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Mes: septiembre 2023

El Columpio Asesino: un tórrido final

La gira de despedida del grupo navarro llegaba a su querida Donostia (recuerden su “Ballenas muertas en San Sebastián”) con todo el papel vendido y mucha energía en un caldeado ambiente que gozó con el despliegue de personalidad y potencia.

La banda, bien completada con Iñigo Cabezafuego al bajo y Jaime Nieto al teclado, defendió el pop de guitarras, la fiereza del punk domesticado, la oscuridad más enfadada y la energía del rock de los años 90 en una lista llena de momentos álgidos. Desde las cimas de la popularidad (‘Toro’, ‘Ye Ye Yee’) hasta los valles más azuzados, los pamplonicas desplegaron una fuerza inconmensurable.

Con momentos pétreos a los que tanto les deben los posteriores León Benavente (‘Babel’, ‘Susúrrame’), pasajes casi nuevaoleros (‘La lombriz en tu cuello’), caídas secas (‘Escalofrío’), finales preciosos (‘A la espalda del mar’), modernetes aires disco (‘Huir’), minutos policíacos (‘El Evangelista’), toques pop (‘Perlas’) y golpes germánicos (‘Edad legal’). Una noche que nos regaló el ‘Vamos’ de sus adorados Pixies y en la que sudamos hasta sentados. Solo falto el ‘Pobre de mí’ en una sala que disfrutó del último baile de una banda que lo deja sin fisuras.

Boga Boga Festibala: cuando el envoltorio es la primera parte atractiva del regalo…

Donostia es famosa por sus localizaciones naturales. Lo primero y más visible, palpable y refrescante son sus playas. Y en una de ellas, en el chiringuito de Ondarreta, ha situado el festival Boga Boga su escenario gratuito más relevante. Un espacio en el que los sonidos underground más actuales se han colado entre los toldos y las toallas y que se cierra hoy con las actuaciones de Brava, Hofe x 4:40, J Martina y Margarita Quebrada.

No contentos con eso, los promotores de este nuevo certamen han buscado aprovecharse de otros bellos emplazamientos. En la jornada del viernes en el Palacio Miramar destacaron los vascos Belako y la fiesta final de La Femme. Esperemos que la propuesta de este BBF y otras reuniones culturales como Glad Is The Day y Musika Parkean aumenten el uso festivo de estos refugios climáticos verdes.

La itinerancia del Boga Boga siguió el sábado en el Museo Chillida Leku. El gran parque de árboles y obras de Eduardo Chillida ofreció un envoltorio muy especial a las creaciones de Verde Prato, Anari y la californiana Julieta Venegas.

Las composiciones de Verde Prato fueron una gasa para la escultura, una niebla invisible que fue poco a poco posándose en el descampado. Como si fuera el mensaje de la llegada de unas meigas escondidas en el hayedo situado tras el escenario. La tolosarra se mostró encantada de actuar “en este paraje tan maravilloso”, adecuando su vestuario para la ocasión.

Sigue siendo única a la hora de mezclar elementos. Acerca temas de Kortatu a los tugurios berlineses. Elabora melodías de lúgubre cabaret francés a las que su voz, un lujo de la calma, dota de cierto optimismo. Evocadora, con una tono suave que sube y baja por las escalas con sinuosa cortesía, casi susurrante y bien surtida de eco. Empleando el teclado y los pregrabados de forma espaciada y sencilla.

Uniendo elementos latinos con nanas y piezas de vals. Montando temas de despedida marítima a las que suma tensión rítmica. Cerrando la velada con un anticlimax precioso, como solo lo hacen las artistas que confían en sus partituras. En un enfoque muy cercano al de Kate Bush y el resto de ahijadas modernas, su propuesta sigue siendo de lo más interesante del panorama actual.

