Orfidal travels presents… Nueva York

Aquí me dispongo a detallar mi viaje de una semanita. Como guías oficiales hay muchas y muy buenas, yo hablaré de mis detalles. Serán posts individuales, no continuos, con una pequeña entrada y más tocho en el texto ampliado. Así que si quieren, pueden entrar y sino pasar al siguiente.

Empezamos con las maravillas de las drogas no recreativas, como el orfidal, para quienes tienen pánico a volar como el menda.

vuelo-madrid-NY Esta vez la idea fue «mejor pasarse que quedarse corto». Quienes me conocen ya saben que lo paso peor que mal cuando ese trasto deja el suelo. La noche antes de los dos vuelos (SS-Mad-NY) ya me tomé media pastillica. Super relajado en el primer vuelo. Para el segundo nada podía ir mal. Miren la puerta de embarque 😀

Que lo máximo que pueda decir de las 6.35 del vuelo de ida (el piloto se sabía un atajo y llegamos antes) es que fuera aburrido habla bien a las claras del efecto de esos tranquilizantes.

La llegada a USA es de traca. Sales del avión/es, y vas al control de pasaportes. Dos filas, una para norteamericanos y otra para el resto del mundo. Hasta que la de los locales no está completamente vacía no empiezan con la del resto de habitantes del mundo. Eso significa 200 personas en mi caso.

Te toca. Foto, huellas y sello de permiso de 3 meses. Si eres gracioso, comunicativo o tienes don de gentes, guardatelo para otro momento.

Una señora sacó una foto a su marido, de espaldas al control, y salió un señor negro a toda leche del control diciéndole que borrara la foto, que no quería «que su cara saliera por el mundo y que alguien fuera a matarle por ello». No atisbe ni una brizna de humor en la situación.

En el viaje de vuelta todo fue igual de tranquilo. Quitarte los zapatos en el control. Sorpresa al lado de la puerta de embarque, donde una máquina de vending expendía distintos modelos de Ipod. Normal en un sitio como en USA.

Ver a Marc Gasol (¿De visita a su hermano?¿Turisteo puro y duro? ¿Fichando por los Knicks?) hacer empequeñecer el asiento de Business Class hasta parecer un pupitre de colegio. 2 horas de espera dentro del avión, viendo la cola inmensa para despegar.

El vuelo largo sobado (¡yo!) tras la comida, y regreso al pueblo en un avión de helices que ni en «los cuentos del mono de oro«.

Ahora, disfrutando del jet lag que a veces me indica que estoy en Varsovia y otras ocasiones me manda a 1845.

2 comentarios en «Orfidal travels presents… Nueva York»

  1. No te quejes, no te quejes!!
    que aterrizar en honyarbi en el turbohelice es lo mejor…
    va más despacio y tiene pista de sobra…
    imagina aterrizar en el airbus, ves pasar honyarbi a toda ostia, llegas a la iglesia de capuchinos de amute, donde quedan 50 metros de pista todavia a lo fernando alonso, y el piloto frena de golpe, no se te ponen de corbata porque, cuando casi roza los tejados de hendaia, ya se te habían puesto.

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