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Categoría: Reportajes

Jazzaldia 2015: Jazz entre horas

Pueden acusarme de chovinista, de localista o de vendedor de postales. Pero es innegable que si se unen las variables “día festivo”, “buen tiempo” y “Jazzaldia” el resultado solo puede ser muy positivo. Este año el calendario ha querido que el sábado también salga en rojo en la agenda. El resultado, el esperado. Las terrazas del Kursaal llenas hasta la bandera, con los pasos entre escenarios repletos de gente. Todos los cientos, miles o millones de asistentes que la organización dé como dato del sábado a la tarde serán verdad verdadera.

En el Escenario Frigo, de nuevo repleto de gente en su zona de asientos, el pianista Didier Datcharry hacía diabluras con sus socios Marie-Hélène Gastinel (batería) y Jean-Xavier Herman (contrabajo). Y como cada vez que hay swing en los altavoces allá andaban bailando los espontáneos en un lateral del público. El trío sonó impecable, escorándose hacia lo latino o el reggae sin mayores crispaciones y ofreciendo unas sonoridades que gustaban a todo tipo de oyentes. Para riesgos ya hay otros escenarios y momentos. En este hubo mucha música dulce que hacía que nuestros dedos chasquearan. Es a lo máximo que llegamos quienes no bailamos un pimiento.

Nos acercamos a la zona de picoteo situada en la terraza superior. Allá conviven la propuesta catalana y el único garito local que ha montado chiringuito, el Essencia del barrio de gros. Hablamos con su responsable, Dani Corman, que nos detalla los gustos de la gente: “Funcionan muy bien nuestros vinos. Y la sangría, hecha con un vino rico que no viene en tetra brik”. Somos periodistas de campo, así que debemos probarlo para confirmar sus palabras. Le damos nota alta al conjunto frutero alcohólico. “Esperamos repetir los agobios del pasado jueves, que salió un tiempo espectacular y no paramos de currar”. Las previsiones parecían confirmar sus deseos.

A su vera se encuentra el mega espacio catalán gestionado por la ya donostiarra Cristina Lagé, dueña y señora del bar Via Fora. Ella confirma los datos que ya nos adelantó el otro hostelero. “Aquí la cosa funciona fenomenal si hace buen tiempo. Ya ves cómo están las terrazas”. Abarrotadas de gente que quiere degustar exquisiteces alimentarias catalanas. “La tosta de butifarra es un clásico. Y este año hemos añadido el “trinxat”, plato pirenaico por excelencia que une col, butifarra y patata en forma de tortilla. Por no hablar de los más de 20 vinos que tenemos”. Dado que nos queda algo de texto por rellenar declinamos la invitación de probarlos todos.

Frente a ellos se desfogaban los integrantes de O-Meu-Prazol, quienes como el medicamento del que toman el nombre ahora “brasilizado” nos ofrecían una maravillosa capa protectora de jazz para nuestro estómago musical. Un manto bien aderezada de pop y bossanova, bien dirigido por la cantante de rasgos orientales Naomi Higuchi y disfrutado por un txiki park bien repleto de nenes. La zona se ha convertido por las tardes en un sitio familiar. El único pero, pequeño, es la abundancia de sillas infantiles en sitios tan tumultuosos. Tampoco pedimos un carril dedicado ni un parking de “carricoches”, pero seguro que entre padres que dejan esos elementos en casa o se muestran comprensivos a los comentarios ajenos, y organizadores que les dedican un txoko especial llegamos todos a un buen entendimiento.

Por allí andaban los miembros del grupo Bullet Proof Lovers, quienes más tarde reventarían la zona playera con sus enérgicos guitarreos. Las formaciones locales utilizarán distintas chaquetas sonoras, pero son una comunidad bastante bien avenida a la hora de ir a ver los conciertos del resto de colegas hagan estos rock, jazz o bailes vascos.

Con el siguiente grupo del escenario Coca Cola, “Vineyard byrds”, tuvimos un pequeño problema inicial. Porque ver a la refinada Lara Vizuete al micro hacía que el conjunto tuviera una pinta muy similar a lo escuchado la víspera, cuando Doña Vizuete actuó presentando sus propias canciones. El paso de los minutos supo separar uno y otro proyecto. El del sábado se centró en el jazz más instrumental, con bellos juegos de saxo y voz y defendiendo formas más cercanas a las que dan nombre a nuestro exitoso certamen.