Tampoco parece, en apariencia, Anari Alberdi muy amiga de los cambios. En cuanto pilla una progresión de acordes que le gusta rara es la vez que la cambia dentro de una pieza. Pero su valor es brincar sobre ella con los músicos que le acompañan. Subir y bajar en la intensidad, crear estupendos colchones para esas letras de macrojuicios emocionales, relaciones personales, ansiolíticos de lujosa carga poética. Ahí, ahí sí es una jefa – y unos jefes sus compinches-.

Ayer ofrecieron unas partituras que se pueden ubicar en algún melancólico punto entre Neil Young, Patti Smith y los Tindersticks. Uniéndose al peso del acero y granito monumental de la explanada, llevándolo a unas melodías que pesan en el aire, que caen lentas sobre nuestras cabezas como el calor irreal de estos días. Los rayos y centellas que vimos a lo lejos solo aumentaron la épica del un concierto que fue tal y como lo anunció su autora al comienzo del mismo: “breve y precioso”.

Julieta Venegas levantó los traseros hasta entonces sentados sobre toallas y aislantes y acercó a los espectadores a las primeras filas. La urgencia de este texto nos impidió disfrutar de toda su actuación aunque los que escuchamos fue bien elegante: funky con detalles orquestales, piezas de moderno corte latino, pop de tendencia risueña y R´n´B de querencia norteamericana.

Boga Boga Festibala: remando en la buena dirección

Belako y Panda Bear & Sonic Boom fueron las propuestas más interesantes de la populosa jornada del festival Boga Boga

De las cenizas del Kutxa Kultur Festibala, el certamen indie que se celebraba en el Monte Igeldo, llega estos días a Donostia el Boga Boga Festival. Un proyecto que lanzaba ayer sus primeras grandes propuestas en la playa de Ondarreta. Sobre su arena se desfogaron los seguidores de las bandas Dharmacide, Irenegarry y Simona. Aunque la primera gran cita de los “Bogabogers” se iba a realizar en el Palacio de Miramar, escenario que recogía en enfoque cuqui del Parque de Atracciones “vintage” de Igeldo.

La tacada, ésta de pago, comenzó con la actuación de Pongo. Un trío femenino que puso en danza a los asistentes con sus ritmos africanos cantados en portugués. Acercándose a la música urbana e invitando a bailarines profesionales (y otros sacados del público) a la hora de completar la fiesta. En ese entrenador de fútbol que todos tenemos dentro muchos comentaban que mejor bailarlas a las tres de la mañana.

Quiso la suerte que Belako tocara en Donostia el día que se publicaba su último trabajo, ‘Sigo Regando’. La banda vasca es una de las de mayor proyección musical, con giras por medio mundo. Un combo que ha hecho de la defensa de la oscuridad y los tonos graves (fue fácil acordarse de Siouxsie ayer) su razón de ser. Con fuerza juvenil, descaro, rabia punk e impacto. Encontrando la pegada en una canciones que, salvo alguna cosa, lograron su objetivo y encandilaron al personal que menos despistado andaba.

La posterior actuación de Panda Bear y Sonic Boom fue la delicia del festival. El pequeño lujo para los musiqueros que peleaban ante el evento social – más de 1000 entradas vendidas- escuchando las canciones de ‘Reset’, el disco que han sacado estos dos autores de gran poso musical.

La magnífica voz del Panda flotaba entre “samplers” ajenos reconstruidos para la ocasión en evocadores temas repetitivos. Un bombón sonoro que picó de Beach Boys, lo latino y el pop de los años sesenta para reconstruirse de manera romántica y feliz. Al cierre de este texto el combo francés La Femme comenzaba a cerrar la jornada palaciega con una mezcla de sonidos franco-españoles que disparó los ánimos de los presentes.

El festival continúa hoy con los eventos playeros gratuitos, programación de tarde en la que destaca la presencia de Lukiek y el techno-jaleo pop de Joe Crepúsculo. En la rama “paganini” (45 euros) encontrarán la cita en el Museo Chillida-Leku de tres autoras de irresistible atractivo creativo: Verde Prato, Anari y Julieta Venegas.