El tomate cultural

“Este año no se celebrará por la ausencia de subvenciones”. Es una frase que leemos y leeremos mucho este año y los venideros cuando en una rueda de prensa anuncien la supresión de un certamen o festival artístico.

Es comprensible. La crisis hace que la cultura sea uno de los primeros damnificados, de manera justa o no, a la hora de recortes y cierres de grifo. Y soy de los que veo necesario el apoyo público en los primeros años de vida, porque todo evento debe tender a la autofinanciación y no basar tu oferta en los dineros públicos.

Los únicos dineros públicos a los que puede y debe acceder es al situado directamente en los bolsillos de los asistentes, a los que habrá convencido por la oferta, la propuesta, el lugar de celebración o cualquier otra cuestión propia.

Pero claro, ¿qué hacer cuando a la cisterna que goteaba euros le cortan la llave de paso general? Porque lo que es una desfachatez (más) de un sistema político/gestor incompetente. Loables son sus piruetas cuando los gobiernos superiores les cortan el envío de billetes. Pero ahí deben florecer esos gestores ávidos, esos currelas de banca que cuando los bonos basura no funcionan deciden apostar por las inversiones en Rusia, y cuando eso cae se juegan los rublos en el cultivo de tomates. Porque no se puede pedi cinturones y vivir con tirantes.

En lo cultural admitimos que el programa de actividades estará llena de tachones en 2012. Y más en 2013. Pero por lo menos permitan que la iniciativa popular, ya sea a pie de calle o en locales autogestionados/okupas, cubra la oferta y el movimiento que ha habido, hay y habrá en las músicas más desconocidas o popularizadas del mundo. Ustedes no saben, no pueden saberlo, lo que influye conocer bandas de sopetón y caen enamorado de su forma de hacer canciones, que afectará a las canciones propias que se enseñarán en otra ciudad, donde habrá otra persona que…