El entretenido rompecabezas sonoro se cerraba en esta primera tanda diurna con la actuación de los cántabros “The Puzzles” en el escenario situado en la carpa FNAC. Un show cuyas piezas encajaron a la perfección, sobre todo a nivel vocal. Qué maravilla de voces empastadas, ideales para disfrutar de ese rock de sabor añejo y recorridos paralelos a las vías del tren del blues y las energías de los primeros Beatles. La gente bailaba sin querer a su son, en una especie de Hamelín rockero. Otros, al fondo, solo chasqueaban.

Jazzaldia 2015: galerna de sonidos interrumpidos

“El próximo Tambor de Oro”, “le he visto limpiando la Zurriola”, “acaba de ayudar a bajar un gatito de Alderdi Eder”. Adaptaciones de logos locales con su nombre o cara. Era de esperar que Jamie Cullum fuera pasto del humor internetero. La sobreexposición que está teniendo en este Jazzaldia es digna de comentario. Elogioso y respetuoso, porque el muchacho lo ha bordado en cada salida a escena propia o ajena. Y buen favor que le está haciendo el británico a la ciudad, tuiteando, poniendo fotos de nuestras playas, desayunando en cafeterías “hipster”, comiendo en restaurantes de postín y tocando el piano en museos del bebercio. Sobresaliente en eso que llaman “impacto económico”. ¡Y sin tener que desnudarnos como con aquel fotógrafo!

Más de uno buscaba al omnipresente ayer a la tarde por las terrazas del Kursaal. Buscando ampliar la enorme lista de fotos subidas a internet en las que aparece este autor y nuestra capital de fondo. Suponemos que con él se cierra la trilogía de autores “donostiarrizados”. ¿Que cuál es el otro par? Pues Bruce (Springsteen) y Woody (Allen).

Aunque para tríos preferimos (no se asusten, seguimos hablando de música) al Elkano Browning Cream, quienes actuaban en el Escenario Coca Cola, el pequeño y recogido espacio situado en el lado más cercano a Sagües. Los Elkanos ilustraron el tremendo bochorno del viernes a la tarde con la maestría que les caracteriza. No nos cansaremos de repetirlo: El teclista Mikel Azpiroz es un músico genial, espectacular. Si músicos profesionales de la talla de Mikel Erentxun o Fermín Muguruza le invitan a formar parte de sus formaciones será que el autor se las trae. Y se las lleva. A donde quiere. Nos referimos a las teclas negras y blancas de su teclado. En este Browning Cream multicultural (francés el batería, británico el cantante) Azpiroz proclama sus amores por el Hammond, ese órgano de sonido calido al que el donostiarra le pone un tono tórrido y contagioso.

Empezó terso, con aires de acid-jazz, para ir ganando ímpetu con el paso de los minutos. Dibujando arabescos de salón y ritmos casi tribales, brochazos de bossanova y un enfoque bailongo. Si se quedaron con ganas hoy pueden verles por partida doble. A la una del mediodía están en uno de los satélites del Jazzaldia, en el escenario Txingudi situado en el centro comercial de idéntico nombre ubicado en Irún. A la noche (23 horas) repetirán presencia en la zona gratuita del Kursaal.

En la Terraza Heineken era el turno de Lara Vizuete. Estilosa señorita que se plantó acompañada de un cuarteto efectivo en sus labores. Un proyecto que comenzó como unión puntual y prosigue ahora en lugares más abiertos. Presentó un repaso cronológico de la historia del jazz. Nosotros vimos los capítulos dedicados al fado, al cante con deje andalúz y a las melodías transoceánicas. Con momentos “a capela” de esos que diferencian a cantantes y aparentes. Ella, no lo duden, pertenece a la primera categoría.

En el escenario principal de esta zona de secundarios, el Escenario Frigo, la gente se cuadraba ante el estilo de Charles McPherson. Un señor curtido en la escena desde los años 60 que toca be-bop con la energía de un chaval. Bien apoyado en un trío de piano, contrabajo y batería, McPherson ofreció un gran espectáculo que defendió las antiguas – que no viejas- maneras de esta amplia etiqueta musical denominada “jazz”. Si pueden ustedes asistan sin falta a su actuación gratuita del domingo a la tarde, dado que el pase de ayer se quedó cojo.

