Una película con música


Ayer el Dock proyectaba “A bright light – Karen and the process”, película que pivotaba sobre la figura de Karen Dalton, autora de los años 60 y 70 que no tuvo el éxito esperado y que ha recibido algunos pequeños subidones de popularidad con motivo de las reediciones de sus discos.

La obra, de la suiza Emmanuelle Antille, se basa en la búsqueda «fan» de la europea de los puntos, pasos, rasgados e hitos geográficos de la cantora norteamericana. Pensada como una pequeña road movie artística y afrancesada que no llega al «arte y ensayo», la realizadora y sus amigas pisan Colorado, Nueva York, Baltimore y Woodstock indagando en los sitios que pisó, el aire que respiró, las casas en las que habitó y los amigos que frecuentó.

El film suple las carencias con mucho arte. Ante la ausencia de vídeos y fotos de Karen Dalton, la realizadora echa mano de trucos (grabar en super 8 y llevar así al pasado imágenes de hoy) huyendo de los tópicos parlanchines para hacer una película no musical. Hay bustos que elogian, pero queriendo romper la seriedad de las declaraciones ampulosas. Hay música de Dalton, pero versioneada, crujida por el tiempo, como parte de la ensoñación de un guión que consigue mostrar todas las versiones encontradas posibles sobre la historia de la cantante y guitarrista.

En la posible explicación de su falta de éxito unos hablan de su adicción, para otros fue relevante su temor al escenario, para estos su feminidad fue el freno y para aquellos el cuidado de sus hijos fue lo que le impidió ascender en el mundo musical. En una vida muy similar a Judee Sill en este sentido, podemos decir que en algunos de esos círculos secantes estará la verdad, aunque tampoco parece tan relevante para que el coche siga en la carretera

Integrada en la categoría “Lo que importa es el camino”, “A bright Light” son diálogos, descubrimientos, búsquedas e inspiraciones. Está fenomenal que el grupo de viaje dibuje, escriba o cosa elementos creativos bajo el influjo del paseo por Norteamerica al calor de Karen Dalton. En un devenir que consigue ir dándote los datos poco a poco, permitiéndote conocer en pequeñas dosis la historia vital de la heroína (sí, en ese sentido) Dalton. Hasta la mitad del metraje no sabes de su enganche, y hasta el final no te enseña cómo murió. Buscando, quien sabe, que su paseo vital sea el de la directora y el nuestro.