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Mes: febrero 2021

Gatibu: un batido festivo

Intérpretes: Alex Sardui (voz), Haimar Arejita (guitarra), Mikel Caballero (bajo), Gaizka Salazar (batería), Aitor Lacalle Laka (guitarra). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 25/02/2021. Asistemcia: lleno, unas 400 personas. Duración: 90 minutos

Celebrando los veinte años de existencia la banda Gatibu acercó su variada y jubilosa propuesta a un Victoria Eugenia lleno para la ocasión. El grupo salió en tromba, con un generoso volumen, ofreciendo sus mejores momentos en la primera sección. “Musikak salbatuko gaitu” llegó enérgica, “Egurre emon” sonó directa con ese bajo quemado y “Zure Bila” fue la guinda del pastel. Un corte que aunó electrónica, funky digno del programa “Aplauso” y un estribillo discotequero.

El resto del concierto despachó los estribillos potentes marca de la casa (“Zeu Zeu”) con gotas de rap (“Zure ahoan lore bat”) y temas de cantar con el vaso en alto mirándose a los ojos (“Egunero”). A remarcar el pop inmediato a lo The Strokes (“Bixotzetik”, “Euritan dantzan”), los homenajes al pasajero de Iggy Pop (“Pailazo”), los ramalazos latinos (“Ez naiz makurtuko”) y esos bailes a lo John Travolta (“Bang Bang”).

Sobre todos ellos se contoneó Alex Sardui. Siempre seguro en el micro, su particular gambeteo animó, jaleó y elevó la noche. No llegará a bailarín de Madonna, pero evocar uno de sus bailes en un vídeo de Tik-Tok cuenta como ejercicio severo para más de uno de nosotros.

Para todo el surimi que nos hemos tragado en el “mainstream” peninsular lo de ayer de Gatibu fue un popular y fabuloso batido de autor. Una mezcla de elementos diversa y muy contagiosa que no perdió de vista en ningún momento la diversión. No duden en colocarles en el top de bandas de Euskadi. Tienen tirón, calidad y espectáculo para ello.

Publicado en El Diario Vasco

Ricardo Lezón: un bálsamo brillante

Intérpretes: Ricardo Lezón (guitarra, voz), Jaime Arteche (guitarra, teclado). Lugar: Kutxa Kultur Kluba (Tabakalera, Donostia). Día: 20/02/2021. Asistencia: lleno, unas 70 personas

El getxotarra Ricardo Lezón, principal compositor del grupo McEnroe, llegaba ayer a Donostia en formato de “concierto-encuentro”. El autor vizcaíno dejó claro desde el principio que la sección parlada iba a ser la más complicada (“que soy del norte, hombre”). Y estructuró su velada de forma cronológica, tocando las canciones según su fecha de publicación.

En “Ahora” nos volvió a chocar, como siempre, la diferencia entre su suave hablar y la particular forma de cantar. Tan caída al final de la frase, tan grave y profunda. “Mi Vietnam” nos recordó a los Tindertsicks mientras veíamos como un acierto que una guitarra española, suave en su salida, acompañara los cantares. Hubo momentos simpáticos como cuando afirmó que, debido a su estilo musical, les llamaban los “cortavenas” cuando para ellos juntarse y hacer música “siempre ha sido algo muy feliz”.

El tema “La cara noroeste” llegó frenada, espaciada. Brillante como siempre. “Rugen las flores” fue un sol digno de Jonathan Richman. Una rareza dentro de estas canciones de amor construidas sobre acordes de corazones rotos. “Gracia” demostró que los artistas saben sacar chispas de las calabazas amorosas. “Lobos” tuvo un chorrito de The Shins y otra gota de Bright Eyes. “Arena y Romero” se degustó como una golosina de estrofas descuadradas. Y “Rayo de luz” cerró el encuentro con unas melodías que le emparejaron con Nacho Umbert. Pudo haber sido más corto (fueron 75 minutos). No importó tanto. La sensación de escuchar a Lezón cantando es un bálsamo que conforta y sacia siempre, sea cual sea el minutaje.

