Whisky y boas.

“Cuidado (cuidado)
os avisamos, ….”

Los dos cantantes de The Cry! vocalizan el estribillo del tema de Eskorbuto -sí, yo también lo he leído “kuidaudo”, como si fuera norteamericano- mientras afinan sus guitarras en el escenario justo antes de comenzar. Son de Portland, Oregon. Pero conocen a los bilbaínos. “They were superb. Sad end”, nos contarán luego.

Lo suyo es tan sencillo que no sé porqué no lo conocemos más. Chavales que no tienen donde caerse muertos montando una banda que es su vida. Pero no su vida a nuestra manera, no. No hablamos de ocio postlaboral, ni de conciertos vacacionales que son excusas para ver ciudades. No. Estos muchachos ofrecen el último y mejor concierto de su vida siempre. Sea Donosti o Burdeos ( a donde viajaban hoy). Sea domingo o Viernes Santo, verano o crudo invierno.

Poco importa que un par de horas antes parezcan little zombies – imberbes, colega. No tienen edad ni para afeitarse- cuyas pintas llaman la atención en la terraza del Dabadaba. «Jack Daniels cola» con pajita y a comerse la sala. Y hablar con el descaro norteamericano, como si supieras el idioma como ellos. Pasando de todo. No hay como cardarse el pelo y ponerse rimmel para saberse ganador. Sobre todo cuando en tu maleta de viaje llevas canciones EXCELENTES. De esas que a ti, humilde espectador , te hacen querer escribir, popero de mierda, a tus colegas más rabiosos queriendo montar un grupo a su imagen y semejanza. Literal. Un puto concierto iniciático. Como los Sex Pistols en Manchester, los Pastels en Avalanche Records o, más cercano, La Buena Vida en las fiestas de Jesuitas.

“Cuidado (cuidado) os avisamos, ….” que iba a ser una gran cita. No podía ser una falsedad de estudio. Aquí no hay vocoder sino cajas de whisky. Y boas. “Dangerous Game” se había originado en un garaje glamoroso lleno de sueños evasivos, robando los discos de T Rex y las joyas de su madre, con el powerpop y bubblegum como espejos en los que acicalarse. Un álbum mayúsculo que tuvo una escenificación a juego.

Dos vocalistas fantásticos (que si aguantan un poco, como The Posies, nos pueden dar muchas alegrías), un frontman que se entrega en cada rasgado y que para el sexto tema ya se ofrece a pecho descubierto. Un teclista exógeno a los looks (¡Fernando!¡Victor!) que canta de maravilla y explota guitarreando al final del concierto. Un bajista de escalas perfectas que lpara nuestra fortuna la música ha salvado del Wimpy. Un batería sacado de un vídeo de Hair Metal. Joder, que era mirarlos e imaginarse el Roxy de LA un martes a la noche. Sensación que ellos conocen bien. “Qué tal será la cita, habrá gente, hubo promo?”, nos preguntan a media tarde. “Últimamente nos tocan conciertos con 20 interesados y 100 paracaidistas”. Y vivir cada concierto como si fuera el último. Y que se note. “Aunque estas fechas están siendo geniales, acabamos de reventar Madrid y Bilbao fue la hostia”.

“Discotheque”, “Seventeen”. Viajes a los 50. “I think i´m in love”. Buscando que apenas haya espacio entre las canciones. “Sleeping Alone”. Riffs de distorsion controlada y embriagadora. “Hanging me up”.  Con chulería. Sacando chispas al hecho de subirle el tono a la estrofa. «Dangerous game called love». Mirando a la cámara con deseo en las fotos. «Toys in the attic». Acabando el concierto como los toreros en La Maestranza, a hombros. Recuperando ese camino hasta ayer invisible entre el power pop y el “Boys dont cry” (curiosa coincidencia, cry) de Los Cure – y alguna otra versión que se me olvidó preguntar a Okerreko al acabar, más ducho que yo en estos mundos -. Un poco como Los Chicos (a los que vimos justo hace un año en la Sala Sol). La diversión como forma de vida, guardada entre sacos de dormir y almohadas roídas de furgoneta. Nos vemos en seis meses, muchachos. Jamás hay que dejar pasar la oportunidad de pegarse una farra de melodías. Sea domingo o Viernes Santo, verano o crudo invierno.

PD: Y muy atentos. Les comento que el bueno de Eduardo Ranedo no ha podido asistir al concierto por estar con la espalda doblada. A los pocos segundos me dan un disco live de promo. “Toma, para tu colega, el que no ha podido venir”. Una copia. Ni para mí me dieron, edu. Ya me lo copiarás.