«Un Dios Salvaje»: Cosas de niños.

“Y el whisky nos absuelve”, que diría Rafael Berrio si en vez de haber vivido en un huerto lo hubiera hecho en una acomodada vivienda de Brooklyn. Y si no absuelve, sí que desahoga o expone a los protagonistas de la última “carnicería” (traducción del “Carnage” original, aquí creativamente redefinida como Un Dios Salvaje. Po fale.) de Roman Polanski.

La pelí comienza con una excusa, una pelea entre dos chavales y amigos. Eso lleva a reunir a los cuatro protagonistas de la películas, los padres de los implicados, bajo ese bienintencionado deseo de arreglar de manera adulta una riña juvenil.

Que si espressos, que si pasteles, todo de manera exquisita hasta que el nervio se va soltando poco a poco. Con una Jodie Foster a la que el timbre original le hace flaco favor en este papel histérico. Con John C. Reilly genial como currela bonachón al que el guión deja las mejores frases para el final. Y un multiocupado Christoph Waltz, desbordante de sarcasmo e ironía desde la primera frase. Kate Winslet pasaba por la zona y hacía falta una chica para completar el grupo. Y que, whisky en vena mediante, anima un poco sus líneas.

Porque la espoleta alcohólica dispara la película, le añade mucha vida e inunda de carcajadas la sala de proyección. También apuntamos los giros relacionales, que van de los matrimoniales a los cromosómicos de salto en salto. Tan bien lo pasamos que los 80 minutos escasos de proyección se nos hicieron cortos, pidiéndole al menos 10 más. En la zona final, a poder ser.

Segundos arriba o abajo, la moraleja de la “Carnage” recoge, a mi entender, la sublimación de una anécdota cotidiana, una pelea entre niños, para retratar la sobreprotección familiar y las miserias de unas uniones de fachada perfecta y algunas grietas interiores.

2 comentarios en ««Un Dios Salvaje»: Cosas de niños.»

  1. Pues para mí dura lo justo. Odio a la gente que no sabe contar algo en menos de tres horas. Pensándolo bien, odio a la gente. A toda la gente, un menda incluido. Afortunadamente, sólo me sucede de vez en cuando, pero sí, a veces parece que no tenemos nada dentro que no dé profundo asco. Por eso me ha gustado la película, por eso me gustó tanto Lunas de Hiel, porque todos estamos hechos de lo mismo y todos lo revestimos más o menos igual. De acuerdo en lo del título, en español no viene a cuento. Pero no es lo peor que le han hecho a Polanski. Recuerda aquél Rosemary’s Baby que aquí titularon precipitada y torpemente La Semilla del Diablo, condicionando el visionado y haciendo que pensáramos en exorcismos y en Padres Karras cuando también podría tratarse simplemente de enfermedad mental., la traducción cercenaba esa posible interpretación.

  2. Lo de La Semilla del diablo es un spolier en toda regla.
    En el caso de Carnage los retituladores españoles por una vez no l ahan cagado, porque el título de la novela adaptada es «Le Dieu du Carnage».

    La peli estábien, pero para mi gusto le ha quedado demasiado teatral y algo artificial.

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