La salud de la música en Donostia: Juan Luis Etxeberria (DV)

Beethoven grave, Vienna ZentralfriedhofSegunda de las charlas que nos han llegado con motivo de la mesa redonda.

El también periodista del DV Juan Luis Etxeberria (si alguien del Noticias de Gipuzkoa u otro medio quiere enviarnos sus opiniones, abiertos estamos) elabora su texto en cuatro puntos: Lo público, lo privado, la gente y el espectador en 4 folios agrupados bajo el título «La culpa de todo la tienes tú».

Algunos extractos:

«Los espacios públicos deben ser abiertos a todos, sin dejarse llevar por rentabilidades ni asistencias. Y dentro de esos planes abiertos, deben apoyar propuestas como el Donostikluba que hoy comienza o el siempre activo Gaztemaniak! Proyectos que jamás de los jamases deberían ser analizados por la relevancia o actualidad de su propuesta o por el número de asistentes. Su fin último es acercar a la ciudad bandas desconocidas sin excesivos gastos. No son promotoras privadas, son instrumentos con importante financiación pública que ofrecen pequeños pintxos en las agendas culturales repletas de comidas populares. Si empezamos a contar personas en esos actos, a pedir grandes nombres y no simplemente propuestas distintas, estamos jugando a Los Juegos del Anoeta, y no es esa guerra. Hablamos de música, no de productos musicales.»

«Las bandas han aprovechado las ventajas que da internet, dicen los expertos. Viva la democratización de acceso. Con Myspaces y blogs permiten potenciar su propia imagen al mundo, sin más intermediarios. Yo me meo de risa cada vez que escucho eso. Tener 300 amigos, entre los que se incluyen nombres relevantes como Neil Young o Bob Dylan o el propio Beethoven, es sinónimo de nada, de autocomplacencia virtual, de satisfacción sin esfuerzo, de alegría intangible. Al final, el resultado de asistencia a tus conciertos, haciendo juego con el sitio en el que estamos, se puede resumir en FNAC: Familiares, Novias, Amigos y Compañeros de trabajo».

La culpa de todo la tienes tú. Juan Luis Etxeberria (PDF)

Textos anteriores:

11 comentarios en «La salud de la música en Donostia: Juan Luis Etxeberria (DV)»

  1. Me lo he leído enterito… palabrita!
    Te voto 5 estrellas y le hago amigo, pero porque tiene toda la razón, no porque me suponga cero esfuerzo! 🙂

  2. Para bien o para mal (más mal que bien) el futuro de la música es Internet, Love creo que el futuro (no tan lejano, quien nos diría hace cuarenta años que tendríamos toda nuestra discográfica en un aparatito llamado ordenador) no hará falta asistir a conciertos en directo, los veremos y experimentaremos la misma sensación (hasta el ir a pedir el katxi a la barra) de una forma virtual… lo dijo Julio Verne, JEJE.Interesantisimotu artículo!
    http://www.univision.com/content/content.jhtml?cid=1481150

  3. El futuro es internet. Sin duda. Sólo quiero saber cuánto va a durar el futuro. Es que ya he visto cómo el futuro era el Beta, el VHS, el CD, el DVD y, sí fueron el futuro, pero es que cada vez dura menos el futuro. Empiezo a creer que el destino es tener toda la vida los mismos discos pero en ocho formatos diferentes.

  4. Estoy con usted, Moyano. Es la fuerza de las ansias consmistas, no? comprar lo que ya tienes de otra manera. Dos ventas del mismo producto.
    Hommi: no quiero verlo tan negro, al menos yo, no sé el autor del texto.

  5. No, ansias consumistas no. Es que cuando se te jubila el reproductor en cuestion te quedas sin todos los discos -o películas o lo que sea- que eran para ese formato. Música que tenías en disco la pasas a casette, de ahí a CD, luego al Iphone, al internet de los c… o lo que sea. Y encima te dicen, remasterizado y con bonus track. A la m…., hombre, a la m…

  6. Porcierto, cómo hacen los grupos para tener tantos amigos? Qué envidia…
    Aunque, pensándolo bien, tiene que ser estresante, que se te olvida el cumpleaños del Neil Young, que no le has dejado un par de entradas para tu concierto a la PJ Harvey, que no has oído el nuevo disco de los Pixies… Buff, qué curro…

  7. Habrá que enmarcar este texto, Love, colgarlo de la pared y esperar que dentro de unos años podamos mirarlo y pensar «de qué va este tío?, no tiene ni idea!!». Porque a día de hoy, no podía estar más acertado.

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