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Musikagela Fest: Tórrida fiesta de fin de curso

La idea de montar actividades en los parques siempre es un acierto. El plan de unir música, suelo mullido y reuniones de amigos no suele fallar nunca. El Jardín de la Memoria situado en Riberas de Loiola fue el escenario de la primera edición de este Musikagela Fest coordinado por la propuesta municipal Musikagela. Un servicio público que apoya a los grupos de la ciudad con locales de ensayo, conciertos y cursos especializados.

El evento comenzó sobre las once de la mañana con una clase práctica de “beatboxing”, la recreación de patrones rítmicos y sonidos musicales usando sólo la boca, los labios y las cuerdas vocales. Los niños y sus padres atendieron encantados las explicaciones de Orodreth, un “beatboxer” de Barakaldo. La clase acabó con un divertido juego en el que los más pequeños fueron añadiendo y solapando sonidos de animales realizados por ellos mismos.

Cerca, bajo unas sombrillas, se arremolinaban otros nenes en un taller de dibujo de inspiración rockera. A su vera los mayores buscaban un quitasol. El parque no se caracteriza por ser un lugar frondoso y el día había amanecido tórrido a rabiar.

El espacio de conciertos se encontraba en la vaguada del pequeño recinto. La solicitud vecinal de que el “Jardín” tuviera usos ociosos comenzó teniendo respuesta en el evento Olatu Talka y ahora como ventana de lo que hacen nuestras formaciones noveles.

Bandas locales como los jóvenes “grunges” Tenpera -ojo a estos, darán que hablar-, el dúo Physis vs Pelax o los ya curtidos Premodernos expusieron sus melodías sobre un escenario bien amplio y mejor montado. “Tratamos a pequeños y grandes de la misma manera. Les pagamos y les damos de alta en la Seguridad Social este día”, nos contaba Jon Aizpurua, director de Acción Cultural de Donostia Kultura, mientras definía este festival como un ejemplo más de su apoyo a la cultura de base.

Bebidas y comidas contaron con su correspondiente stand en una explanada que reunió un ambiente familiar. Los refrescos gastaban precios populares. Y la ya típica furgoneta de Street Food ofrecía emparedados bien atípicos. Les pongo un ejemplo, el Grana Padano Dog: un bocata de salchicha con ali oli, patatas y “velo de queso padano”.

Los nombres del cartel fueron ganando relevancia con el paso de los minutos. En palabras de Eugenio Rubio, miembro de la entidad colaboradora Buenawista Prolleckziom’s, “hemos buscado combos de calidad que, por alguna razón, no tienen la fama que deberían”. Los madrileños Anaut hicieron gala de esa etiqueta. El cuarteto ofreció un set soberbio. Su blues-pop-funk derrochó elegancia y calidad por todos los poros. La tarde vería el discurrir de autores más paseados, con el donostiarra Javier Sun y su pop clásico de corte “Mod” y la actuación de Dani Nel.Lo (soplador del grupo Los Rebeldes) y los Saxofonistas Salvajes como actos más reseñables.

Publicado enCríticas de conciertosReportajes

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