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El Kanka: diversión improvisada

Intérpretes: Juan Gómez Canca “El Kanka” (voz, guitarra). Lugar: Intxaurrondo K.E. (Donostia). Día: 01-03-2024. Asistencia: lleno, unas 500 personas

¡Ay, la liturgia de los conciertos! Se compra el billete, se asiste al evento, se disfruta de la lista de canciones preestablecida, el autor se va, se pide “otra, otra”, vuelve, se acaba, se pasa por la tienda y a casa. Menos mal que, dentro de esa estructura consentida, en ocasiones hay espacio para las variaciones.

Como la que presenta El Kanka. A la entrada de la cita vasca varias chicas nos invitaron a escribir nuestra obra preferida del autor malagueño y depositar el voto en la urna allí presente. Quince de esos cartones garabateados conformarían más tarde la lista de canciones de la fecha guipuzcoana.

Lo explicó el autor en lo que denominó “las pautas del recital”. Metía la mano en la urna, sacaba un recuadro y tocaba la pieza. Hubo elecciones con hasta siete propuestas escritas y otras que se lo tomaron de manera más refrescante (“un katxi”, anotó alguien en su papiro).

Con diez minutos de retraso salió El Kanka acompañado de la guitarra española, su voz y una misión encomiable: utilizar esos elementos para encandilar al público. Sin efectismos. Con la fuerza del trovador, la cercanía de la tasca o la playa, la peligrosa ilusión de un enamorado y la alegría del canallita cortés. Ante un público fabuloso.

En Euskadi tendemos a convertir cualquier mínimo gesto de expresividad en algo milagroso. Que un auditorio se ponga en pie es comparable a llegar a la Luna. Las 500 personas del viernes se pasaron esa pantalla con creces. No ya por cantar todo lo que tuvieron a tiro. Es que en Intxaurrondo la gente coreó a la manera de una escolanía y silbaron las melodías de ‘Vengas cuando vengas’ como “en una fiesta de jilgueros” -palabra de El Kanka-.

A nivel creativo las composiciones fusionaron el pop, el flamenco, la bossa nova y lo latino/argentino con alegría. La misma felicidad que derrocharon sus letras, asentadas en las emociones y la vida diaria. Huyendo de ese mundo almibarado y fantasioso de los éxitos actuales.

Habló de preferir las esencias corporales a los perfumes (‘Por tu olor’), elevó el amor que incluye hasta las partes más rugosas (’Me gusta’), defendió la amistad entre colegas (‘Sabéis quienes sois’), el respeto (‘No jodan la marrana’) y la alegría de la pasión madrugadora (‘Después de esta mañana’). Viajando por el bello costumbrismo (‘O algo’), abrazando la polka (‘Lo mal que estoy y lo poco que me quejo’) y fusionando México con las danzas antiguas (‘Instrucciones para bailar un vals’). Los centenares de aplausos del cierre nos dibujaron un público satisfecho con el juego y encantado de la diversión y cercanía con las que el guitarrista les desborda en sus creaciones.

Publicado enCríticas de conciertos

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