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Categoría: Críticas de conciertos

Depedro: Viva el domingo

Intérpretes: Jairo Zavala (voz, guitarra), Martín Bruhn (batería), Héctor Rojo (bajo), Kike Fuentes (guitarra), Raúl Marques (multi-instrumentista). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 08/05/2022. Asistencia: lleno, unas 900 personas

Escondan la modorra. Abandonen la mantita. Pasen de esos telefilmes cuyo título responde a la fórmula “Asesinato + región de Francia”. Si un domingo a la tarde, ese momento casi trágico, se cruza en su camino un concierto del grupo Depedro vayan a él sin pestañear. Aunque la semana haya sido tremenda. Si Jairo Zavala y los suyos pasan por su urbe no pierdan la ocasión o se arrepentirán.

La velada fue magnífica, alegre, cimbreante y variada. Como esa ‘Panamericana’ a la que le cantan de forma sabrosa, su autopista musical no conoce fronteras. O mejor dicho, las cruzan sin miramientos y las mezclan con finura y calidad. Sus ingredientes latinos (‘Nubes de papel’, ‘Hombre bueno’) no son sacados de una churrería, siguen defendiendo el rock fronterizo (‘Máquina de piedad’) llevándolo a fantásticos pasajes elegantes (‘Déjalo ir’), pausados (‘Tu mediodía’) y de atractivo contraste (‘Antes de que anochezca’).

Zavala, vivaracho patillas, se destapa como guitarrista (‘Diciembre’) y se permite el lujo de quemar balas en mitad del concierto (‘Nubes de papel’) y bajar al pasillo con el resto de compinches para contagiarnos sus ganas de parranda (‘El pescador’). DePedro un sábado a la noche nos lanzarían como un cohete a buscar la noche entre saltos. Pero en la tarde de ayer nos permitió algo aún mejor: llenar las baterías con alegría y buena música para lo que nos espera a partir de hoy.

Y la gente dirá “Yo vi a Izaro en el Velódromo”

La autora vasca se confirmó anoche en San Sebastián con un concierto repleto de gente, felicidad e invitados ilustres.

No vamos a descubrir la rueda si afirmamos que Izaro Andrés Zelaieta (Mallabia, 1993) se doctoró anoche en Donostia. La que fuera el mejor expediente en la carrera de Comunicación de su año ratificó que, artísticamente, es una autora de las ligas mayores. Porque llenar el Velódromo, cifrado ayer en seis mil personas, está hoy en día en manos de muy pocos autores. Lo han podido hacer cantantes más promocionados que las colonias en Navidad. Y también algún que otro grupo punk que abandona el formol para pasar la gorra. Pero como ella, con apenas tres discos en la calle y una carrera sin prisa pero sin pausa, pocas o ninguna.

En la cita donostiarra de dos horas de duración y veinte canciones abundaron la chavalada (aplicando la etiqueta con benevolencia hasta pasados los 30 años) en formato cuadrilla y los planes familiares. Dos horas antes ya había gente haciendo cola para entrar, en una hilera que llegó más allá de la parada del Topo de Anoeta. “Íbamos a verle en Vitoria pero el concierto al final se suspendió”, contaban Nerea Manso y sus amigas, llegadas directamente desde la capital alavesa en lo que fue también su primera visita al recinto. De Irún era Amaia Illera, quien tampoco había podido ver a la autora afincada en Donostia y eligió ‘Paradise’ como su tema favorito. Coro Villar y Jaione Soro andaban gestionando los pasos de cinco niños. “Me gusta poner ‘La Felicidad’ a la mañana, para irnos cargando las pilas”, contó Coro mientras su hijo Unax Gamón se decantaba por ‘París’.

Una vez dentro la música ambiental de Jorja Smith o Victoria Bigelow se mezclaba con las charlas y murmullos de la gente. Con media hora sobre el retraso previsto la autora y su banda habitual comenzaron con ‘Er(h)ori” y ese aire a The Cramberries tan elegante. Hubo momentos más melosos (‘Hainbeste’), jaleados a rabiar (‘Errefuxiatuena’), electrolatinos (‘Un poquito más’), colchones oscuros muy actuales (‘You’) y aires celtas algo épicos (‘Ihintza’). Algunos temas fueron acústicos, usando la pasarela presente para acercar la intimidad de la melodía (‘Eskaleok’).

