Ellos son de Marte y nosotros de Venus.

Heredado del latín, el castellano tiene un porrón de años. El Euskera, por más que falten pruebas de ADN para determinar el padre, no le anda a la zaga. Claro que, según qué ojos lo miren. Pero eso es otro cuento.

La cosa es que, tras tantos y tantos años de uso, abuso, perfección, actualización y manoseo diario, la cosa va de mal en peor. Y con eso no me refiero a los SMS ni a los HOYGAN. El problema está en la comunicación.

Tomen como ejemplo el texto que Duñike Arrizabalaga (EB) le dedica a la Real Sociedad en el Noticias de Guipuzcoa de hoy. Un artículo que debe estar dirigido al pueblo llano, y que sólo entenderán los catedráticos y resto de traductores políticos. La señora batua elabora un precioso discurso en un castellano demasiado sintético, perfecto, ideal para las pasarelas de estilo que se deben montar en los pasillos del consistorio.

Con eso no quiero decir, aunque lo diga, que la sección de deportes es carne de espectadores de TV, con su simplicidad e inmediatez. Pero yo al menos me atraganté en le tercer párrafo. La oficialidad vive lejos, cada día más lejos, de nuestros pasos urbanos.

Quizás la respuesta se encuentre en el viento ( del mismo diario), en ese titular que afirma que “Es obligatorio que el artista explique su obra para que el ciudadano de a pie pueda comprenderla”. ¡Menudo monstruo han creado Schnabel y sus “paseos” por Tabacalera!

Me contaron una anécdota sobre una señora que había visto la Schnabelada de las dos formas posibles, con y sin guía. La primer vez la señora quedó encantada. La segunda su marido se tuvo que ir de la sala, porque la dama se desconojaba viva cada vez que leía las etiquetas de cada engendro artítico.

Descartando que el autor promueva con esa “explicación” un asiento y un bocata diario en la entrada de su muestra encontrando por fín beneficio comestible a su trabajo, la idea queda cuando menos clarividente: Algo falla. Pienso que un autor no debería nunca explicar su obra, porque…¿no habíamos quedado en que cada par de ojos lo ve a su manera?

En el caso político, el error se repite. ¿Deberían volver a salir y explicar de manera llana (no se seguro si sabrán, pero pasta para consejeros nunca falta) los requiebros y elegancias previamente expresados?. Pedirles que lo hagan a la primera, en el texto original es, a día de hoy una quimera. Como que los médicos escriban algo legible.

Por no hablar de los formatos y de que “cada medio tiene su particular modo de expresión”.