El suyo fue uno de los primeros conciertos en suspenderse por culpa de la galerna. El resto fueron cayendo como piezas de dominó. En la organización no se andan con tonterías en estas cuestiones. “La seguridad es lo primero”, decían jefes y currelas. Gente que se habían pasado media tarde reforzando tenderetes. Retirando sillas y plegando sombrillas.

Porque la lluvia puede ser un molesto problema para los espectadores. “Esto es para valientes”, decía un asistente mientras se dirigía hacia la salida de la zona. Pero si el agua viene acompañada de viento y arena la cosa se pone mucho más seria. Hay unos límites eólicos que no se pueden superar. Y en la tarde de ayer el tope más precavido se sobrepasó en varios instantes. Bien el Jazzaldia tomando estas medidas.

A la hora de entregar este texto la maquinaria parecía volver a arrancar con normalidad tras el obligado parón. Y en la playa el sonido volvió a tomar un marcado cariz “indie”. El reinicio permitió disfrutar de las refrescantes canciones del grupo Lonelady. digitalismos experimentales con una voz bien modulada que se merecen todas y cada una de las estrellas que a sus discos le han dado publicaciones musicales tan exigentes como Pitchfork.

Jazzaldia 2015: La calle del swing

Es una gozada pasear por el centro de la ciudad estos días. Las tiendas y el festival hacen uno, en una simbiosis necesaria y aprovechable por ambas partes. Paseas y escuchas música saliendo de una tienda de mascotas, o en improvisados conciertos en la calles peatonales. Ves más de un escaparate con dibujos saxofonistas. Y al calor del evento central otros espacios programan actuaciones o sesiones de DJ. El porqué esto no se realiza en otras fechas, o de manera habitual, queda a cargo de los tenderos, bareros o rectores municipales. No se preocupen, seguro que el 2016 todo lo arregla.

De camino al Kursaal escuchamos más de un tarareo del “Boogie wonderland”. Señal de que la gente aún tenía en la mente el buen concierto de Earth & Wind & Fire. Banda que convirtió el arenal en un “Studio 54”. O deberíamos decir “64”, por lo del prefijo francés más cercano a nuestra Donostia. Si las tiendas y las parrandas tienen tirón entre nuestros vecinos, estos conciertos jazzeros no le van a la zaga.

El Mercado de San Martín adaptó su habitual pintxopote elegante al certamen con la actuación de Mota Project Live. Cita que mantuvo las virtudes – y murmullos sociales – que suelen presentar estas mezclas alimentario-sonoras. En la balconada del Maria Cristina todo fue más sofisticado. A los platos calentaba el ambiente Miguel A. Sutil, director de “Enlace Funk” (la revista pionera en la difusión de la música negra en castellano). A nuestro paso estaba poniendo delicioso jazz de sobremesa. Y soñamos con veranear en Saint Tropez.

La zona de terrazas presenció la enésima explosión de gentes de Musikene, presente y futuro del jazz en nuestra zona -y más allá-. El quinteto Onna Marun le daba al cancionero propio con gran soltura. Intentaron poner un estor sonoro al sol reinante con temas de marcada y vigorosa nocturnidad entre los que se colaron homenajes a Paco de Lucía. En el parterre los niños corrían de un lado a otro, destacando la vertiente familiar de estos conciertos de primera hora.

Algo más arriesgados se mostraron Maldataskull, quienes atacaron minimalistas sonoridades. Los ejecutantes pidieron a gritos más oscuridad para sus intrincados pasajes, reabriendo el baldío debate de “¿La gente escucha música y llena las sillas de estos txokos gratuitos, o es al revés?”. Toda respuesta es correcta, no se atoren.

Ray Gelato & Claire Martin repetían visita en el Escenario Frigo. En su paseo de ayer solo mejoraron las buenas sensaciones previas, dado que el horario les acercaba un poco más a ese público potencial que se aferra a las sillas y sombrillas como si fuera la primera escena de la película “Lo Imposible”. Chico y chica cantora se fueron cambiando los papeles principales apoyados en un efectivo trío. Aunque la mayor alegría vino de los siempre presentes integrantes del grupo de baile de Lindy Hop, quienes evocaron las calles 52 o 133 del neoyorquino Manhattan, dueñas en los años 30 del título de “swing street”.