¿Y el sonido? Bien, gracias. El oval ciclista no es el mejor espacio para gozar de los detalles pero la voz de Izaro, perfecta toda la velada, sonó clara y alta sobre una música que en todo momento pudo reconocerse. Como reconocibles fueron los distintos invitados a esta fiesta de confirmación. Pedro Pastor cantó sobre unas ‘Ventanas cerradas’ de explosivo estribillo bailarín. Y Amaral, recibidos por un público entonando el estribillo de ‘Marta, Sebas, Guille y los demás’, aportaron su granito de euskera a la suave ‘Argia’. La suma de Cris Lizarraga (Belako) a la apropiada ‘Libre’ fue uno de los momentos álgidos en el ranquin de palmas.

Esta crónica de urgencia llegó al papel mientras el grupo ejecutaba “Astelehenak” y esperábamos las anunciadas apariciones restantes (Xoel López, Gartxot y Eñaut Elorrieta) en un recital que fue horadando el cerebro de los presentes. “Yo vi a Izaro en el Velódromo”, se dirá dentro de unos años desempolvando el bolsillo de anécdotas de un día grande.

Publicado en El Diario Vasco

Rufus Wainwright: El ángel pop

Intérpretes: Rufus Wainwright (voz, piano y guitarra), Brian Green (guitarra), Alan Hampton (bajo), Jacob Mann (teclados). Lugar: Auditorio Kursaal. Día: 03/04/2022. Asistencia: unas 1300 personas.

Rufus Wainwright cerraba la gira europea de la presentación de su álbum ‘Unfollow The Rules’ en Donostia. La cita contó con la telonera Hayley Sales. Pianista y cantante que aprovechó las bondades de tocar en un auditorio (cero murmullo, todo el mundo sentado desde el comienzo) para acercarnos sus canciones de piano-bar que mostraron especial cariño por ese tipo de melodías que se escuchan en las películas cuando miras por la ventana y fuera llueve.

Tras su media hora llegó el ángel caído. El vendedor de discos. El cantor de los tonos altos. El hombre que sale de los apuros haciendo sonreír al personal. El compositor pop que consigue que sus piezas suenen sacadas de una ópera o un musical. El estilista de las mezclas imposibles: no había más que ver el traje que sacó a escena, rematado con la versión deportiva de los chapines rojos de la protagonista de “El Mago de Oz”. Su devoción por Judy Garland se completó con el “You Go To My Head’ que sonó como música ambiental antes de su concierto.

Apoyado en una pequeña banda casi acústica que le puso los almohadones, Wainwright mostró especial predilección por los pasajes ensoñadores (‘My Little You’) y brumosos (‘Poses’). Con momentos trágicos (‘Hatred’), oscuros (‘Ladies That Lunge’) y radiantes (‘Peaceful Afternoon’). Viajando a Francia (‘Early Morning Madness’), Sudamérica (‘Argentina’), Gran Bretaña (‘Romantical Man’) o la Norteamérica más profunda (‘You Aint Big’).

De allí llegó la versión de Neil Young (‘Harvest’), a quien también intuimos en más cortes. Hubo más versiones: del ‘A Hard Rain’s A‐Gonna Fall’ de Bob Dylan solo salvamos que estuvo dedicada a Ucrania, el “Hallelujah’ de Leonard Cohen pasó sin pena ni gloria y el cierre con ‘La complainte de la butte’ (Jean Renoir) fue una conmovedora delicia.

Rozalén: Una fiesta completa

Intérpretes: Rozalén (voz) y una banda de siete integrantes que incluyó una intérprete del lenguaje de signos. Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 02/04/2022. Asistencia: lleno, unas 1800 personas.

Recién aterrizada de un viaje de dos meses por América Latina, la manchega Rozalén hizo vibrar a los asistentes al Kursaal en un evento que tuvo dos partes bien diferenciadas. Una primera más reflexiva y otra rematadamente festiva.

Esta crónica de urgencia repasa un “chou”, como lo definió la manchega de potente voz, que arrancó con tonos épicos, ramalazos a La Oreja de Van Gogh, chispazos africanos (‘La línea’), recuerdos de la Guerra Civil, reivindicaciones sociales (‘Aves enjauladas’) y homenajes a Miguel Hernández y Silvio Rodríguez. Con espacio para demostrar un cariño por Euskadi que incluyó un extracto en perfecto euskera del ‘Negua joan da’ de Zea Mays.

