorean: Pura diversión

Aterrizan en su cercana capital guipuzcoana los chicos de Delorean. El grupo zarauztarra de peliculero nombre (cómo olvidar aquel coche de “Regreso al futuro”…) se acaba de patear de manera breve pero intensa la península, a la antigua usanza: 8 días consecutivos, otros tantos conciertos.

Eligen el Guardetxe donostiarra, en las faldas de Urgull, para acabar esta misma noche la primera manga de presentaciones de su homónimo segundo trabajo. Editado por la discográfica catalana B-Core, sus autores encuadran este nuevo CD entre The Cure, New Order y Devo, con toques más rápidos, rabiosos y bailables que su antecesor.

Y aparecen salados los chavales a la cita con este papel. Extraño para la juventud que reflejan sus DNIs. “Tenemos entre 20 y 24 años. Esta pregunta es un poco comprometida ya que nos puedes joder los ligues…”.

Cambiaron la confianza ciega que les ofertaba Underhill Records (el sello que publicó su debut “Silhouettes”) por una propaganda más potente que empieza a dar sus frutos. ”De B-Core nos atrajo la distribución que tiene y que se lo curra bastante en cuanto a promoción. El nuevo disco lleva un mes en la calle, y la aceptación por parte de la prensa esta siendo muy buena. Estamos contentos de aparecer en todos los lados, aunque dirán que somos unos pesados”.

El abrumador término pronto se vuelve contra los plumillas, por emparentar musicalmente a los cuatro guipuzcoanos con el grupo norteamericano The Rapture, uno de los últimos hypes de la escena independiente. ”Creo que hemos respondido esta pregunta unas 50 veces, sin exagerar, en menos de un mes. Tenemos las mismas influencias y eso se nota aunque admito que me he pasado medio año oyendo su “house of jealous lovers”. Excepto en un tema, a los Rapture no te los encuentras en nuestro disco ni con los inspectores de la ONU”.

Pues anda que ese “música de baile para el nuevo milenio” que canta vuestra hoja promocional tampoco para echar cohetes por su certeza, amigos. “Te imaginarás que las fantasmadas de la bio no las escribimos nosotros. Eso del nuevo milenio tiene tela, confío en que sigan pinchando nuestro disco en los próximos siglos, jajaja”.

También se comenta que los chicos de Le Hammond Inferno os van a reconstruir un tema. ”Si, les enviamos el disco para que nos lo editaran en su sello, Bungalow, y dijeron que nos querían remezclar el tema “NYCGAPS”, ya que les molaba mucho. Esta previsto que más adelante editemos un cd con remezclas y temas nuevos. Queremos hacer una incursión en el mundo del baile, ya que el mundo del rock apesta…”

Preparan la fecha donostiarra de hoy con especial mimo. Y no crean que para la explicación del singular evento han apagado su chispeante mente. ”Tendremos lo de siempre: 150.000 w. de sonido, 300.000w. de luz, rayos láser, gafas 3d con cada entrada… Lo especial será que después de nuestro concierto haremos una fiesta rockanrolera donde se pinchará muy buena música, solo hits, y supongo que habrá chicas para todos. Así que ya tenéis plan para el viernes a la noche”.

A la hora de hablar sobre planes futuros, la cosa esta clara: tocar, tocar y tocar. Se acercarán al festival madrileño Festimad y están montando un par de giras estatales. Sin olvidar que en Mayo estarán pateando territorios transpirenaicos. Su vertiente discográfica tampoco tendrá tiempo para el descanso. “En breve sacaremos un 10 pulgadas con 5 temas en el sello madrileño Gssh! Gssh!. La portada será rosa con tinta fosfo, ésa que solo se ve de noche. Y únicamente pensamos publicar 300 copias. ¡Coleccionistas temblad!”.

Bar Bukowski (Donostia): «Siempre ha habido bullicio en Egia»

El poeta y narrador homenajeado en estas páginas da nombre en la capital guipuzcoana a un establecimiento. Como no podía ser de otra manera, el sitio en cuestión en un bar con solera, situado en pleno barrio de Egia.

La tasca ya va por la tercera regencia, y sus dueños demuestran que, a su manera, siguen las pasos disconformes y agitadores que caracterizaron la agitada vida del autor norteamericano.

Vale, le quitaron aquel toque “Barfly” que tenía el garito hace años, tras la ampliación y el lavado de cara de 1999. Y quizás poco quedé ya de aquella idea inicial (promovida por el actor Josean Bengoetxea y Santi Gasca, de “Sanchis y Jocano”, entre otros) que tomó el nombre de este contestatario y desmedido autor para identificar su local de copas en Mayo de 1989.

Los actuales dueños de la taberna de la calle Egía, en la subida hacia la zona alta del barrio desde Atocha, no optan por las actitudes contestatarias que el escritor norteamericano defendía. Pero se mueren por demostrar que Donostia se puede sacudir con actividades culturales. Porque pocos bares quedan ya en la ciudad que oferten actuaciones de rock, pop o estilos menos cómodos. Los gestores Luisma Cagigal, Josu Urbieta y Jabier Aristizabal (Javier Sun se nos escapó tras la foto) hicieron piña alrededor del magnetófono para explicarnos la filosofía interna.

