Las palabras de Xabier Erkizia siempre tienen el mismo problema cuando se leen de seguido. Uno debe fijarse, pararse, releer y repensar. Y no porque no estén claramente explicadas. Sino porque abordan temas de gran interés, o que deberían serlo, para los músicos, humanos, ciudadanos de urbes y pueblos o simples observadores (sonoros) de la vida.
Iturri (grande trabajo) ha traducido la entrevista que el autor ofreció a la revista Argía. Y como no soy capaz de extraer tan solo 3 párrafos interesantes para ilustrar este texto, pues allá va el link a la parte 1 de la misma.
Eskerrik asko, Lo. Pero aún queda la tercera parte que trataré de poner en la web esta misma noche.
Más aún? ¡¡Que sobredosis más placentera!!!
Siempre es interesante escuchar a Erkizia, pero, si uno relee y repiensa demasiado las palabras de los artistas que han vivido en/de/para Arteleku corre el riesgo de entenderlos. Y a veces suenan a forzado discurso autojustificante. Tanta militancia proauditiva da por resultado afirmaciones algo postizas. El ojo nunca ha ganado al oído, porque se complementan. Y la educación que recibimos no está basada en la vista sino en la palabra, por ahora. En cualquier caso, el hombre comenzó a comunicarse a través de señas visuales (gestos, pinturas…) mucho antes de que llegara la fonética y bla bla bla… demasiada nostalgia autoindulgente.
Esa será la que recibiste tu, querido Kid. Ahora, hoy en día, la afirmación es algo más dudosa.
Yo me refiero a la educación académica, donde todavía el ordenador no ha sustituido al talkinghead de carne y hueso. La imagen no deja de ser un apoyo, y en la mayoría de los casos, es audiovisual. Una anécdota: a mis sobrinos les horrorizó Wall-e porque apenas tenía sonido.
¿Hay alguien que prefiera quedarse ciego antes que sordo?
Yo también me refería a esa. Y el Thead ya puede ir buscando curro encima de la piedra de los discursos de Londres, porque le quedan 3 telediarios…
Por no hablar del sonido en el ocio…
Vaya por delante que estoy más o menos de acuerdo con kid, pero la pregunta ¿hay alguien que prefiera quedarse ciego antes que sordo? tiene su cosa porque parece ser que aunque la ceguera te hace más dependiente, la sordera está minusvalorada porque te aisla del mundo de una forma bestial.
La segunda parte de la entrevista me ha parecido mucho más interesante, no hay titulares como «La música es mentira» (todo artista pronuncia esa misma frase cambiando la disciplina).
Echaría de menos la música, pero me quedo mil veces con la vista. Hace muchos años conocí varios sordomudos que iban a la Rotonda y disfrutaban gracias a la vibración producida por los bafles…
Yo la había leido todita para cuando dije que estaba muy bien. Que se me ciegan con las primeras letras y no le dan al next….
Los sordomudos van al Nido aún hoy. eso sí que debe ser pureza. Solo les gusta lo que les sienta bien o la música según la toma su cuerpo.
Bueno, ya está lista también la tercera y última parte de la entrevista (lo adelanto aquí, porque no se activará hasta mañana, pero ya se puede leer).
Lo de los sordos (no son mudos, kid) y la música es la hostia, sí: mi hermano le vendió el coche anterior a un sordo bakalaero. Se había metido la hostia con el coche y se pilló otro. La primera inversión que pretendía hacer era la mejora del equipo de sonido.
Conocian las Holofonías?
Lo de sordos es mea culpa. No recordaba que no eran mudos, sino sordos.
Los míos eran sordomudos, Iturri, sí que podían emitir algún sonido pero era indescifrable (les ocurre a casi todos los sordos, pierden el habla por no ser capaces de reproducirlos). Y a todos ellos les encantaba el bakalau, por su ritmo claro y potente. Todos ellos iban a una clase (especial) contigua a la mía, y escuchábamos mejor a su profesor que al nuestro!
Hola Kid & Love:
Coincidí durante mucho tiempo con una persona sorda en una lista de correo. Si no recuerdo mal, ella (y más) defendía que son sordos y no mudos, aunque no hablen como nosotros. El lenguaje de signos es, en ese caso, su modo expresión, su forma de hablar.
Tienes razón Iturri, pero creía que se sobreentendía.
De todos modos, eran casi tan sordos como mudos, porque si mal no recuerdo, la mayoría no habían perdido el 100% de la capacidad auditiva, y algunos se ayudaban de audífonos. Al final, ni sordos ni mudos, bakalatas.