En la segunda sección la gente movió el bullarengue y las insinuaciones latinas explotaron en todo su esplendor. Tirando hacia Juanes (‘Vivir’) o la Miami Sound Machine sin olvidar su amor por el mariachi, la vivacidad de la cumbia y el clásico entonar, aquí más ronco, de la canción lírica española. Fue un buen concierto para quitarse las pelusas de la camisa y disfrutar.

Elena Setien: experiencia pop

Intérpretes: Elena Setién (teclado, voz), Joseba Irazoki (guitarra), Xabier Erkizia (electrónica). Lugar: Sala Club del Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 30/03/2022. Asistencia: lleno, unas 100 personas

El confinamiento pandémico va aflorando en las creatividades de los músicos. Toca presentar los trabajos que esa situación tan particular trajo a sus mentes. La donostiarra Elena Setién publicó en el influyente sello Thrill Jockey su “disconfinado” trabajo ‘Unfamiliar Minds’ y ayer tocaba presentarlo en la coqueta Sala Club del Teatro Victoria Eugenia.

El concierto ahondó en el camino abierto por el disco. Las nuevas melodías se acercan más a las sensaciones que a las estructuras férreas por más que debamos seguir llamándolo pop. La autora ha abandonado cualquier inercia que tuviera en su cerebro para expresarse de una manera más abierta. Para ello ha contado con dos de los mejores socios posibles a la hora de tirarte cuesta abajo sin -aparentes- frenos: Xabier Erkizia y Joseba Irazoki.

El primero, productor del último LP, puso la zona ambiental, digital, experimental y onírica de la velada. Con sonidos profundos y apenas alguna batería suelta. Irazoki se sacudió el desfase horario (acababa de llegar de México) con detalles opacos, arranques ácidos y desmelenes cuando la cosa se puso rockera. Ella mantuvo la voz pop, cada vez más cómoda cuando sale filtrada, a veces tremendamente elevada, cercana a PJ Harvey cuando el tema lo pedía. Con un teclado que caminó por los acordes con paso firme y espaciado. Los tres juntos ofrecieron una tarde de sonidos profundos, tiempos medios y un imaginativo enfoque musical.

Publicado en El Diario Vasco

Julieta Venegas: Feliz contención

Intérpretes: Julieta Venegas (voz, piano, guitarra, acordeón), Belén López (contrabajo), Panky Malissia (batería). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 28/03/2022. Asistencia: lleno, unas 900 personas.

“No supe qué hacer”, cantaba ayer Julieta Venegas en su ‘Ilusión’ inicial. Pero nada más lejos de la realidad. La mexicana ha sabido aprovechar el obligado parón del confinamiento para darle un nuevo molde acústico a las canciones. Un estilo que sabe comprimir y dejar brillar la vitalidad sonora característica de la autora. Con un batería soberbio en todos sus quehaceres y una contrabajista que mandó (‘El presente’), mutó y en ocasiones sufrió para hacerse notar cuando la percusión se imponía (‘Algo está cambiando’). La voz, dicharachera en las charlas entre composiciones, empezó demasiado impulsiva dejándose por el camino algún descuido tonal. El paso de los minutos la asentó y elevó hasta los lugares habituales.

Fueron temas interpretados sobre guitarras efusivas y pianos de cola con sonidos aún más largos que supieron ser juguetones (‘Bien o mal’). Echando mano del tango y los sonidos románticos de 1970 (‘Los momentos’). Consiguiendo sonar íntima (‘Lento’, ‘La nostalgia’), británica (‘Buenas noches desolación’) y folk (‘Canciones de amor’). Defendiendo su pop radiante (‘Original’) hasta cuando tocaba celebrar la vida de los que ya no están (‘Mis muertos’).

Además de navegar entre pasiones y “dramones” se inspiró en poemas de Jorge Luis Borges, letras de la micropoetisa Ajo (‘Dos soledades’) y versiones de José Alfredo Jiménez (‘Canta, canta, canta’) mientras atacaba una ‘Despechada mexicana’ de femenina personalidad. Recuperó otros éxitos como ‘Me voy’ y ‘Limón y Sal’. Pero nos dejó boquiabiertos con su pieza más reciente, el refrescante arrebato funk de ‘Mismo amor’. Los asistentes les despidieron aplaudiendo de pie, felices de volver a ver a Venegas bajo esta capa tras tres años de ausencia.