Definid vuestras características generales como dueños del Bukowski.

Somos el tercer eslabón del establecimiento. En su día este local fue pionero en su apertura por ser como era y ahora quizás seamos precursores por meter a DJs en este tipo de ambientes. Desde el primer día que entramos nos propusimos ofrecer música en vivo y hacer sonar tendencias musicales que no son las habituales en los pubs de neón y metacrilato que hay en la ciudad.

¿Cuál fue vuestra principal premisa al coger el traspaso?

Expandir el bar, romper el ghetto del Bukowski. A mucha gente le daba reparo entrar porque se sentía excluido. Sensación que podía provenir hasta de la decoración. Nos dimos cuenta teníamos que darle un toque más elaborado y aperturista. Desde que estamos nosotros se ven cuadrillas que nunca antes habían pisado Egía.

Estuvisteis cerca de caer en la homogeneización. Bukowski se removería en la tumba si viera que su nombre define un local prefabricado…

Teníamos muchas ofertas de las marcas de cerveza para hacer un rollo tipo Irish aquí. Ellos te lo ponen todo, la decoración, te traen libros de Irlanda. Pero hacen casting de chavalas escotadas para la barra, y te cambia el rollo. No queríamos eso. Por muchos Djs y conciertos que montes, éste sigue siendo una cervecería de barrio, de currelas que vienen todos los días a tomarse su pote.

Habéis sido garito algo maldito, heredando la imagen del escritor que os define.

El Bukos no es el bar más políticamente correcto, donde las mamas quieren que vayan sus niñas. Pero al final todo es una leyenda, porque es un local 100% heterogéneo. No hay más que pasarse para darse cuenta de ello. Treintañeros, chavales leyendo los apuntes o liándose un cigarro. El ambiente es tan bueno que la gente considera esto como la extensión del salón de su casa.

El escapado Javier Sun decía que el barrio era como el Greenwich Village neoyorquino

También Harkaitz Cano, que se pasó una temporada por aquellos parajes. Siempre ha habido bullicio en Egía. Tienes el restaurante vegetariano, un tatuador, estamos nosotros, los conciertos de Gazteszena. Y hasta hace poco teníamos los alquileres más bajos. Los estudiantes siempre han tirado para esta zona.

¿Costó mucho que los clientes habituales aceptaran la inclusión de DJs?

Fue un crack, como cuando Dylan enchufó la primera guitarra eléctrica. No nos tiraron tomates y botellas porque les caemos bien. Manejamos gustos musicales muy variados, así que no nos pareció extraño darle su espacio a esa cultura emergente. Pero tampoco queremos saturar con los Djs, porque no te llenan el bar, salvo que el pincha sea conocido y se traiga a su cuadrilla, como puede pasar con Pez o Chico (uno de los Funky Cabrones, programados el 19 de Marzo).

¿Seguís alguna línea de estilo a la hora de ofertar música girada?

Nos centramos en música negra: funk, soul, roots, ska. Se han hecho sesiones muy rastas, otras de música disco setentera y ochentera. Programamos cualquier tipo de música que tenga alma, sin caer en el chumba-chumba. Hicimos alguna fiesta techno, pero ves a la gente con un botellín de agua, silbando… Mira, para eso ya hay otros locales.

¿Hablando de locales, cómo anda el panorama musical de nuestros bares?

Hace 15 años había más oferta. Era una gozada escuchar en el Shock canciones de los Ramones o Queen a las cinco de la mañana. O el Drugstore, con su heavy. Ahora te haces una noche por Donostia y estas tragando la canción de la radio veinte veces. Todos los bareros dicen que baja la afluencia de gente entre semana, pero es normal. Si estas esperando a poner a David Bisbal a la noche con las luces de neón…¿Quién va a estar cómodo así un martes a la tarde en tu local?

Sois referencia musical en la ciudad a la hora de programar conciertos.

Por dejadez de los demás. Nos hemos convertido en referente porque no hay más locales urbanos pequeños que lo hagan. Ahora mismo no hay recinto en Donostia para los grupos que sacan sus primeras maquetas o acaban de publicar su primer disco y no son conocidos. Es bueno para nosotros, pero muy triste para la ciudad.

Bueno, ahora se anima la zona de Ilunbe, sin salir del propio Donostia.

Pero lo bueno del Azkena o el Kafe Antzokia de Bilbao, o las salas míticas de Madrid o Londres, es que están en la propia ciudad. Tu imagínate que en el Victoria Eugenia existiera una buena sala de conciertos. No creo que fuera comparable con ir a Ilunbe. Si el Teatro Principal funcionara como la Jam, seguro que se llenaba. Esta muy bien que el dinero público acerque a ese teatro de la ciudad cosas que de otra manera no vendrían. Pero aquí no hay un promotor privado con la sala del tamaño adecuado (200/300 personas) para ver conciertos de ese calibre.


