Psilocybenea

Original en euskera en el blog de audiolab

Este sábado 4 de octubre abrirá sus puertas de manera oficial la nueva sala de música Psilocybenea de Hondarribia. Y digo música, no sólo conciertos, porque en un principio no es otro Kafe Antzoki o ningún otro tipo de establecimiento comercial, sino una nueva ventana abierta a la creación cultural y musical. Eso es al menos lo que se capta en un primer vistazo en esta propuesta que nace no de una empresa sino de la iniciativa de unos creadores.

Decir que Hondarribia ha sido en las últimas décadas fuente de musicas interesantes no es nada novedoso, o no debería serlo. Hemos conocido decenas de propuestas, grupos, grabaciones, conciertos y festivales en el lugar. Y en ese sentido podemos afirmar que la dinámica que ha surgido en Hondarribia ha sido un espejo en el que mirarse desde otros lugares.

Por eso, lo único que le podríamos achacar a una propuesta como Psylocibenea es que quizás ha llegado un poco tarde. Pero no queremos decir que haya llegado “demasiado tarde”. Como suele suceder en los anchos mundos de la cultura, las instituciones públicas suelen ir un par de pasos por detrás de las dinámicas culturales. En este caso, sí, a veces demasiado detrás.

Afortunadamente, en Hondarribia, aun siendo testigo de miles de actividades y conciertos interesantes, hay música y creadores suficientes como para afrontar esta arriesgada propuesta. Quien piense que abrir una sala de conciertos hoy en día no es jugarse el tipo que levante la mano.

Y precisamente por eso, porque es una propuesta de los músicos, para demostrar que otros mundos son posibles (y deben serlo) para hacer frente a la depravada cultura del espectáculo, Psylocibenea debe tener su espacio en este mundo.

Siguiendo el camino de Bonberenea o El matadero de Azkoitia (aunque cada uno tenga su identidad propia), el nuevo espacio debería ser un ejemplo de que las cosas se pueden hacer de otra manera. No tendría sentido que fuera de otra forma. Si es así, solo queda darle la bienvenida a este nuevo proyecto

X. Erkizia