Otros que repetían visita fueron Z Bone Project, formación que montó una buena fiesta de estilos imposibles en la carpa de FNAC. De allí pegamos el salto a la playa. En ella la banda nacional Neuman ofreció un concierto estupendo, fantástico, maravilloso. Sobre todo si lo que te gusta es el indie-rock americano de guitarras sucias y melodías casi tiernas y algo oscuras. Más de una vez nos acordamos de The National. Y de Ken Stringfellow, músico que el año pasado visitó con su formación The Posies algunos escenarios selectos del Jazzaldia. Los murcianos llevan unos meses gloriosos, actuando en los escenarios principales de los festivales veraniegos más relevantes. En Donostia solo confirmaron esas trazas de gran banda peninsular.

Fuera de nuestro foco quedaron otras citas muy interesantes: El vigoroso soul de Gregory Porter, el dueto transfronterizo de nuestro elegante “bluesman” Paul San Martín y el baterista francés Romain Gratalon. O el último pase de la gran dama Carla Cook. Pero, quien sabe si como a los niños que se agitaban en en escenario Heineken, el cuerpo nos pidió descanso para afrontar las potentes jornadas que nos esperan.

Jazzaldia 2015: contra viento y marea

Los Jazzaldiers (hay que ponerles un nombre festivalero moderno ya, hombre) se merecen un trono. Un premio. Un reconocimiento. Vale que muchos de los asistentes sean donostiarras y estén acostumbrados a que llueva horizontal durante todo el invierno y parte del verano. Pero los cientos de asistentes, locales o no, que pisaron la arena para disfrutar de la sesión potente de Jamie Cullum se ganaron todos y cada uno de los aplausos que pueda haber en este artículo.

El británico salió en todas las mini entrevistas que hicimos, como la realizada a la pareja valenciana Tony y Amparo a quienes no conseguimos sacarles un apellido. “Hemos comprado su entrada para el concierto del Kursaal, y hoy vamos a ver qué hace como DJ. Lástima de lluvia. Aunque supongo que vosotros estaréis acostumbrados”. El dúo aprovechó su salida vacacional anual para venir a nuestra “verde tierra y pasarlo bien en esta inauguración gratuita”.

Suponemos que los valencianos acabaron contentos la tarde noche. Porque Jamie Cullum pinchó como si la Zurriola fuera un tugurio nocturno del Londres más oculto. Desatado, impactante, con las ganas de bailar como único objetivo y mucho swing en su selección. Ya lo había avisado en la entrevista publicada en este medio, pero su sesión superó toda expectativa. Los artistas como Cullum lo son en todos los sentidos. Demuestran ese gen especial, entrenado con los ensayos y curtido en la escucha de mil y un discos. La selección de canciones confirmó que este eterno joven sigue estando en la onda por méritos propios.

La tarde inaugural comenzó a las siete de la tarde, con un ojo puesto en las nubes y otro en los distintos escenarios gratuitos que abrían este Jazz Band Ball. Poco poblados al inicio, el respiro que dieron las nubes negras permitió que la cosa se fuera animando. Quien sabe si fue por la aportación caribeña de Zanmari Baré en el escenario Coca Cola. Ellos fueron la primera sorpresa del festival. Su música tradicional de la isla de La Reunión fue un soplo de aire fresco, una vitalidad contagiosa. Y con la sola compañía de las voces solapadas en preciosas capas, y varios elementos de percusión. No se los pierdan esta noche en el Museo San Telmo, que repiten fiesta.

En el escenario Frigo estaban los “Messis” de la escena jazzera local, la Euskadiko Ikasleen Jazz Orkestra. Chavales y chavalas muy jóvenes (la nota de prensa cuenta que rondan los veinte años) que tocaban que es un primor. Dirigidos por la batuta compartida de Josetxo Silguero e Iñigo Ibaibarriaga, su actuación fue una fiesta de ese estilo Big Band que tanto gusta por nuestra urbe.

Músicas muy sopladas (había una sección de viento que superaba la docena de miembros) y contagiosas que encontraron un hueco para recordar de manera simpática y elegante a bandas como Negu Gorriak (muy “latin-funk” su versión de “Ezan Ozenki”) y Hertzainak. La formación cuenta con un compositor invitado, que este año ha sido Angel Unzu. Autor del que interpretaron un par de melodías. La primera de ellas, “Balada para Cifu”, dedicada al fallecido periodista radiofónico Juan Claudio Cifuentes, fue una preciosidad que hubiera emocionado al homenajeado.

