Docudramas abiertos al público


Y seguimos de docudramas de televisiones generalistas, abiertas y sin pago al mes. Empezamos de foto, con el montaje dedicado a Harry Benson, emitido en una noche temática de la 2 

Lloré fuerte por llegar al final del de Doisneau, porque tenía una pinta tan estupenda como sus fotos, que valen más que todos nuestros instagram juntos. Ya bien apoltronado ataqué ‘Harry Benson: dispara primero’, retrato del escocés que supo colarse en la realeza norteamericana (Los Kennedy, vamos) de manera absolutamente sorprendente: Le invitaban a las vacaciones de la familia, para luego apretar el icónico click del asesinato de Robert . Lo primero es lo primero, colegas. Hay otras fotos de la familia absolutamente maravillosas y estampas famosas como la guerra de almohadas de los Beatles, que se usaba de carátula del documental.

El programa se adentraba en la vida personal de Benson, socarrón como buen escocés y un profesional bien recibido. Digo esto porque Ron Galella hacía un trabajo similar y le llovieron piedras por todas partes. En fin, cosas de caer de pie. Y tener cierto gusto, intuyo

Ayer volví a caer en la 2, en otro docu que tocaba de manera tangencial la foto. “Vogue, número de septiembre” recoge el proceso de creación del famoso tocho anual de la revista de tendencias. Ya bien retratada en “el Diablo viste de Prada” -tanto que algunos diseñadores pasaron de salir en la peli por temor a que la jefa del magazine les vetara-, este número de septiembre es básicamente Anna Vintour mirando y decidiendo. Ya puede tener a Testino de fotero, un equipo de decenas de personas y todas las marcas mandando telas para poder salir en el siguiente número que si el ojo y la mente de Anna dicen no es que no.

Se intuye el increíble poder que tiene este número, y la revista en general, que dice colocar 13 millones de ejemplares en las casas norteamericanas. Salen chicas en los huesos, en posturas imposibles y bastantes veces con cara de mustia, como suele ser habitual. Pero las fotos son maravillosas. Una pena que luego se ensucien con texto. Algunas de ellas son magia pura