¡Quieto todo el mundo! (versión duchas carcelarias)

Nota: Toma el Dinero y Corre se grabó en 1969

El apresamiento de este criminal (Bueno Latorre) fue celebrado como uno de los mayores logros policiales de la época. Sin embargo, la alegría iba a durar bien poco. Bueno Latorre volvió a demostrar sus dotes de fuguista el 20 de abril de 1984. Viernes Santo.

Ese día, en unión de otros dos reclusos -Antonio Álvarez Gallego y Antonio Retuerto González-, logró evadirse del penal de alta seguridad de Alcalá-Meco después de encañonar con dos pistolas (hechas con dos trozos de jabón pintado con tinta china) a varios funcionarios de prisiones, a quienes desnudaron, para ponerse luego sus ropas y abandonar la prisión tranquilamente. […]

Nada más entrar en el sótano, los carceleros fueron asaltados por los tres delincuentes, armados con un pincho rudimentario y dos pistolas. Lo que los funcionarios no sabían entonces era que las supuestas pistolas no eran sino dos canteros de jabón pintados de negro y dos trozos de tubo de acero.

Retuerto, que en otro tiempo había sido pastelero, fue el encargado de moldear las armas. Daban el pego. Tanto, que ninguno de los funcionarios se atrevió a comprobar su funcionamiento.

Álvarez y Retuerto, los compañeros de Bueno, ya habían utilizado con éxito una estratagema similar para largarse en 1983 de la vieja prisión de Carabanchel: en aquella ocasión emplearon pistolas de escayola pintadas de negro, una obra de arte que mereció en su día el honor de figurar en las vitrinas del Museo Penitenciario

El Rey de Las Fugas, en El País