La madrileña Maria Repollés estaba obnubilada con el espectáculo. Miraba atenta al escenario sin hacer ademán de moverse. Hipnotizada. Muy sonriente nos contó que le estaba gustando mucho y que se lo estaba pasando muy bien tanto en el festival como en la ciudad. María tenía 3 años y medio, una edad muy agradecida para responder a las preguntas de este cotilla. Sus padres completaron la opinión de su criatura indicando que los niños disfrutan asistiendo a estos conciertos “de mayores”, y que suelen salir encantados de estas actuaciones tan populosas y vitales. Los progenitores estaban al tanto del Txikijazz, el programa del Jazzaldia que arranca este viernes y que tiene a los tiernos infantes como protagonistas principales.

Nuestro paseo playero también paró en la actuación de Carla Cook. Por cierto, curioso el indirecto guiño de los promotores a nuestra hostelería, esa que se engalana estos días con motivo del Jazzaldia, con la selección de algunos de los grupos del Jazz Band. Carla Cook (“cocinero/a”), The Cookers (“los cocineros”, quienes actuaron en las terrazas ayer a la noche) o Ray Gelatto (“Helado”). Marca Donostia, que dicen por ahí.

La señora Cook llegó al escenario Heineken con un acompañamiento nacional de piano, contrabajo y batería. Músicos que arrancaron con un brioso instrumental antes de dar paso a la reina de la noche. Carla, como bien nos indicaba el donostiarra Juanjo García, es un ejemplo “del mejor jazz vocal clásico, un estilo que si se hace con encanto es muy agradecido”. Viendo la respuesta de la gente suponemos que la cantante consiguió convertir ese espacio en otro recogido escenario. Una réplica de esas tabernas con velas que ubican nuestras noches más tiernas. La dama y sus colegas repiten cita esta noche en estas terrazas. Esperemos que con el agua de lluvia como recuerdo pasado.

Festival For Your Love: bailad, bailad, malditos

Conciertos, películas y sesiones de DJ en esta fiesta diurna de 15 horas que defiende los sonidos sesenteros

Nuevo festival musiquero con ganas de quedarse en el programa anual. Se llama “For Your Love” – si, como el título de la canción de Graham Gouldman mil veces versioneada – y se asienta en las maneras sesenteras, “aunque también hay psicodelia, garaje, beat, funk, …”. A una voz nos responden los promotores, El DJ guipuzcoano Mr Klin y el agitador gallego Dani Blanco, quienes han unido sus fuerzas para ahora exprimírnoslas: El certamen de mañana dura 15 horas y está plagado de actos gratuitos. Habrá vermuteo, el estreno de un documental, actuaciones, Dj´s y hasta una comida popular. “ Nosotros en realidad hemos intentado hacer el plan al que nos gustaría ir”.

Empezamos de película, con la actuación del local Javier Sun (“Es uno de los más grandes de Donostia, todo un referente para una generación”) y el estreno de la película “For Your Love”. Una paseo estiloso -en el adelanto aparecen el Bar Eiger y Beltza Records- por una ciudad, Donostia, a la que no le imaginábamos una apariencia tan mod. “Ahí brota nuestra cinefilia, llena de guiños y recuerdos. Nuestra capital es una ciudad bellísima para filmar exteriores y quisimos mezclar lo mas desconocido con otros sitios mas reconocibles”.

A mediodía los promotores han montado una comida popular cuya digestión se hará a ritmo de “alldayer” (pinchada musical diurna). Para esta sesión y la réplica nocturna cuentan con animadores madrileños, valencianos y suizos. Y como plato fuerte apuntar las actuaciones del Dababada. Del trío de bandas destaca Fogbound, unos gallegos que antes de tocar en San Sebastián ya han paseado su pop lisérgico por Inglaterra. “Tuvimos muy buena acogida tanto en Londres y Bristol, y eso se tradujo en diversión sobre el escenario”, nos cuentan estos gallegos que van cumpliendo sueños . Hace unos meses desearon telonear a The Pretty Things y lo acaban de conseguir. “Ahora pediría tocar con Bronco Bullfrog y poder hacer un bis juntos. A ver si sigue la racha”. Sus aires garajeros de freakbeat, con el hammond y las guitarras muy presentes, apuntan ya a un disco que probablemente se grabe en Circo Perroti, el estudio de Jorge “Explosion” que ha registrado los primeros singles de esta banda de A Coruña.

