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Ketama: bendita locura

Intérpretes: Ketama. Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 16 marzo 2019. Asistencia: Lleno, unas 1000 personas.

Catorce años después de su separación Ketama ha vuelto a los escenarios en una gira que anoche pisaba suelo donostiarra con todo el taquillaje disponible vendido. Antonio Carmona asomó en al escenario por uno de los laterales del auditorio mientras sus compadres Juan José Carmona Amaya, José Miguel Carmona y una tremenda banda que incluía un saxofonista, un trompetista, coristas, un pianista y distintos percursionistas le esperaban sobre las tablas. Porque esta gira llamada “No estamos locos” también es “No somos low cost”, y puestos a recuperar las canciones mejor que sea con todo lujo de detalles.

Con una escenografía sencilla pero efectiva la parranda arrancó con la ligeramente brasileña “Karta canción” y una bien trompeteada “Ne Bi Fe”. La corta sección de viento sonó fantástica durante toda la noche. La callejera “Borrachera” y la vital “Cara Bonita”, con un Antonio Carmona lleno de dinamismo y alegría, siguieron con la fiesta. “Flor de Lis” y su cadencioso vaivén nos llevó a la primera de las sorpresas de la noche. Yoni Camacho, cantante de los vascos Sonakay, subió al escenario a cantar en un perfecto euskera el “Se dejaba llevar” de Antonio Vega. Olé y olé.

No fue el único guiño cariñoso a nuestra tierra. La gastro-dedicatoria habitual fue una de las más originales escuchadas por estos lares, e incluyó la frase “Andoni Aduriz y Juan Mari Arzak son los Paco de Lucía y Camarón de aquí”. Reseñable fue también la ofrenda al bajista vitoriano José Agustín Gereñu, presente en la sala.

Todo estaba dispuesto para la felicidad, la alegría y la diversión de ese flamenco que viaja a Cuba con la chaqueta de Miami Sound Machine (“Loko de amor”) y baila como si estuviera en una boda a las dos de la mañana. Hasta los medios tiempos como “Mencanta” fueron chutes de energía. Hubo palmas y voces por doquier, solos aquí y allá. Y espacio para obras de los autores en solitario (“Dame luz” de Antonio, la setentera “Tangroove” de José Miguel), cubanismos de tomo y lomo (“Vente pa Madrid”) y elegantes pasajes instrumentales de toques arabescos (“La Cuesta La Cava”)

En total fueron noventa minutos que se pasaron en un vuelo y acabaron con “No estamos locos” y un “La lalala (que vuelve Ketama)” en el que salieron a bailotear hasta los miembros de Sonakay. Es probable que a Ketama la vida moderna les haya pasado por la derecha y por la izquierda, con bandas que han actualizado sus aciertos. Pero su show sigue siendo fantástico para el disfrute.

Publicado enCríticas de conciertos

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