¡Es que yo canto la cara B!

Si antes hablamos de lo de las canciones sueltas y la muerte del disco

los sellos discográficos decidieron priorizar una de las dos canciones que los singles de 7 pulgadas poseían, diferenciando la que pensaban que sería un éxito (cara A) de la que podía ser un regalo, una curiosidad o una presentación de lo que uno se podía encontrar en el larga duración del artista. Hoy, con las descargas digitales disparadas y el CD single en peligro de muerte por inanición, el concepto cara B está a punto de desparecer definitivamente. Muchas grandes superficies ya no venden CD single y el mes pasado la banda británica Florence and The Machine alcanzaba el puesto 16 de las listas de su país con su single Rabbit Heart. Sólo vendieron 64 copias en CD de la canción.

Para tratar de dotar de cierto sentido al formato, durante los años noventa, sobre todo en Reino Unido, todos los CD singles contenían varias versiones, incluyendo remezclas y diferentes caras B en lo que sería el más claro precedente del actual tratamiento intensivo de ediciones de lujo y formatos especiales al que se somete a los más sonados lanzamientos con el fin de multiplicar los ingresos de los artistas estrella. La única manera de lograr que un disco que antes hubiese vendido 20 millones de copias y hoy es un éxito sonado si alcanza los tres millones, es editarlo, como mínimo, dos veces.

Luke Lewis, periodista del semanario musical británico NME, resume así sus sentimientos ante esta amenazadora realidad: «Disfruto de iTunes y no voy a sentir pena por la muerte del CD. Lo que me preocupa es la desaparición de la cara B, que ha sido muchas veces ignorada y que, más que una grabación no deseada, siempre ha supuesto ese espacio neutral entre el sencillo y el álbum, un lugar en el cual a las bandas se les permitía experimentar sin la presión de deber de entregar un éxito. Conocer las caras B de un artista es y será el más claro ejemplo de devoción».

Vía | El Páis