Los promotores de For Your Love quieren poner el foco en los espectáculos visuales de sus conciertos nocturnos. Los llaman Liquid Light Show, eran habituales en los años sesenta y se hacen con aceites especiales y lámparas, ofreciendo formas coloristas que potencian y acompañan la experiencia musical de la banda y la percepción del espectador. Ácidos sanos en forma de haz de luz.

Mojo Workin’. Mujeres de armas tomar

Rhythm & Blues. Soul. Blues. Músicas que han movido el mundo y lo seguirán meneando, más allá de modas pasajeras o pelotazos momentáneos. Arkaitz Kortabitarte (persona que responde a nuestro cuestionario) y Jokin Arizmendi, los principales impulsores del Mojo Workin’ que este fin de semana se celebra en Donostia, son unos defensores de las virtudes de los sonidos afroamericanos de la primera mitad del siglo XX. “ Es una época que te atrapa: Las grabaciones, el tipo de artistas que había, el sentimiento que esos cantantes y músicos imprimían a sus obras. Y esos ritmos, ay…”.

En la sexta edición del certamen han querido homenajear a las damas del soul de la década de los 60. “Se nos ocurrió que sería bonito agasajar a las mujeres que ayudaron a poner los cimientos de la música negra y que no han tenido el reconocimiento que sí han logrado muchos artistas masculinos”, nos cuenta Kortabitarte, quien menciona la película “A 20 pasos de la fama” como posible paralelismo. ”Al final nos ha quedado un poker de reinas. Tendremos desde el soul más bailongo y festivo de las Velvelettes, al blues de Mable John, el R&B más informal y divertido de Dee Dee Sharp y el alma melódica y preciosa de Maxine Brown. Y curiosamente, a pesar de ser estilos bastante diferenciados, todas tienen una notable pincelada de gospel”. Autoras ya entradas en años, lo cual aumenta el riesgo de posibles cancelaciones. “Si quieres traer a este tipo de artistas tienes que jugártela. Además vienen en exclusiva. Es una de nuestras filosofías, no traemos gente porque esté de gira, traemos a los que queremos traer”.

Las señoras llevan desde el martes en los locales de Pasaia Musikal, afinando los tempos con la Home Band, una formación local de 12 miembros montada exclusivamente para este festival que incluye coristas, sección de vientos y pianistas. Puede sonar raro, pero el tener una banda fija de fondo era de lo más habitual en los años de la STAX y Motown. “Va unido al ADN de esta música. De esa manera conseguían imprimir un sonido característico que se convertía en sello de la casa”.

El certamen ha agotado los abonos a la venta. Ya solo quedan entradas sueltas. “La fecha nos viene impuesta, y el puente parecía que iba a ir en nuestra contra, pero la cosa ha ido mejor de lo esperado. Hemos vendido pases en Reino Unido, Irlanda, Italia, Francia, Rusia y EEUU. Y sin pasar de los 60 euros que valdría este festival en cualquier otra parte”. Lo celebraremos en alguno de los alldayers/allnighters, fiestas de DJs que rodean al evento. Para más información pasen por la web oficial www.guregauza.com

Lurrazpiko Fest: 20.000 leguas de indie submarino

Uno imagina a los rectores de Ayo Silver, los organizadores del Lurrazpiko Festa, como doctores de laboratorio sonoro. Investigando los blogs más recónditos para dar con la banda sorpresa, analizando todas las canciones del mundo con vitalidad juvenil. Jugando al gozoso prueba/error en la sala Dabadaba donostiarra. Garito que, atentos, ha programado a 130 actuaciones en apenas ocho meses. “Es más sencillo de lo que parece”, nos cuenta Borja Martin, uno de los socios Ayo. “Vivimos una época de explosión creativa. Y eso sumado a la desintegración de la industria discográfica hace que todos los grupos estén compuestos y sin novia. En todo caso la pregunta sería… ¿Por qué carajo nos liamos a juntar 19 artistas (6 más que el año pasado, 14 más que en 2012) que todavía no son populares?”. El muchacho se responde a sí mismo. “Ayo Silver! nació para fotografiar el panorama musical underground, ser una especie de revista de lo que está pasando cuando está pasando. Nuestra humilde intención es contribuir al crecimiento de proyectos artísticos de valor”.

