Spectrum: Un beso dorado

Eran días nublados. Primero, por vivir en Basqueland, al calor de las barricadas ocasionales. O porque nos fumábamos lo que no está escrito (y sí empaquetado en porciones menores). O porque trasnochar era una necesidad casi humana. Del 92 recuerdo pocas cosas. Algunas de ellas tienen forma de disco. Tres, para ser más concretos. Las tres medallas olímpicas de mi balcón.

  • Scremadelica
  • Loveless
  • Y Soul Kiss

Recuerdo que era el 92, porque sé que los dos primeros salieron en diciembre del 91. No por otra cosa, que sino los situaba en la época mesozoica. Ataquemos el tercero, cuna de estos devaneos.

No sabemos si llegamos antes al huevo (Spectrum) o a la gallina (Spacemen 3), pero los dos fueron bien hollados. Me gustaba mucho aquel disco de Sonic Boom: Su toque pop, cíclico, repetitivo pero con detalles, vaporoso, sencillo pero catchy, lleno de reverb pero orgánico, concreto pero espacial.

Era, con el hit chorizeado de “How you satisfy me”, el pajareo mental de “touch the Stars”, la lagrimilla Blade Runner de «Neon Sight», ese acojonante loop de «The Drunk Suite», entre temas de brillante minutaje sin freno, como una evolución agradable (e ideal para aquellos años noise poperos) de las estridencias juveniles de los drogotas de Derby – leer el librillo del “taking drugs to make music” invita a creer en los milagros como única explicación de que esta gente siga viva-.

Después nos volveríamos a topar con el bueno de Sonic Boom varias veces. Alguna como EAR (Euros Antes que Rock), y otras con una deslabazada formación de urgencia (Gasteszena), mejorando en su posterior momento Primavera Sound.

Pero, ¿Y el disco?¿Solo se mantendría vivo y defendible por la fuerza de nuestra melancolía?¿Demostraría que nuestro cariño por el va asociado a la época insensata?

Llevo una semana intentando darme la razón en estas preguntas. Pero es imposible. “Soul Kiss (Glide Divine)” es una chulada popera de áupa. Y lo será dentro de veinte años, aunque Sonic Boom venga solo en formato “cabeza formol Futurama” a pasar la Visa de la entrada. No nos pongamos tan caóticos. No tanto por la posible desaparición del euro como por el buen sabor de boca que han dejado sus últimas actuaciones. Esperemos que la del sábado en el Guardetxe de Donostia siga esa línea