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Pablo Alborán: Fervorosa marejada

Intérpretes: Pablo Alborán (guitarra, piano, voz), Lolo Álvarez (guitarra), Jose Marín (guitarra), Manu Reina (Percusión). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 23/03/2022. Asistencia: lleno, unas 1800 personas.

Con el sonido del suave romper de las olas mientras extractos de canciones de famosas formaciones (Queen, Antonio Flores, María Jiménez) iban apareciendo y desapareciendo. Así nos recibió anoche Pablo Alborán, que volvía a su querida Donostia a presentar “Vértigo”, ese último lanzamiento que anda por donde andan ahora los discos de platino.

Lo de la “querida capital guipuzcoana” lo afirmó el propio cantante malagueño. “San Sebastián es una de las ciudades en las que me gustaría vivir”. Viendo su éxito no creo que la guía inmobiliaria le asuste mucho. Más tarde colaría aquí y allá la palabra “Donostia” para fervor de unos seguidores que saltaron como un resorte, aplaudieron al estilo jazz (en mitad de un tema o después de un momento a capela), cantaron, le llamaron “guapo” decenas de veces y convirtieron ‘Tu refugio’ en el instante más fotografiado/grabado de la actuación.

El autor llegó con las espaldas cubiertas: su concierto llevaba semanas sin tickets a la venta. Un evento del que destacaremos su sencillez. Comenzando por la escenografía de plataformas y cubos de paredes transparentes en cuyos laterales se fueron proyectando imágenes.

Alborán enfatizó su lado vocal desde el inicio acústico en solitario. Piano y guitarra se intercalaron desde “Hablemos de amor” para seguir sonando sedosos, siempre detrás de un tono cantor bien surfeado, en la arpegiada ‘Desencuentros’, ‘Ecos’, la oscura ‘Que siempre sea verano’ y el piano-bar de ‘Soy capaz’.

Con banda mantuvo el carácter calmado por más que se ampliara el número de instrumentos. Cubriendo en sus letras todo el Pantone amoroso, desde la triste oscuridad hasta la radiante luz de la pasión. Con gusto por el toque aflamencado – sin pasarse- y soltando ocasionalmente estribillos briosos (‘Dicen’), sinuosos detalles de bossanova (‘Seré’) y arrebatos casi rockeros (‘Llueve sobre mojado’) mientras promovía el baile agarrado (‘Perdóname’). Defendiendo las bondades de lo latino con piezas dignas de Ketama (‘La escalera’) y recordando a Manzanita (‘Sobreviviré’).

Publicado en El Diario Vasco
Publicado enCríticas de conciertos

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