Y en el fondo no hay tanto nombre desconocido en ésta la tercera edición del evento. “El atractivo del festival radica en que es una degustación sónica a precio de saldo. Una oportunidad de pasar revista al estado de la nación del pop. Igual no conoces a Biznaga, Pablo Und Destruktion o El Ultimo Vecino, pero sabes que sus discos han sido elegidos entre los cinco mejores del año por toda la prensa especializada. Que levante la mano quien estuvo en la gira de presentación del primer disco de La Buena Vida”.

Pues sin levantarla, pero cogiendo la mano del promotor, comenzamos el repaso por el jugoso afiche parando en la primera gran cita: Espanto (sábado, 21:00 horas). Un dueto popero libre, único e irrepetible. Los únicos que te pueden recordar a Suicide, Single, Go Kart Mozart, Jesús and Mary Chain y Vainica Doble a la vez. La banda con, en palabras del promotor, “el mayor ‘savoir faire’ donostiarra” ha elegido nuestra capital tras duras negociaciones. El esfuerzo habrá merecido la pena. Sus letras, divertidas y ácidas, merecen ser conocidas y aplaudidas por los asistentes. En la misma cuerda del pop atractivo deberíamos colocar a El Último Vecino, la sensación nacional de la temporada. Hasta las pizpiretas Deers/Hinds (entrevista en página contigua) los eligen como la mejor banda del la noche. Su oscuro crear ha calado entre la chavalería más inquieta, gracias sobre todo a las buenas maneras de su impagable cantante.

Siguiente parada, la fiesta guitarrera. Lurrazpiko se lanza al rock más bravo con la inclusión en el cartel de las formaciones Discípulos de Dionisos y Los Chicos. “El espíritu del evento es ser algo heterogéneo. Queremos que haya rock and roll frenético, pop saltarín, electrónica analógica, propuestas vanguardistas. Queremos un Arca de Noé lleno de bafles”. De Los Chicos poco se puede añadir. Es una de las mejores fiestas posibles de soul, rock y funk. Y los donostiarras DDD han ido pasando del porno punk al power pop acelerado sin perder exceso en sus líricas. Ambas formaciones están programadas cuando la vitalidad ya está asentada, entre las 00:45 y las 02:30 del sábado.

Eten (mañana, 20:30 horas) es la otra pata de la representación vasca. Sin necesidad de tirar de cupos. “Con los grupos locales somos exigentes, les pedimos lo mismo que al resto. Personalidad artística, discurso propio, universo personal “. En el caso de Eten hablamos de guitarras y baterías enrabietadas, voces chilladas y pegada poderosa.

Aplausos para quien decidió programar a Joe Crepúsculo (sábado, 03:20) cerrando el programa de actuaciones antes de la llegada de los DJs El Coloso de Roda y Chelis. El mallorquín, autor de canciones tan siderales como “Ritmo mágico” o “Mi fábrica de baile”, acaba de regresar de una gira por Sudamérica. Un continente que empapa sus sonidos digitales y agitadores. Y ya anuncia lo que será su séptimo disco, titulado “Nuevos Misterios”, para el que promete cumbia, bacalao y sonidos más diversos.

No podemos olvidar la fiesta del viernes en el Dabadaba, con Biznaga y Beach Beach como atractivos. Ni la merendola del sábado con Sacramento y Huías en idéntico local “buscando picotear antes de la larga jornada nocturna y para que los padres con hijos que no puedan pegarse la farra se puedan desfogar”. A destacar la presencia de Pablo Und Destruktion, un alma libre y oscura. O el rock caníbal de los norteamericanos Pop. 1280. y las buenas maneras de Forever Pavot, “los tapados del festival. A estos franceses no los conoce ni el tato. Pero van a epatar. Se hablará de ellos”. Mas nos quedamos sin sitio. Así que, como proponen los organizadores, recomendamos dejarse llevar y disfrutar de formaciones que ahora mismo agitan el subsuelo sonoro de las músicas populares y rockeras.

