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Etiqueta: Manolo García

Manolo García: baño de masas

Todo se unió ayer para que el esperado concierto de Manolo García, con las entradas agotadas hace semanas, fuera una fiesta. El nutrido puesto de venta de recuerdos que tenía hasta cuadros dedicados por el autor, el panel para sacarse fotos, los boletos para un sorteo a realizarse.

Y el cantante, que fue un derroche de optimismo y vitalidad: superó problemas técnicos, paseó por el auditorio, puso en pie al respetable, soltó aplaudidas charlas y dedicó el concierto a su amiga Amaia Montero. La irundarra, presente en la sala, cantó con García en uno de esos tránsitos entre sillas.

La elaborada escenografía acogió a una banda, pulcra y elegante, que supo destacar los fondos en los que el catalán surfea con las palabras. Hubo mucho pop-rock marca de la casa (‘Nunca es tarde’), algún detalle 50´s (‘Reguero de mentiras’), gotas arabescas (‘El amante roto’), brisas mediterráneas (‘Pájaros de barro’) y rumba catalana (‘Laberinto de sueños’) en la extensa lista. Esta crónica de urgencia no llegó al final de las esperadas 30 canciones que unieron sus últimas novedades con recuerdos al pasado de El Último de La Fila.

Manolo García: comunión pop

Intérpretes: Manolo García y banda. Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Asistencia: Lleno, unas 1800 personas. Día: 17 de mayo.

Los números no engañan: todas las entradas vendidas hace semanas, más de dos horas y media de concierto, 28 canciones interpretadas y cientos de metros recorridos por el escenario y los pasillos. Manolo García mantiene el tirón entre las y los “Manoliebers”. Adultos que no pararon de brincar en la butaca y jalearle, darle la mano o corear sus estribillos.

La comunión mística de fervor popero arrancó (“El frío de la noche”) y acabó (“Pajaros de barro”) con la banda tocando a pie de escenario en formato acústico. Entre ambas se desplegó el universo García: charló defendiendo el alma y la libertad, se cambió tres veces de camisa – pasando del look “betigazte” inicial a un estilo más adecuado para sus bien llevados 63 años-, se sentó inquieto en los dos sillones situados en el tablado, corrió hasta la platea superior y apenas se bañó en la nostalgia de El Último de La Fila, lo cual es de agradecer.

Su fórmula actual se basa en aquella, claro está. Manolo García no es un rupturista, y en comanda con su director musical han montado un estilo bastante férreo que, basándose en el pop, picotea de otros nidos vecinos. Ofreciendo al autor la opción de silabear brincando y entonar aflamencado. “Con los hombres azules” podía ser el mejor ejemplo de este estilo. Una canción calmada, de toques turcos, que viró hacia la contundencia en los puentes. La única pena fue que durante algunos tramos de la noche la voz principal no fuera del todo nítida.

Más allá de la comprobada efectividad de la fórmula y las favoritas de uno y otro espectador se agradeció el fantástico trabajo del ingeniero de luces, la presencia del violín (“Fragua de los cuatro vientos”), el tino de algunas baladas (“En tu voz”, “Quiero esa pasión”) y la confirmación de que a Manolo le mola el rock de barrio, como bien se pudo ver en los detalles de “Ardió mi memoria” y “Si te vienes conmigo”.