Interpretes: Amorante (guitarra, teclado, corneta, voz), Verde Prato (teclado, voz). Lugar: Centro Cultural Niessen (Rentería). Fecha: 07/01/2021. Asistencia: lleno, unas 130 personas
Fabuloso el cartel doble de ayer en Rentería, a cargo de dos de las lanzas creativas más fascinantes de nuestro panorama musical. Arrancó Verde Prato, autora que desnudó los estilos. La tolosarra reconstruyó el “Agurra” de Lourdes Iriondo con una gota de folk inglés y una voz de reverberación cavernosa. Similar suerte corrió el carnavalesco “Galtza Haundi”, pieza que consiguió llevar al dramatismo. Nos invitó a tararear y silbar (“Anaien Kanta”) y no le hizo ascos a los aires modernos (“Neskaren Kanta”). Su emocionante entonar, en el que apenas se distinguían las sílabas, pareció hecho para contarnos y cantarnos secretos.
El segundo tiempo del partido le correspondió a Amorante. Rodeado de instrumentos y cachivaches – parecía John Lee Hooker sentado en el brocante de Ahetze-, comenzó tocando en la platea para después ofrecer un pasaje de duelo (“Condor”) y oscurecerse en “Kanposantuko banketea”. Antes, durante y después de esos cortes sonaron cornetas, teclados y voces rockeras o aflamencadas. Tonos vocales casi siempre tratados y juguetones. Una explosión caleidoscópica muy trabajada y abierta.
En “Hairu” mezcló el rap con el jazz más loco. Se puso cariñoso en “Juliana”. Recuperó el clásico ”La llorona”. Disfrutó e hizo disfrutar con “Manuela”. Y se destapó en piezas divertidas como “Ay, Carmelo” y un “Parisera joan nintzen” cantado en “perfecto euskañol”, como apuntó el autor vasco. Amorante y Verde Prato ofrecieron, cada uno a su manera, un ejemplo de la buena salud de la que goza nuestro pop menos encorsetado.