Cómo decir «No» a una invitación de boda

Ahora que no nos lee nadie: ir a las bodas es un rollo. ¡Y un rollo caro además! Pasta para que los novios se paguen sofá y minipimer, pasta para el trajecito, pasta para la peluquería, pasta para el hotel, pasta para la gasolina del desplazamiento, pasta para esto y lo otro. Dios, más pasta que en el menú de un ciclista

Las cosas se pagan con más o menos gusto. No es lo mismo que te invite tu amigo del alma que lo haga la hermana de la secretaria de tu antigua empresa. ¿Qué hacer para este último caso no quedar mal y no asistir? El Dj donostiarra Frankie Teadrop tiene la respuesta en forma de tarjeta de visita.

Las cosas claritas desde el principio. El DJ comienza detallando sus tarifas de asistencia en caso de ir como pinchadiscos, y en caso de tener que pinchar llevándose sus altavoces y su mesa. Pero después viene lo curioso. El “artista” añade las tarifas de asistencia, desdobladas en banquete y banquete con presencia en la iglesia.

En un principio parece una idea algo borde, pero su explicación es más sencilla: “Si la gente quiere invitarme a su boda, entiendo que quieren que esté con ellos en ese momento tan especial. No sé porque tengo que pagar por asistir, cuando deberían ser ellos quienes me pagaran el convite, no? ”. De la idea nace esa tarjeta directa y clara, que no busca enriquecerse sino dejar clara la postura ante este tipo de invitaciones, volviendo a dotar de valor a la figura del invitado.

2 comentarios en «Cómo decir «No» a una invitación de boda»

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  2. es decir, que acudir a la ceremonia, es decir, a la iglesia, le cuesta a los recien casados 150 euros?????? Ni de coña

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