Amy (la chica detrás del nombre)

Creo que lo más bello que se puede decir de una película documental que va sobre un artista musical es que trasciende y llega mucho más lejos. Hasta el pateado corazón de los generalistas y ”señoras del príncipe”. Damas que en la sesión de ayer desmenuzaban «Amy (la chica detrás del nombre)« como si fuera un thriller. O una telenovela.

Tampoco es que la historia cubriera las peripecias de un artista maldito, como ocurrió con Rodríguez. Amy Winehouse fue una chica muy conocida, sobre todo entre los seguidores de los tabloides ingleses y los programas de cotilles anglófilos. La suya fue una vida azarosa y muy bien cantada (impresiona la voz de Amy, desde el principio hasta el final) y tan contada que digamos lo que digamos no vamos a soltar ningún spoiler. Sería como añadir un detalle que destripara el final de La Biblia, o casi.

La virtud de esta pelicula bien titulada (y en general bien subtitulada) es colarse en la vida real de la cantante. Eso se consigue grabando todo lo que sucede alrededor. Desde la adolescencia, cuando los chicos judios del norte de Londrés tuvieron acceso a las primeras cámaras caseras Sony. Impresiona el gusto por sentirse retratados. Recoger experiencias, chorradas y, ya de manera más comprensible, viajes, giras promocionales y chutes diversos. Todas ellas, las imágenes, recuperadas del fondo personal de los amigos y familiares, que son quienes sustentan esta película.

La peli está montada que ni un joyero suizo. Es sencillamente maravilloso el uso de la voz en off y/o la presencia del entrevistado, cúando y cómo aparece  en el transcurso del ligeramente largo metraje, cómo se arremolina el guión a través de las canciones de Amy Winehouse y sus letras absolutamente transparentes. Dicen los que saben que el perfil de la autora es de primero de “psicología para dummies”, y sí que parece un alma castigada y dependiente (¿la chica detrás del hombre?), de esas que defienden que el amor es un juego de perdedores . Sobre la familia se podría hacer otro documental, seguro que de imágenes van sobrados.

Me quedo con varios detalles. El positivo son los cinco segundos en los que Amy queda petrificada tras recibir el Grammy al mejor disco. Me parece el momento más emocionante de toda el film (aunque la alegría dure poco)

También me hizo ilusión ver que el estudio en el que grababa las maquetas Mark Ronson es un cuchitril a mi alcance, con sus mantas y demás. Y el detalle de ver a Amy cantando en esas demos a casi 20 cms del micro. Madre. Mia.

Y el cierre dedicado a la traducción que antes murmurábamos: ya va siendo hora de traducir por defecto “blue” por “triste”, demonios. Salvo en Avatar creo que no habría que cambiar la acepción. Y luego un curioso detalle quizás relacionado con el deseo de que la peli no cuente con limitacion es de edad. En un momento añaden una entrevista con Amy en la radio en la que dice “ Bueno, no es que fuera cosa del alcohol, o no solo por eso….era…no sé como decirlo (baja la voz para hacerlo)…que andaba a tope”. Las ventajas de la versión original nos permiten escuchar lo siguiente “Well, is not all about drinking…it was more….speed, you know” 😀