The Suicide Of The Western Culture: La fiesta del cine (musical)

La banda catalana se apunta al cierre del festival de cine Dock Of The Bay con un concierto de sonidos digitales y melancólicos

Donostia es una ciudad de película. A veces romántica, a veces melancólica. Y a veces musical. El Dock Of The Bay, ciclo de cine documental musical, acerca estos días a las pantallas de la capital algunas de las mejores obras que se han realizado últimamente sobre bandas, estilos o escenas musicales. “Estamos muy contentos. Nuestro público es fiel y apoya el certamen año tras año. Y estamos percibiendo un mayor número de asistentes en esta edición”. Quien así habla es Eva Rivera, directora de este evento que acaba sus sesiones este fin de semana.

Le pedimos a la jefa un breve balance previo a los premios que se entregan este sábado. “A día de hoy la favorita para el Premio Del Público es la película sobre la banda Lamb of God. También ha gustado mucho This Lovely Shitty life y sus mujeres mariachis. En términos de asistencia Freddy Mercury, Pulp y Los Doors casi agotaron las entradas. Es normal, son grupos con multitud de fans y esto se nota en el cine”. ¿Y sobre lo que nos queda? “ ‘WF Jett Rebel’ y ‘We Are Twisting Fuckins Sister’ son dos joyas. Mike Oldfield y Alice Cooper son los platos fuertes del fin de semana. Y además está el especial que el programa televisivo ‘Cachitos de Hierro y Cromo’ nos va a ofrecer en exclusiva”. Para detalles sobre proyecciones nada mejor que visitar la web oficial: dockofthebay.es

El DOTB también tiene espacio para la música en vivo, por supuesto, que no todo va a sentarse y ver proyecciones sobre bandas. Los organizadores han previsto para este sábado un jugoso doblete en la sala donostiarra Dabadaba. Por una parte habrá sesión DJ a cargo de la artista madrileña Linda Mirada, autora del sintético mas atractivo disco “China es otra cultura”. A su vera el donostiarra Kigo. Juntos llenarán de neón sonoro la pista del garito capitalino. Pero antes de su sesión podremos disfrutar del concierto de los catalanes The Suicide Of The Western Culture.

Recién fichados por la potente promotora que organiza el Primavera Sound, los de Manresa anuncian disco para el 2015. Pero antes pisan nuestra ciudad. Urbe que han solido bordear hasta ahora. Han actuado en el coqueto festival Usopop de Iparralde y más recientemente en el Jazpana de Beasain. “Sí, es nuestro primer directo en San Sebastián. Y se te olvida que también estuvimos en un festival de Biarritz junto a Ricardo Tobar y otros”. Apuntado queda.

La ciudad no les es extraña. Les preguntamos por el disco de remezclas que editaron hace un tiempo, en cuya portada aparece el “Elogio del Horizonte” de Chillida. ¿Podría nuestro “Peine” protagonizar una segunda parte del mismo? Los autores prefieren otros localismos. “Para el segundo de remixes pillaremos de portada el pintxo de foie del Bar Sport de Donosti”.

En los sonidos se encuentran bastante lejos de los que se escucha en nuestras calles. TSOTWC se han caracterizado por mezclar la tensión de Mogwai, los colchones hipnóticos de Orbital y cierta querencia por los sonidos de la época de Jean Michel Jarre. “Todas esas referencias nos gustan mucho. Creo que el secreto esta en que tenemos pocos complejos. La electrónica es un medio para nosotros, nos facilita el crear y tocar. Pero más que un sonido buscamos sensaciones”.

Resulta curiosa la fuerza que adquieren los títulos de sus canciones siendo estas instrumentales. La mayoría de ellas, eso sí, recurren al inglés “por tradición de la música que escuchamos. En el nuevo disco hay algún nombre en castellano. Y, avisamos, nos gusta mucho el euskera“.

Les preguntamos sobre el futuro CD. El breve vídeo o teaser que han colgado en las redes sociales a modo de avance parece indicar que habrá cambios en las creaciones. “Seguimos explorando los mismos territorios cinemáticos y post rockeros. El sonido es más orgánico y muy melancólico. Diriamos que el disco se mueve entre la nostalgia y la oscuridad pero de forma amable, sin malos rollos. Quizás sea el trabajo más durillo de los que hemos sacado. Pero creo que ahora ya podemos permitirnos arriesgar en este sentido”. El sábado podremos escuchar algunas piezas del mismo. “Sí, sonarán en la parte final de la velada. En esta ocasión haremos un show mas progresivo, en formato dúo pero con toneladas de cacharrería. Tendrá un toque menos burro que a altas horas de la noche, pero esperamos que sea igual de intenso y creciente”.