Publicado en El Diario Vasco

Anne Etchegoyen: cercano y gozoso

Intérpretes: Anne Etchegoyen (voz), Antonio Jimenez (guitarra), Renan Mazeas (guitarra). Lugar: Centro Cultural Lugaritz (Donostia). Día: 19/02/2021. Asistencia: lleno, unas 100 personas.

Cerrados como están los teatros de Iparralde, Anne Etchegoyen llegó con ganas a su cita donostiarra. De su maleta brotaron cortes emocionales, contestatarios y familiares. “Emakume aske bat” e “Ixilik” fusionaron el folk de Lourdes Iriondo con la “chanson” francesa. “Seaska kanta” fue una cautivadora nana. “Ttipi Ttapa” llegó feliz. En ese punto comenzaron los guiños al público en forma de “cantad aquí” o “silbad allá”. La gente respondió encantada. Y mira que eran difíciles algunos requiebros…

“Lau haizetara” se arrimó al folk norteamericano. La clásica “Maite” de Luis Mariano nos permitió disfrutar del acierto de llevar a un guitarrista flamenco como Antonio Jimenez para que navegue por el folk y el pop. Sus rumberos paseos por las cuerdas irrumpían en las canciones con gozosa alegría.

“Cita conmigo” y “Buen camino” fueron piezas dedicadas al Camino de Santiago. La primera llenó de espiritualidad al segundo guitarra, quien comenzó a despertar tras una dispersa primera parte del concierto. En “Pachamana” Anne le cantó a la Madre Tierra sin visos de charla de herboristería. El “No pasarán” dedicado a Dolores Ibarruri sonó algo épica. “Txoria Txori” de Mikel Laboa y el “Gracias a la vida” de Violeta Parra cerraron una noche de tonos cercanos y suaves voces.

Publicado en El Diario Vasco

Olatz Salvador: la fascinante calma

Intérpretes: Olatz Salvador (guitarra, voz), Ander Zulaika (batería), Jagoba Salvador (bajo), Mattin Saldias (guitarra) e invitados. Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 07/2/2021. Asistencia: lleno, unas 400 personas.

Solemos tender a asociar la cultura con su resultado: una fama, popularidad o relevancia que viene de los miles de visionados de un vídeo o los clicks que recibimos en nuestras redes sociales. Pero la cultura no es, o no debería, ser eso. La creación debe ser el origen de todos esos resultados. Y así, ya hagas pop rabiosamente comercial o pop de habitación, lo importante es el camino que tu elijas. “Gero gerokoak” (“Luego Dios dirá”), que se dice en euskera.

Olatz Salvador lo tiene claro, y de paso te llena el Victoria Eugenia. En el concierto de ayer demostró que ha superado el cajón del pop-rock y ahora corre por un sendero atractivo que sorprende y atrapa. Con gotas de electrónica, secciones pregrabadas (precioso su homenaje a la malograda Gata Cattana titulado “Eskuekin”) colaboraciones en castellano – Olatz canta en euskera- y canciones tranquilas.

Dentro de esa calma relativa su voz se erige dulce y potente, tan libre que se permite correr más que lo que le pide la estrofa (“Eraman nazazu”). Expresiva hasta permitirse alejar varios palmos el micrófono de su boca (“Lokarriak”).

Claro que tiene temas que pueden considerarse “hits” a la vieja usanza (“Hiria”,”Zintzilik”, la veraniega “Gelditu hor”). Pero es en esa otra tierra media, la que puebla el concierto, donde se disfruta de la belleza. El sosiego se empapa de blues (“Betileekin”), jazz (la casi nana “Ba hori”) o los guiños guitarreros a U2 (“Sustraiak”).

De las variadas colaboraciones destacaremos el vitalismo de Gartxot Urtxain, que llegó “unchained” (desencadenado) de alegría al escenario, el nervio sureño de La Mare en “Mareak” y la emotividad que Garazi Esnaola supo imprimirle a la emocionante “Ez garen gu”. “Está super guay hau”, dijo un joven en los pasillos. Y la frase nos vale como certera conclusión.

Publicado en El Diario Vasco