Publicado en El Diario Vasco

Pablo Alborán: Fervorosa marejada

Intérpretes: Pablo Alborán (guitarra, piano, voz), Lolo Álvarez (guitarra), Jose Marín (guitarra), Manu Reina (Percusión). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 23/03/2022. Asistencia: lleno, unas 1800 personas.

Con el sonido del suave romper de las olas mientras extractos de canciones de famosas formaciones (Queen, Antonio Flores, María Jiménez) iban apareciendo y desapareciendo. Así nos recibió anoche Pablo Alborán, que volvía a su querida Donostia a presentar “Vértigo”, ese último lanzamiento que anda por donde andan ahora los discos de platino.

Lo de la “querida capital guipuzcoana” lo afirmó el propio cantante malagueño. “San Sebastián es una de las ciudades en las que me gustaría vivir”. Viendo su éxito no creo que la guía inmobiliaria le asuste mucho. Más tarde colaría aquí y allá la palabra “Donostia” para fervor de unos seguidores que saltaron como un resorte, aplaudieron al estilo jazz (en mitad de un tema o después de un momento a capela), cantaron, le llamaron “guapo” decenas de veces y convirtieron ‘Tu refugio’ en el instante más fotografiado/grabado de la actuación.

El autor llegó con las espaldas cubiertas: su concierto llevaba semanas sin tickets a la venta. Un evento del que destacaremos su sencillez. Comenzando por la escenografía de plataformas y cubos de paredes transparentes en cuyos laterales se fueron proyectando imágenes.

Alborán enfatizó su lado vocal desde el inicio acústico en solitario. Piano y guitarra se intercalaron desde “Hablemos de amor” para seguir sonando sedosos, siempre detrás de un tono cantor bien surfeado, en la arpegiada ‘Desencuentros’, ‘Ecos’, la oscura ‘Que siempre sea verano’ y el piano-bar de ‘Soy capaz’.

Con banda mantuvo el carácter calmado por más que se ampliara el número de instrumentos. Cubriendo en sus letras todo el Pantone amoroso, desde la triste oscuridad hasta la radiante luz de la pasión. Con gusto por el toque aflamencado – sin pasarse- y soltando ocasionalmente estribillos briosos (‘Dicen’), sinuosos detalles de bossanova (‘Seré’) y arrebatos casi rockeros (‘Llueve sobre mojado’) mientras promovía el baile agarrado (‘Perdóname’). Defendiendo las bondades de lo latino con piezas dignas de Ketama (‘La escalera’) y recordando a Manzanita (‘Sobreviviré’).

Publicado en El Diario Vasco

Film Symphony Orquestra: Música de cine

Intérpretes: 70 miembros de la Film Symphony Orquestra dirigidos por Constantino Martínez-Orts. Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 13/03/2022. Asistencia: unas 1200 personas

El domingo por la tarde es el momento de ver una película. Ayer la Film Symphony Orquestra nos propuso en el Kursaal ese plan enfocado desde otro punto de vista: el de las bandas sonoras. Fue un show palomitero repleto de romanticismo, entretenimiento y ramalazos espectaculares.

La noche estuvo dividida en dos actos y contó con un protagonista al que sobre todo le vimos la espalda. Pero cuando se giraba, el director Constantino Martínez-Orts demostraba ser un comunicador nato. Un creador risueño que en las presentaciones llenaba todo de detalles profanos y eruditos, explicaba lo que era una obertura, destripaba fragmentos de los films y hablaba de autores con gran pasión.

El espectáculo, de luces bien rockeras, recopiló en su lista piezas populares del cine y la televisión. Del segundo mundo ofrecieron la eterna sintonía de ‘El Equipo A’, el guiño a Star Wars con ‘The Mandalorian’ y extractos de ‘Los Bridgerton’. En lo dedicado al séptimo arte hubo mucha suite concentrando acordes emotivos (‘Polar Express’ de Alan Silvestri). Completado con instantes saltarines (‘Mucho ruido y pocas nueces’), pasajes de lenta emoción (‘Fascinación’), impulsos épicos (‘La conquista del Oeste’), mezclas oscuras (‘The Matrix’) y extractos que se podían tararear de memoria (‘El fabuloso mundo del circo’). En una vida en la que las pantallas cada vez son más pequeñas y los altavoces más cochambrosos fue un placer disfrutar de esas músicas en el auditorio donostiarra.

Publicado en El Diario Vasco