A Sidonie les debéis una cena, porque no hacían más que nombraros en su reciente concierto donostiarra.

Su concierto de Bukowski fue el primero que ofrecieron en Euskadi hace muchos años. Y durmieron en los sofás porque no pudimos encontrarles una pensión. Desde entonces nos une una gran amistad. Y con las ganas de ayudar al colega, pues nos nombraron varias veces en el concierto.

Hay otras bandas que, aunque tengan cierto renombre, os piden tocar o preparar cosas especiales en vuestra sala.

La semana que viene tenemos un grupo que va a tocar aquí, que no vamos a anunciar. Es un grupo que nos gusta mucho, quieren grabar un acústico y no podemos anunciarlo porque quieren algo tranquilo. Y esos grupos se acuerdan de nosotros para grabar eso, cuando podían hacerlo en otro garito. Por algo será.

Vuestra pasión musical os llevó a montar un festival en Gazteszena.

Fue una especie de aniversario. Por el bar habían pasado muchos grupos que ya eran demasiado populares para nuestro limitado espacio: Sen, Utikan (que hizo aquí la despedida), Pi LT y Nuevo Catecismo Católico. Teníamos previsto hacer algo similar en Mayo de este año con motivo de nuestro 15 cumpleaños, pero coger una fecha en Gazteszena está muy difícil. Ya lo haremos, algún día, sin prisas.

La semana pasada los chicos de Mogambo nos contaban que la afluencia a las actuaciones en vivo esta descendiendo alarmantemente a éste nivel

La música en vivo está muriendo porque no hay salas, ni circuitos, ni hay interés en la gente joven de hoy en día. Ellos son los que llenan los bares y ahora están en otras coordenadas. Ahora prefieren el subidón de la discoteca. Nosotros, por espíritu y edad, seguiremos haciendo conciertos.

Así que es más una filosofía que una línea de negocio.

Los conciertos nos cuestan dinero, pero es una elección. No cobramos entradas ni subimos los precios de los potes. Hay bares que gastan en publicidad impresa o en radio un dinero en promoción. Nosotros hemos optado por gastarlo en esto. Y esté de moda o no, venga gente o no, seguiremos montando conciertos, porque nos encanta la música en vivo. Porque los pelos de punta nos lo seguirá pondrá un Marshall.

¿Celebrareis con pompa sonora el cercano aniversario de la muerte de Charles Bukowski?.

No somos grandes seguidores suyos. Ahí en la esquina tenemos su foto, heredada de antiguos dueños. Compara el tamaño de esa imagen con la foto que colgamos de los Clash para saber qué es lo que más nos tira. Los Clash significaban rock, rebeldía, underground con compromiso. Al autor nos une el amor por vivir la vida a tope. Así que lo mejor que podemos hacer para celebrar su festividad es montar una gran fiesta, un buen concierto de rock.

Manejabais ideas más literarias.

Si pones un libro en un atril y te montas una lectura, que era una de las ideas que teníamos, queda muy cultureta y muy bien. Pero el mismo Bukowski, si viera que se celebraba así su aniversario, nos mandaría a la mierda y pediría unas cervezas.

Defendeís objetivos agitadores, pero más sutiles.

Bukowski en su tiempo fue sinónimo de transgresión. A diferencia de él, nosotros no somos nada combativos en nuestras tendencias, intentamos llegar a medio y largo plazo a la gente por seducción más que por ataque frontal.

Datos:
Bukowski Bar
C/egia 18 Donostia

Alex Kid: Por los pelos

Tibia entrada el pasado jueves en Gazteszena para escuchar las peripecias sonoras del creador electrónico Alex Kid, nacido en la Galia y asentado durante muchos años en las Islas Baleares.

Seguro que fue en las animosas discotecas de las Pitiusas donde nuestro mozo fomentó sus amores por las tendencias musicales bailongas más efectistas: House, Deep Techno, Garage…

Etiquetas abrazadas por muchos con mayor fortuna y repercusión que las de éste ejecutante francés. No es un nombre estrella de la escena dance, aunque haya pasado la mayor parte de su carrera en el importante sello F Communications, capitaneado por Laurent Garnier (¿les suena más éste nombre?).

Pero seguro que han escuchado sus composiciones en cualquier peluquería (perdón, salón de estilismo integral). Porque las sencillas amalgamas de digitalismos de su último álbum “Mint” se encuadran en esa serie de discos que se vaporizan habitualmente entre brushings, peelings y resto de denominaciones anglófilas que abundan en los salones de belleza más modernos.

Ya nos temíamos que Alex Kid se iba a dejar de peinados clásicos y secadores monocasco. Nada de cortar las puntas y desgastar un poco. Lo del jueves noche en Gazteszena fue meter tijera sin remisión. Kid se escondía entre teclados y samplers, su socio se repartía la otra mitad del equipamiento digital y en la parte trasera el señor batería trataba de agregar el elemento orgánico al concierto.