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Semana Grande 2003 : Al rico son latino.

El grupo musical cubano Mecánica Habanera inauguró la noche del lunes el escenario situado en la zona de Reyes Católicos con sus sonidos cubanos y modernos. El tablado montado entre el edificio de Correos y el Koldo Mitxelena recibe el explícito apelativo de “Noche Latina”, y los próximos días hará honor a su nombre con una serie de eventos musico-festivos que mostrarán diferentes aspectos de ese estilo rítmico que nos vino del Sur de América y lleva unos años siendo el boom en los mundos radiofónicos, discográficos y populares.

Y de esa zona del mundo, de Sudamérica, eran los asistentes más bailongos al concierto del pasado lunes. A nada que empezara a sonar la percusión, ya comenzaban a ponerse cursivos, soltando las caderas y las manos sin moverse del sitio. En esto último, en no hacer ningún tipo de desplazamiento corporal efusivo, seguimos los vascos siendo auténticos especialistas. Si hubiera una olimpiada de eso, ganaríamos más medallas que los africanos en carreras de larga distancia.

El habitante local tiene en la mayoría de eventos musicales un comportamiento tipo “Concierto de fin de año en Viena”. Es aplaudidor nato, obsequiando cerradas y sinceras ovaciones al final de cada canción, desplaza ligeramente el pie en movimiento punta-tacón mientras sujeta un vaso de refrigerio. Y nunca anda muy lejos de la barra del bar o del asiento comodón de una terraza veraniega.

A veces, al donostiarra (y al visitante más asimilador de costumbres locales) le dan pequeños vahídos y se suelta a sentir la música, a dejarse contagiar por la calidez de los ritmos y mover hombro y pandero como si fuera un integrante más del sambódromo. Pudimos ver muchas de estas gimnasias mientras la gente se alejaba del lugar hacia la zona de tascas elegantes. Pero, gracias a dios, la cosa solo duraba unos segundos, volviendo a la situación inicial con rapidez. El joxemari es, sin duda alguna, quien más cuida su pelvis para cuando sea mayor, mimándola casi en exceso.

Dicho maltrato de cadera hubiera sido realmente sencillo, una salida natural a lo que emanaba de los comedidos altavoces del lugar. Porque ritmo no se les podía negar a estos cubanos de Mecánica Habanera. Un cuarteto compuesto por un bajista, un guitarrista, un percusionista y una voz elegante y parlanchina en los interludios entre canción y canción.

Desde el arranque comenzaron a mostrar vertientes modernas de los sones de aquellos mundos de Fidel, con aparatos digitales que suplían la ausencia de un baterista. Puro ritmo latino bien comandado por el efusivo cantante y un percusionista de alegría contagiosa, que tan pronto se lanzaba a tocar los cueros como se agenciaba un micro y se soltaba la melena disparando frases de temática vacilona en forma de rap.

Porque Cuba y sus jóvenes hornadas compositoras han sabido mutar sin mayores problemas hacia esos entornos hip-hoperos que popularizaron sus norteños compañeros de continente, mostrando siempre respeto por sus maestros santiagueros pero sabiéndose adaptar a los nuevos tiempos. Después vino la eterna revisita al “Guantanamera”, la entrada de una segunda voz, más invitaciones al baile desde la zona alta del tablado…hasta completar 120 minutos en los que la peatonal más católica de Donostia se quiso convertir, con todos los respetos, en el malecón habanero más verbenero.

Los próximos días el cartel de actos de este coqueto y funcional escenario latino completará de diversos sabores ese componente latino, con actuaciones de grupos como Son de la Frontera, Fuerza Latina o la charanga de los Sonoros de Changüi. Para quien quiera disfrutar con los contoneos de los demás, el Ayuntamiento, buen conocedor de las costumbres voyeuristas donostiarras, ha programado también una exhibición de bailes latinos a cargo de la Escuela de baile de Carmen Garmendia y María Govillard.

Publicado enReportajes

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