Tumbado en la arena negra, al sonido acompasado de las olas tras un chapuzón en agua helada (de sal), apunto la gürtel hacia unas parejas vecinas. La charleta es animada. Una dama trabaja en la TV del corazón entre bambalinas. Y le cuenta a su amiga del alma algunos secretillos de ese mundo.
Paso a transcribir la conversación, que resultó, cuando menos, interesante: “Pues resulta que Mar Flores y Mar Saura tenían un piso en el que -JOSEEEEEEEEEEEVEEEENNNAQUIIIIIII-. Lo sabía todo el mundo del periodismo de Madrid. Por el piso iban –sonido de una ola y otra seguida-. Sí, como lo de Cayetano, que aún no ha trascendido, porque -JOSEEEEEEEEEEEQUEEEETEHEDICHOOOQUEVENGASSSSS-. resulta que -sonido de una ola y otra seguida- y ella es la hermana pequeña de una amiga de -sonido de una ola y otra seguida-. Sí, como lo de Sergio Ramos que salía con la de Sin Tetas no hay paraíso hasta que conoció a -sonido de una ola y otra seguida-.
Al guionista de “Sin tetas no hay paraíso” se le cayeron algunas palabras del título. Por ejemplo, el culo, o la tripa, o las caderas. El Sur anda bien sobrado de todas ellas. Curiosamente los hombres tienen, comparativamente, mejor tipito que ellas.
Nos acercamos a Costa Natura, la primera (¿única?)urbanización nudista de España si nos atenemos a su publicidad. Intuyo que sería lugar de inspiración para los hoteles “all included”, por aquello de poder pagar todo con una pulserita y no preocuparte de dónde debes guardar el dinero.
Vamos a bañarnos en su playa, de arena dura y pedregosa. El acceso a la misma se hace por una senda que si estuviera situada en la costa galega estaría llena de percebeiros.
Los asistentes distan mucho de los de las fiestas de Hugh Hefner. Miento, la mayoría de ellos tiene la edad y las arrugas (y pliegues) del dueño de Playboy. Mal sitio para ir a echar un vistazo. Además, ver a todo el mundo sin ropa le quita a uno, curiosamente, todo morbo que pudiera tener.
Sin tetas también hay paraíso. En la zona del fondo se sitúan los gays y los recién llegados a los que les dan coraje estas primeras visitas. Tiquis no paro de sugerir “más lejos, nos ponemos un poco más lejos, más, más, más allí, un poco más” y casi nos pasamos de provincia, lo cual sería mala señal. Porque Cadiz acaba de prohibir el nudismo en sus arenales.